Con el tema ¿cómo me preparó el colegio para la sociedad? esta semana se organizó en una Unidad Educativa un conversatorio con tres ex alumnos de tres Promociones diferentes: Oscar, Xavier y Alfredo. Hoy cada uno de los panelistas goza de fama, prestigio, ciertas comodidades fruto de su trabajo y esfuerzo. Entre sus expresiones fueron claros y francos.
El Colegio no me dio toda la formación que yo necesitaba para enfrentarme a la Universidad ni a la sociedad, pero me dejó las inquietudes necesarias para seguir buscando la verdad y la realización humana plena de la vida, aquella que me ayudará a ser feliz. Esta realización se encuentra en el servicio a los demás, en el aprender a ser agradecido y en el devolver a la sociedad lo que me ha dado para que hoy yo llegue a ser lo que soy: un abuelo feliz, un empresario exitoso, un productor de ideas. Verdaderamente a un Colegio jesuita se entra para aprender y se sale para servir.
Las familias, el Estado y la sociedad en general caen a menudo en el erróneo concepto de pensar que los Colegios deben dar la solución a los males de esta sociedad, que la vemos desquebrajada por todos lados. Entre los ideólogos de la educación es común escuchar frases bellas de cómo piensan y sienten debe ser esta, aquí algunas:
– “La educación es el futuro de la humanidad”.
– “La educación encierra un tesoro”.
– “La educación es el factor del desarrollo”.
– “La educación es la socialización primera de la cultura y los valores patrios”.
Muchos de estos ideólogos de la educación tienen el paradigma empresarial detrás en su comprensión de lo que es un centro educativo, sin evaluar a profundidad que hay un input, un material de entrada – los alumnos –, hay unos procesos de producción que deben tener indicadores de calidad y certificaciones internacionales para saber que estamos por el buen camino, y hay un output, un producto final que sale de dichos procesos e intercambios entre profesores y alumnos, entre expertos y aprendices.
Nos olvidamos que la materia con la que se trabaja en educación es compleja, es misteriosa, no termina de conocerse, es sorprendente puede dar más de lo que sabemos o puede estancarse o deteriorarse más de lo que imaginamos.
El amor y la libertad son la pista de una verdadera enseñanza. Éstas inician en la escuela y nunca acaban, son recursos inagotables cuya fuente es para quienes tenemos fe, el Dios amor, fuente de vida y dignidad. Por eso, lo que deja un colegio católico y jesuita – como cualquier colegio laico o religioso – es saber sembrar las semillas del verdadero desarrollo humano y social, es dejar inquietudes más que respuestas, cómo dejar huellas de los valores reales y concretos que nos hacen humanos y mejores, el respeto a las personas, el servicio como concreción de un aprendizaje y la trascendencia que se expresa en la gratuidad de hacer el bien, de ir más allá de relaciones mercantiles a relaciones creativas y hermanas, a dejar este mundo un poquito mejor que lo que lo encontramos.
El ejemplo de Oscar, Xavier y Alfredo nos mueven a seguir formando sabiendo que es cierto que la educación encierra un tesoro. Sin embargo, ese tesoro puede quedar encerrado o ser arrebatado y prostituido si:
No deja las inquietudes claras de unir razón y corazón en el saber qué hacer con el conocimiento.
No dejar convicciones que el aprendizaje es para toda la vida y que en cualquier momento puede producir ideas brillantes o inútiles.
No sabes encontrar el sentido de la vida y de lo que hace feliz a una persona y a una sociedad.
La convicción que el amor y la libertad es lo más importante que debemos conquistar, conquistándonos a nosotros mismos. Los testimonios de sus vidas avalan sus palabras. Uno de ellos preside una enorme obra social; otro, cuando era Congresista, elaboró leyes para el bien de todos: y otro con programas sociales desde su empresa. Por eso, Alfredo nos decía: “Las ideas son poderosas, pero las convicciones invencibles”.
PARA PENSAR:
¿QUÉ DEJA UN BUEN COLEGIO AL TERMINAR SU ETAPA?
Más inquietudes que respuestas, inquietudes que ayuden a seguir buscando la verdad.
¿QUÉ ES LO QUE MAS MARCA LA VIDA EN UN BUEN COLEGIO?
Las experiencias de servicio por los que más necesitan.
¿CUÁL ES LA CARACTERÍSTICA DE SALIDA DE UN BUEN ESTUDIANTE?
Sus convicciones más que sus ideas.