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¿Cerrar y abrir puertas?


¿Qué queremos celebrar al finalizar un año y al comienzo de otro? Lo único cierto que la vida me ha enseñado, y lo expresa muy bien el poeta indio Rabindranath Tagore, es que ‘‘si cierras la puerta a todos los errores, también la verdad se quedará afuera’’.

Con el 2016 cerraremos alguna o algunas puertas de nuestras experiencias, permitiendo así a que se abran otras. Sin embargo, no debemos cerrarlas todas. Tuvimos heridas, frustraciones, tanto a nivel personal, como a nivel local, nacional, regional y mundial. Sin duda fue un año violento y destructor, no obstante se abrió una puerta: la solidaridad de mucha gente ante el dolor humano. Es cierto, no llegamos a las estructuras ni centros de poder, estos no desean cambiar. Pero, por más que la capa de cemento de muchas carreteras o patios traseros sean gruesas, suele surgir un tallo frágil y verde que traspasa esa dureza. Es el junquillo, es señal que la vida surge en medio de la muerte, que la esperanza es lo último que se pierde y que las experiencias negativas – envidias, mediocridades, falsedades, hipocresía, amores que terminan, que no se consolidan – no aplastan lo mejor del ser humano y su naturaleza. Un sabio lo dijo con claridad si quieres lograr tu verdadera naturaleza, debes tener una Gran Fe, un Gran Valor, una gran Duda (Seung Sahn).

Fe, Valor y Dudas albergaron el corazón de María y José, no sólo en el momento de la concepción del Divino Niño, sino de su maduración como humano, y es lo humano que venía a salvar lo que demostró lo peor de su condición. Sin embargo, no se amedrentaron: ‘‘Cuando los dejaron los ángeles para irse al cielo, los pastores empezaron a decirse unos a otros: -Vamos derechos a Belén a ver eso que ha pasado y que nos ha comunicado el Señor. Fueron a toda prisa y encontraron a María y José, y al niño recostado en un pesebre. Al verlo, les comunicaron las palabras que les habían dicho acerca del niño. Todos los que lo oyeron quedaron ADMIRADOS de lo que decían los pastores. María, por su parte, MEDITABA todo en su corazón. Los pastores se volvieron glorificando y alabando a Dios por todo lo que habían visto y oído, tal y como les habían dicho’’ (Lc 2: 16-20).

La gente sencilla que está abierta a la novedad de la vida, sabe esperar a pesar de todo, no se cree ni ‘‘sabia ni entendida’’ (Mt 11:25), sino camina en la verdad codo a codo con los que luchan por salir adelante a pesar de la dureza de la realidad. Esa gente nos enseña – en este caso los pastores – que la ACTITUD FUNDAMENTAL para encontrar aquello que da sentido es la ADMIRACIÓN. Esto tan sencillo fue fundamental después para el pensamiento griego; es el principio de búsqueda del porqué de las cosas, de encontrar la verdad. Un saber cerrar puertas, etapas y años por verse cumplida la promesa, la palabra dada. No toda puerta se debe cerrar, hay que cosas que deben madurar, procesarse. María además de admirarse de tamaño acontecimiento, Dios en lo Humano y lo humano capaz de trascender, MEDITA, que es la actitud de ponderar y valorar la sorpresa de la vida, es un abrir puertas al proyecto de Dios, a los nuevos desafíos, a la esperanza forjada en la dura realidad.

Admirar y meditar es cerrar y abrir puertas, cerrar y abrir un año; es haber realizado sueños y comenzar nuevos proyectos, en este caso el Sueño de Dios, su Creación que desea salvar, que cuando la hizo fue un capítulo concluido. La maldad y torpeza humana la estropean. Dios no cierra jamás las puertas de su corazón y de su misericordia, por ello las abrió en el corazón meditativo de María. Allí la esperanza humana abrió las puertas a la novedad el proyecto de Jesús: hacernos hermanos mediante lo humano. Por ello la actitud permanente de quien sabe abrir y cerrar puertas es la misma que la de los pastores: ALABAR Y GLORIFICAR A DIOS.

Estamos hechos para la alegría y sólo allí alabamos al Creador, cuando valoramos la vida, la amistad, la sencillez y nos damos una nueva oportunidad. El éxito es seguro si seguimos el camino de los pastores y de María: Admirar, Meditar, Alabar. Tres actitudes para comenzar un nuevo año y dar gracias por el que termina.

¡Feliz 2017!

PARA PENSAR:

¿QUÉ QUEREMOS DECIR CUANDO FESTEJAMOS UN AÑO NUEVO?

Que debemos cerrar puertas y abrir otras.

¿QUÉ PUERTAS DEBEMOS CERRAR Y ABRIR?

No cerrar todas, dejemos abiertas las que tienen que madurar y procesar. Abramos la esperanza.

¿QUÉ ACTITUDES FUNDAMENTALES DEBEMOS TENER AL COMENZAR?

Admiración, Meditación y Alabanza.

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