Una profesora no podía entender el cambio profundo que se realizó en un colegio de “solo varones” a una Unidad Educativa de “hombres y mujeres”.
Hasta cierto punto, su espanto estaba en la gran diferencia que veía entre el comportamiento de solo chicos y de solo chicas. Cuando eran “solo varones” había mucho más compañerismo entre ellos, se sobreprotegían más. Ahora se relacionan con temor, viendo cómo entre ellos, chicos y chicas, se faltan el respeto, se tienen envidia. Cuando era profesora de “solo varones” y ella se equivocaba en poner una nota, y le reclamaban, un compañero jamás se comparaba con otro. Ahora, no le dejan pasar ni una falla: “¿por qué al otro le puso mejor nota que a mí en el deber?”.
Varias cosas nos puede decir la anécdota anterior, pero si la profesora concluye que era mejor el dar clase “a solo varones” las consecuencias son penosas:
- ¿Para qué sociedad se formaba a los “solo varones”?
- ¿Acaso “los varones venían al mundo por sí solos o el mundo es de solo “varones”?.
Entender qué sociedad queremos construir es la clave de una educación que ayude al joven, hombre o mujer a encontrar sentido no solo a sus estudios, sino a la vida. Y si un adulto no lo sabe trasmitir no le echemos la culpa de los males de nuestra sociedad ni a los demonios, ni a los políticos, que antes eran “solo varones”.
¿Cómo acompañar a un joven, hombre o mujer a crecer?
La respuesta a esta pregunta dependerá del valor que se dé a la educación y la profesión más valiosa del mundo ser padre o madre, ser educador. El futuro será lo que vayamos construyendo
en el día a día. Para cambiar las cosas hemos venido reflexionando en este tiempo de adviento donde necesitamos concretar las acciones de cinco verbos que nos invitan a transmitir lo que sentimos, creemos y pensamos, siguiendo los consejos del Papa Francisco para cambiar la Iglesia, estos verbos son primerear, involucrarse, ACOMPAÑAR, fructificar, festejar (La Alegría del Evangelio. N. 24).
Acompañar a los chicos a respetarse, quererse, saber ayudarse, a motivarlos a pensar y ser críticos es formarlos, es cuidarlos y es apostar por el futuro haciendo realidad lo que queremos, sabiendo que la paciencia y la espera a que den sus frutos en su debido tiempo solo se hace con esa capacidad de aguante y de creatividad para superar las adversidades que tiene un padre/madre de verdad, como buen educador que es. Esto mismo lo tendrá un profesional de la educación que trabaja no solo por el sueldo sino por un sueño, un proyecto: una sociedad que nos permita a todos vivir bien en armonía con la naturaleza, nuestra casa común y sobre todo con los otros. Y esto solo se hará estando juntos, no separados, pero requerirá de saber estar al lado de ellos en sus procesos muchas veces duros y prolongados. El acompañar, entonces, es la mejor forma de amar.
Recordemos aquel proverbio de la sabiduría oriental, que nos puede ayudar a entender nuestro proyecto de ser educador, de ser formadores de personas:
“Si haces planes para un año, siembra arroz. Si lo haces por dos lustros, planta árboles. Si lo haces para toda la vida, educa a una persona”.
Por
Fabro, SJ
PARA PENSAR
¿Por qué existieron y existen centros educativos de solo varones o solo mujeres?
Tal vez porque no sabemos vivir juntos o nos tenemos miedo.
¿Cómo educar a chicos juntos?
No solo fomentando el pensar críticos, sino ACOMPAÑANDO SU CRECIMIENTO
¿Qué es el acompañar?
La mejor forma de amar.