Una de las tareas que tenemos los educadores es educar a los niños y jóvenes que los padres de familia y la sociedad nos han confiado. Es cierto, el objetivo principal es enseñarles a desarrollar ‘‘habilidades y destrezas que les permitirán tener las competencias necesarias para la vida’’. Esto suena a una declaración forzada de principios, en ello nos movemos los docentes hoy, a eso se llama profesionalismo. Entonces ¿Dónde quedó el amor en nuestra profesión, planificaciones e indicadores? Esa es la pregunta que intentamos aclarar, sin caer en conceptos o falsas ideas o las típicas hipocresías de frases bonitas.
Nuestra tarea como parte de la red de colegios jesuitas es educar en el Amor puesto que sin amor es imposible enseñar, preparar una clase, actualizarse con las nuevas metodologías de la enseñanza y aprendizaje, conocer las nuevas teorías que las iluminan y ayudan a entender al ser humano, como el desarrollo de la neurociencia, neurolingüística, psicología social, humanista y organizacional.
Partiendo de lo anterior expuesto, aclaremos entonces ¿Qué es lo que nos ayuda a educar en el Amor? ¿La teoría o la práctica? La respuesta sería la práctica por su puesto, pero una práctica iluminada por la experiencia, en donde la reflexión de lo que hacemos, hemos hecho, de lo que vivimos y hemos vivido, nos ayuda a entender la vida y la tarea de educar con amor, permitiéndonos llegar a nuestro lema de ‘‘Liderando en el Amor’’.
Educar en el amor por tanto es imposible hacerlo si yo no he vivido lo que eso significa. No venimos al mundo por azar o por una casualidad, llegamos por el amor infinito de Dios y de nuestros padres, especialmente el de nuestra madre que incluso aunque no hayamos estado planificados en su futuro toma la decisión de traernos al mundo en su máxima expresión de amor asumiendo el desafío de la vida, de un nuevo ser como proyecto que tendrá que cuidar, criar, educar y para ello hará lo necesario para sacarlo adelante. Eso es amor real, desde una experiencia concreta, pero reflexionada, donde asume el riesgo, en donde se embarca en una aventura.
La mejor forma de educar en el amor, entonces, es con la experiencia reflexionada de lo que hemos vivido y nos ha ayudado a crecer y ser hombres y mujeres que han encontrado un por qué vivir, nos toca ahora a través del desarrollo de las habilidades el descubrir y hacerles descubrir a los chicos el para qué vivir, y por eso un buen docente transmite sabiduría más que conocimientos, amplía sus horizontes y sabe exigir a sus estudiantes como si fueran sus hijos, colabora e informa a los padres a tiempo para que se involucren realmente en el proceso de enseñanza aprendizaje, ya que el amor no se transmite, ni se enseña, se testimonia y esto es tarea del hogar, de la casa, solo así un docente descubrirá cómo ayudar a un chico a seguir creciendo y reflexionando sobre el amor. No es cuestión de gustos o apariencias, de formas o de etiquetas; sino de búsqueda y de riesgos, siempre y cuando lo reflexionemos, entonces la luz de la reflexión ayudará a entender y saber vivir el amor. La tarea de educar en el amor, la tienen en primer lugar los padres, ayudemos a los chicos a crecer en el amor, acompañémoslos en su aventura, conozcamos sus pensamientos conversando con ellos, haciendo preguntas y escuchando con atención sus respuestas.
Los invito a reflexionar en la siguiente conversación entre un hijo y una madre:
¿Qué es lo que le gusta a tu novia de ti?
Pregunta la madre
Piensa que soy guapo, inteligente y simpático y que bailo muy bien.
Responde el Hijo
¿Y qué es lo que te gusta a ti de ella?
Continúa la madre.
Que piensa que soy guapo, inteligente y simpático y que bailo muy bien.
Concluye el hijo.
Cualquier comentario está demás solo el testimonio de lo que cada cual entiende lo que es el amor hará creíble y dará sentido al mismo. Si nos reconcilia, nos fortalece, nos comunica alegría y esperanza vamos en el camino correcto.
En tiempos de elecciones sabrán los políticos realmente ¿Por qué la gente los ha votado? ¿Entenderán que no han votado porque sean guapos, guapas, veraces y técnicos/as? Sino por cuanto esperan que puedan aportar al desarrollo del país con entrega y amor.
Fabro, SJ
PARA PENSAR
¿POR QUÉ EDUCAR EN EL AMOR?
Porque es la mejor forma de cambiar el mundo y dejarlo mejor.
¿CÓMO EDUCAR EN EL AMOR?
No cansándonos, colaborando con los padres y testimoniando nuestra experiencia, marcando horizontes.
¿ES CUESTIÓN DE TÉCNICAS Y HABILIDAES EL SABER EDUCAR EN EL AMOR?
Es cuestión de testimonio y de riesgos, de esperas y de luchas.