Un libro de la Biblia, el Eclesiastés, nos dice ‘‘nada nuevo hay bajo el sol’’ (Ec. 1:9).
¿Será cierto?
¿De dónde salen los inventos?
Qué es lo que hace grande a un ser humano: ¿los sueños? ¿la creatividad? ¿la capacidad de comenzar de nuevo?
‘‘Anda sigue tu camino y reconóceme en la novedad de la vida, con ojos nuevos y corazones ardientes’’ es la conclusión del evangelio de Lucas (24: 25ss). Es el mensaje de la resurrección de Jesús, la novedad es posible, pero se necesita ojos nuevos y corazones inflamados de deseos profundos de cambiar, de ser mejor, de ser creativo, de dejar huellas en las relaciones humanas y en la vida.
Lo que el libro del Antiguo Testamento, el Eclesiastés nos advertía eran los motivos:
¿Qué es lo que realmente nos mueve y provoca sentido a nuestra vida?
¿La ambición/vanidad o la nobleza/generosidad?
En ese sentido no hay nada nuevo para descubrir el sentido de la vida se requiere sincerar corazones:
¿Qué es lo que nos mueve actuar: la vanidad o la humildad?
Son nuestras decisiones las que marcan la diferencia y caracterizan nuestro ser: libres o esclavos, egoístas o solidarios, sensibles o indiferentes.
Al comenzar un nuevo año escolar yo mismo como rector de un centro educativo me pregunto:
¿Qué de nuevo les presentaremos este año a nuestros estudiantes?
¿Qué novedad notarán en sus maestros y maestras?
¿En el personal administrativo y de mantenimiento?
No se trata de una mera constatación estadística o de publicidad y marketing, que lo necesitamos para fomentarlo, evidenciarlo y regístralo. Sino, de la verdad de una misión, de un proceso. El ser persona y el educar personas es un proceso permanente de cambio y crecimiento. Los vemos todos los años en los chicos desde su corporeidad y tamaño. Los bebes se convierten en hombres y mujeres muy rápido. Eso exige de sus maestros, administrativos y directivos creatividad e innovación, en eso nos encontramos en nuestros centros educativos como Red de Colegios de la Compañía de Jesús y muchos otros centros que se toman en serio su misión.
Una de las tareas más difíciles para los centros educativos católicos es Educar en la Fe. La Innovación se paraliza ante la tradición y la seriedad de la misión encomendada, más si esta es tarea esencial de los mismos padres y no del colegio católico, que es un colaborador en la formación de los hijos.
De nada vale incluir misas en los horarios normales, dar catecismo que les toca a las parroquias y no por comodidad de horarios a los colegios, si los padres de familia no celebran lo que los símbolos sacramentales significan.
Este nuevo inicio de año escolar comenzará con las típicas clases de religión, misas, catecismos para comunión, confirmación en horarios extras, convivencias, campamentos, grupos juveniles, apostolado social, campañas de solidaridad, entre otras actividades tradicionales de los centros católicos.
¿Qué de nuevo propondrán los profesores?
¿Será más de lo mismo?, ya que la doctrina es sagrada, no importa que no se la entienda, sino que la cumpla, y las actividades de todos los años solo sirven para divertirnos, aliviar cargas morales, ocupar espacios y no desarrollar la vivencia, la aventura del creer, el desafío del crecer.
¿Tenemos claros los educadores de la fe la gran tarea que implica contagiar el fuego de un amor?
¿Promover un encuentro con lo divino y con la Persona de lo divino revelada en Jesús de Nazaret?
Solo desde la experiencia del amor podremos aprender a compartir y contagiar alegría, verdad y volar muy alto, si no, nos cansamos de buscar y explorar:
“¿Dónde estará mi primavera? ¿dónde se ha escondido el sol/ que mi jardín olvidó…?”
El desorientado y fracasado dice, “y el alma se marchitó”… Para el enamorado de la vida, el eterno buscador de la verdad, la belleza y la bondad, la tarea continua:
“Quiero que mi ausencia sean las grandes alas, con las que puedas emprender ese vuelo largo, de tantas escalas, que en algún lugar puedas perder…” (Marco Antonio Solís).
Por eso podemos decir los que trabajamos en educación que INNOVAR ES CREER Y AMAR.
Por
Fabro, SJ
PARA PENSAR
¿Es verdad que nada nuevo hay bajo el sol?
Sí, si vives en el desaliento vital. No si vives de la fe en ti, en Dios, en la vida.
En lo educativo ¿Qué es lo más difícil?
Enseñar la fe, ya que no se enseña se contagia y reflexiona
¿Qué debemos hacer para Innovar en la Fe?
No solo planificar, reflexionar sino, amar y creer en el cambio y el crecimiento de la experiencia del amor humano y divino