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¡ESTA BENDITA SEXUALIDAD!


La sexualidad es bendita o es maldita dependiendo si sabemos o no valorarla, orientarla y guiarla en el día a día de nuestras relaciones humanas. El sexo es el órgano que me define, en una concepción natural, como algo dado y no manipulado, como mi ser hombre o ser mujer.

He notado en mi experiencia como educador y guía espiritual que para muchos jóvenes sin importar su género, el tema del manejo de la sexualidad se convierte en un problema. Esto me ha llevado a preguntar:

¿Por qué es un problema algo natural?

¿Algo que me dignifica y me hace más humano?

Al leer la Biblia como referente de fe, de una visión que me da un plus de sentido para vivir con gozo y esperanza, encuentro frases como esta:

“no es bueno que el hombre esté solo” (Gén 2:18). Y al ver a la mujer el “Hombre exclamó: esta sí es carne de mi carne” “por eso se junta y se hacen una sola carne”. (Gén 2:24) es la mejor explicación para entender la visión de Dios, esa que tuvo al crearnos, “los dos estaban desnudos, el hombre y la mujer, pero no sentían vergüenza”. (Gén 2:25).

Más allá de las explicaciones que podamos encontrar desde el punto de vista teológico, exegético, antropológico, literario, mitológico, simbólico e incluso sicoanalítico, tenemos derecho inspirado en una correcta interpretación de apropiarnos del texto y darle un sentido que nos ayude a vivir con esperanza. El sexo no es ni malo ni bueno, es la sexualidad, es la manera como me relaciono con él, si me da paz, seguridad, gozo, es bueno.

¿Por qué dejar la información y la formación de lo que más nos dignifica, a la calle, a google, a los amigotes?

¿Por qué tienen miedo los padres y educadores de hablar y formar de lo que es natural?

Los jóvenes y adolescente tienen muchas inquietudes con respecto a la sexualidad, entre ellas he escuchado:

¿Cómo manejo la masturbación?

¿Qué hacer con tanta pornografía?

¿Cuándo tener la primera relación sexual?

Me entristece ver la cantidad de confusiones que tienen los jóvenes y la poca ayuda que reciben de sus padres y educadores. Dejan la ayuda y el consejo para la zona privada de un ‘‘buen sicólogo, o de un buen cura o monja’’ que haya tenido la madurez de manejar ‘‘bien su experiencia’’ para poder orientar a otros. No se han dado cuenta que los chicos hoy en día lo saben todo y por adelantado, lo que no saben es distinguir los momentos y las conveniencias de un crecimiento que es un proceso y una aventura que exige seriedad, ternura, respeto.

El diálogo generacional es más necesario que nunca, pero de quien tenga una visión positiva de sí mismo, quien tenga éxito en ser respetuoso de los demás y valorarlos en su justa medida. No habrá recetas, solo testimonios sinceros. Sí es posible dirigir tu cuerpo como una escultura maravillosa que requiere cuidado, atención permanente es una belleza por explorar pero desde el conocimiento de sí el respeto y el amor propio.

Las desviaciones que se pueden encontrar de una correcta valoración de lo sexual y la sexualidad se dan por falta de educación, otras de orden social (por cuestiones económicas, de consumo, que llevan a la explotación, más que desviación es depravación, degradación), de orden religioso por pésimas visiones, por tabúes, por represión, por manipulación ideológica o de personas.

Científicamente Freud fue el primero en hablar del sexo, quería descubrir las causas de las neurosis y de las histerias. Ven el sexo y sexualidad como culpables y no dimensiones de desarrollo del ser y de su bienestar como nos lo presenta la Biblia.

En la colección de la Revista Veja – 25 años (Brasil) hay un artículo de Helena Fizer, antropóloga norteamericana que estudió 62 culturas sobre la sexualidad humana. Nos dice:

“No creo que el adolescente de hoy esté con súper dosis de sexo. No me sorprende que haya una gran dosis de sexualidad en los anuncios, en la televisión, en canciones, en filme o en libros. Necesitamos más educación sobre el sexo. las clases que se dan en las escuelas son superficiales, raramente vemos madres hablando a sus hijas sobre las cosas buenas de la vida sexual, tampoco los padres con sus hijos. A pesar de las apariencias de una súper dosis del erotismo en el mundo cultural, lo que veo es una tremenda muestra de puritanismo”.

Podemos estar o no de acuerdo con las conclusiones de su estudio, pero debemos ser honestos, producto de una seria valoración de cómo entendemos y manejamos la sexualidad es un primer paso para poder dialogar con los jóvenes de hoy, sin miedos, ni teorías, sino con respeto y visión positiva.

Como dice María Lucía Pedroso, en su libro El Adolescente y su psicología (2004):

“Sexo es siempre un asunto de Educación y Psicología, pues mira al desarrollo adecuado de comportamientos saludables para consigo mismo y socialmente. La persona jamás debe dejar de crecer y desarrollarse, modificando actitudes”.

Reflexionemos:

¿Por qué no sabemos manejar la sexualidad positivamente?

Por miedos, silencios y falsas creencias

¿Qué hacer para ayudar a los jóvenes en su despertar sexual?

Acompañar, no atemorizar y testimoniar una vida auténtica y positiva

¿La masturbación y las relaciones sexuales son malas?

Todo a su tiempo, ritmo y melodía que produzca paz y armonía. Saca tus conclusiones.

Por

Fabro, SJ


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