Andrés ¿Te interesa Dios? Uhmm ¿Si me interesa Dios? Usando términos y herramientas juveniles su respuesta la podría asemejar con un par de emoticons que vemos constantemente en las redes sociales, el que está cogiéndose la barba simulando que está pensando, o el que se encoge de hombros. Más cuando le solicito una expresión verbal sincera su respuesta se traduce a un no lo sé, y agrega, a mi mami si le interesa por supuesto.
La conversación se torna más interesante cuando logra resaltar su aspecto filosófico y se pregunta en vos alta “¿por qué tendría que creer en Dios?” Esa pregunta reveló la autenticidad de los jóvenes en sus cuestionamientos, me invitan a ser creativo, a revisar mis convicciones, mi actuar, mis métodos. No es fácil llegar a ellos. Me recuerdan que, “las palabras atraen, pero que los ejemplos arrastran”
Son muchos los motivos por los que hoy no les interesa Dios a los jóvenes, entre ellos sociales, culturales, pero el principal motivo es existencial: porque el ejemplo de los adultos no es muy atractivo. Nos invitan a revisar por qué creemos o debemos creer en Dios, y las respuestas muchas veces son tan variadas, lo cual no es malo, sino el grado de profundidad. Muchas de las razones por las cuales creemos en Dios los adultos, son por tradición y no por convicción, son por contagios emocional y no por búsqueda personal, son por cuestiones culturales y no por razones históricas, son por superaciones de miedos, fracasos, angustias y no por desarrollo de las capacidades humanas de trascendencia, plenitud, felicidad.
El título de este artículo, fue en relación por constatar una vez más que en el mundo juvenil Dios realmente no interesa. Pues, el Dios que cada vez viven los chicos es distante de la imagen del Dios que viven los padres. El Dios que se enseña en las aulas no ayuda a encontrar soluciones a los males de la humanidad, al desarrollo del ser, a las necesidades reales de la gente, su salud, su hambre, las relaciones humanas. Interesa un Dios que solucione mis males, mis problemas, entre otras cosas no un Dios que se me revele en la humanidad de un Jesús, hombre que presenta un proyecto de vida, un cambio de sociedad. Estos planteos no convencen.
Muchas veces Dios interesa solo para que calme la violencia, que me proteja de ella, que supere mis miedos, que me instale en la finitud, que me de bienestar y si se puede que me saque la lotería, que me vaya bien en los negocios, que me consiga una buena novia o novio.
El Dios de Jesús y el Jesús que me revela un Dios que me dice,
“anda, vende lo que tienes…dáselo a los pobres”, (Lc 18:18)
Que me invita a vivir en la incertidumbre y ambigüedad de la vida, del bien y el mal,
“no cortes la cizaña déjala que crezca con el trigo”, (Mt 13:40)
Que su propuesta me refleja el servicio y no poder,
“no he venido a ser servido, sino a servir y dar la vida”, (Mc 10:45)
Que no me promete bienes,
“el hijo del hombre no tiene dónde reclinar la cabeza”, (Mt 8:20)
Que su éxito es distinto al que yo espero y aspiro,
“el hijo del hombre debe sufrir mucho” (Mt 16:21).
Ese Dios no interesa ni a los adultos ni a los Jóvenes.
¿Qué hacer? Lo mismo que hace un joven cuando quiere conquistar a la chica de sus sueños y esta no le demuestra ningún interés. Ser creativo. Buscar la manera de acercarse a lo bello, a la bondad, al altruismo, y eso solo lo encontrará en el silencio y soledad que lo llenará de optimismo y esperanza para alcanzar lo que quiere.
Al final del camino se dará cuenta que Dios siempre estuvo ahí, solo tenía que tocar la tecla adecuada para abrir a la ventana del amor y la verdad.
Reflexionemos:
¿Por qué no interesa Dios?
Entre muchas causas, por no ser coherente en la vida
¿Por qué Dios es tan impredecible?
Porque así es el amor
¿Qué hacer para que Dios interese hoy?
Creativo, auténtico y perseverante.
Por