Demos el primer paso, es el brillante saludo y programa social, espiritual, político y religioso de la visita del PAPA FRANCISCO A COLOMBIA. Con esa frase arma todo un plan de vida. No es un slogan, no tiene nada que ver con publicidad y propaganda, pero sabe lo que hace, sabe comunicar lo que su corazón siente, desea y anhela para un pueblo paradigma de lucha, esperanza, sufrimientos, alegrías y anhelos.
¿Qué podemos aprender los ecuatorianos, los jóvenes a quienes se escriben estas líneas?
¡Mucho! Admirar la belleza y bien planeada visita que hace el Papa a Colombia. Los sitios geográficos no son ingenuos, tienen una enorme carga teológica, (sentido religioso), sociológica, política e histórica. La vida es un engranaje de anécdotas y leyendas que construyen una narrativa en donde se describe la vida y se descubre su sentido.
El Papa traza un itinerario espiritual, cada paso que da lo hace caminar hacia un objetivo, buscando crecer y vivir bien, compartiendo las realidades concretas del pueblo que visita, sus alegrías, sus tristezas. Por ello, su mensaje debe ser real, relevante, nada ingenuo y debe impregnar la seriedad de la vida y de una lucha espiritual por superar rencores, fracasos, desarmonías.
No es fácil, por ello invita a dar el primer paso de este viaje, que es ante todo una peregrinación de un líder de la fe y la esperanza. Sigue los protocolos establecidos pero se les escapa al mismo tiempo a las zonas de la marginalidad histórica que hace pensar en el todo y no en la parte de un interés particular, grupal.
Su recorrido comienza en Bogotá, sede política del Gobierno, pues se establece una relación de estado a estado y es en donde se toman las decisiones del bien común, fin de la política y su gestión.
Pasa luego a Villavicencio, puerta de entrada a una zona de conflictos que ha marcado la muerte de miles de jóvenes, adultos por muchos años, como al mismo tiempo, lugar de una belleza natural que exige repensar las relaciones con la naturaleza y no solo entre los hombres, la armonía debe ser total.
Continúa su visita por Medellín, la “ciudad más religiosa de Colombia” o la de mayor número de fieles y sacerdotes católicos.
Termina su visita en Cartagena, en el templo de san Pedro Claver sitio donde están los restos de quien luchó por atender a los esclavos negros del siglo XVII, hoy patrono de los derechos humanos en Colombia, simbolizando la necesidad de integrar a los descartados y marginados de hoy, no solo en Colombia sino en el mundo.
Ha sido una visita totalmente diferente. Su contexto no es lo mismo al de hace 49 años cuando estuvo el primer Papa en tierra Latinoamericana y justo en Medellín hablando de la necesaria reforma de la Iglesia que traería los documentos del Vaticano II de 1965. Hoy Francisco empeñado en una real reforma religiosa nos recuerda a los 50 años de ese evento la necesidad de entender el verdadero servicio de la fe que solo es posible en el perdón y la práctica de la justicia.
Esto será posible si damos el primer paso, el paso de la Reconciliación.
Demos el primer paso, un primer paso, siempre se requiere para cualquier actividad o proyecto. Me empuja ser el primero para amar, crear puentes y crear fraternidad. Dar el primer paso nos anima a salir al encuentro del otro y extender la mano para darnos el signo de paz. Este es el mensaje sincero del Papa a los jóvenes, a toda la sociedad.
Por
Fabro, SJ
Reflexionemos
¿Cómo va el Papa a Colombia?
Como peregrino de la esperanza y la paz
¿Qué refleja su itinerario geográfico en la visita a Colombia?
Su vivencia espiritual, el orden político por el bien común, social, ecológico, una reforma religiosa auténtica y respetar los derechos humanos (Bogotá, Villavicencio, Medellín, Cartagena).
¿A qué se refiere el primer paso de la reconciliación?
Es necesario reconciliarnos para dar paso al amor.