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EDUCAR PARA LA RECONCILIACIÓN


Pedro, joven talentoso de los últimos años de la secundaria, de padres católicos, lo que él ha asimilado con moderación, es un chico bueno y una de las cosas claras que tiene en su vida, a pesar de su juventud, es que estudia para tener una profesión, seguir con la empresa de sus padres, tener éxito, casarse un día, tener sus comodidades. Lejos está de entender o de plantearse otro sentido del para qué estudiar.

¿Por qué los filósofos de la educación buscan otras razones para encontrar sentido a los estudios en un joven?

Los chicos en estos momentos, entienden que es su etapa más bella, más relajada, desean ser fuertes, tienen toda la energía de su vida para emplearla en lo que quieren, no conocen los límites. Se estudia no solo por el horizonte de lo que venga después; sino que hay que gozar, hacer amigos, desarrollar sus propias habilidades.

Déjense de rollos y déjenlos vivir.

- ¿Es que la edad juvenil no es capaz de ver lo que pasa en este mundo?

- ¿Es que no se respira un aire tan contaminado, que será difícil tener éxito en la vida sino se cuida la casa común de todos, el mundo, la creación?

¿Casa común? Sí, la casa común es el lugar donde todos habitamos, tenemos derecho a disfrutar de sus fuentes de agua, de esos árboles bellos que nos ayudan a respirar. Pero la manera de entender el mundo, aquellos que eran jóvenes antes y hoy son los líderes de los grandes países, de los grupos de poder económico, político han hecho que la manera de relacionarse con el mundo es a través de explotar sus recursos. Hoy se han dado cuenta, tarde, que eso produce mucha polución, que los recursos se acaban, que debe haber otra manera de generar vida y bienestar para todos.

Hoy en día en muchos lados la gente discute, no se respeta, muchos dicen creer y amar a Dios, pero si no crees en el “dios” de ellos te matan, te insultan o te marginan. La pobreza que se ve en las calles no es porque la gente no quiera trabajar, es que no pueden, están excluidos del sistema de éxitos. Por eso la frustración, la envidia, el robo, hasta el asesinato.

Con todo lo que vemos, ¿cómo educar a los jóvenes de hoy? Una respuesta que reflexionan actualmente los jesuitas de los colegios que tienen en el mundo (más de tres mil en 97 países) y liderados por su superior General, el venezolano Arturo Sosa SJ, es que nuestra educación tiene sentido hoy si EDUCAMOS PARA LA RECONCILIACIÓN, con Dios, los Hombres y La Creación.

¿Cómo aplicar este sentido en el día a día y en los planes y programas que se pueden armar en los currículos de sus centros educativos?

La respuesta que encuentro nace de un cambio radical en lo que hoy entendemos y venimos haciendo en educación. Para quienes tenemos fe y creemos en el proyecto del Reino de Dios que nos trajo Cristo Jesús solo educaremos cristianamente si RECUPERAMOS SU PROYECTO de un mundo y una sociedad de hermanos, si entendemos su mensaje lejos de todo fundamentalismo o fanatismo, su proyecto es en libertad y para la libertad, “si quieres ven y sígueme”, era su estilo, que lo entendió muy bien san Pablo “para ser libres nos liberó Cristo Jesús”.

Recuperar el proyecto de Cristo Jesús, solo será posible si investigamos y reconstruimos el tejido social que organizan pueblos y culturas, para ello, urge REINVENTAR LA POLÍTICA, la porquería que vemos de incoherencia y corrupción, no nos debe aplastar ni desanimar en organizarnos y preguntar cómo debe ser nuestra sociedad.

Para concretar esta propuesta de reconciliación solo será posible si nos REINVENTAMOS. No, nos podemos contentar con los ídolos de barro, con los falsos dioses que nos creamos, ni encerrarnos en la finitud pensando que ya no damos más, ni frustrarnos ante tanto mal que vemos. “Aún no se ha manifestado lo que seremos”, porque aún no hemos descubierto lo que somos en verdad, belleza, bondad. Solo quien se atreve a dar el primer paso para salir del montón, sin miedo ni mediocridades, sabiendo que la “audacia de lo imposible” es la mejor manera de creer y de mostrar el amor y la fe hará de nosotros quienes conformamos una comunidad de aprendizaje, hombres y mujeres de la reconciliación capaces de amar, de entender al otro, de crear puentes, de ver el mundo con otros ojos en común unión.

Reflexionemos:

¿Qué sentido tiene el estudiar?

Si solo es para tener bienes, no habrá reconciliación ni con el mundo ni el otro.

¿Educar para la reconciliación es posible?

Claro, si sabes REINVENTAR-TE, reinventar la sociedad, reconstruir tus sueños.

¿Cómo educar Cristianamente?

Recuperando el proyecto de Jesús.

Fabro S,J


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