Por lo general le pedimos cosas a Dios, porque Él es poderoso y sobre todo nuestro Padre. Pero escuchar lo que Dios nos pueda pedir, eso es espiritualidad: buscar su voluntad, colaborar con Él en la salvación del mundo. Eso es tener fe.
Dos de las asignaturas pendientes de un joven cristiano hoy, son encontrar qué es la fe y quién es Dios realmente en su vida, estas solo las encontrará en el buscar y sentir de su corazón, pues si se dedica a repartir fórmulas antiguas poco logrará encontrar para contagiar los valores en los que cree. ¿Qué debemos hacer entonces? Colaborar con el Señor de la Vida, el Maestro de la historia.
Una comunidad de monjes que se reunía todas las mañanas a rezar fue desgranando el rosario de peticiones de cada uno de sus miembros: “Señor te pido…”, “Señor te pido…”, “Señor te pido…”. Cuando todos concluyeron con sus súplicas, tomó la palabra el Abad y dijo:
-“Ya conoces nuestras peticiones. Ahora, Señor, dinos en qué podemos ayudarte. Te escuchamos en silencio”. – Al cabo de un rato, tomó de nuevo la palabra el Abad y concluyó: “Gracias Padre, porque nos necesitas y quieres contar con nosotros”. AMÉN respondieron todos los monjes.
Creer que Dios nos necesita no es fácil para quien está esperando todo de otro. El hambre del mundo, la paz en la tierra, el amor en las familias y sacar adelante los grandes proyectos de una comunidad, de un país, no dependen de Dios, pues ya nos lo dio todo para cuidarlo y embellecerlo; necesita de nosotros para reinventarlo y hacerlo mejor, más bello, más justo. Como los verdaderos docentes, si creen en su misión, son el rostro concreto de Dios en la tierra, hacen posible la esperanza, “Solo Dios puede darnos la fe, pero tú puedes dar testimonio”. “Solo Dios puede dar la esperanza, pero tú puedes sembrar confianza en tus alumnos”. “Solo Dios es la luz, pero tú puedes hacerla brillar a los ojos de otros”.
Y Tú, querido joven si sabes quién es Dios, ¿qué puedes hacer por Él y para Él?
Solo Dios es el camino, pero tú puedes dar el primer paso para recorrerlo y enseñar a otros cuál es el camino, la verdad y la vida. La vida es un camino. Pero la vida tiene sentido cuando se emprende un camino, un gran camino, largo, duro, novedoso ¿vale la pena? Si amamos a nuestra gente, a nuestra ciudad y país, claro que vale la pena. No tendremos el resultado seguro, pero sí hemos tenido la osadía de iniciarlo y aventurarnos a ser mejores, marcar huellas y hacer la diferencia para buscar alternativas de un trabajo, de una misión que responda a lo que nuestro país necesita.
El futuro del Ecuador no será el petróleo, que se acabará; sino, la CREATIVIDAD que aún no se ha puesto en práctica y no se puede acabar, pues los talentos dimanan de la fuerza del amor y del coraje de existir y construir un mundo mejor.
Para mis amigos jóvenes que están por graduarse, por terminar una etapa de su camino de vida, ¿tienes claro cómo armar tu futuro? ¿Has podido en el colegio pensar y armar un proyecto vital, donde Dios es el Principio y Fundamento de tu ser y felicidad? O ¿es el eterno desconocido, una simple idea? ¿Puedes colaborar con Dios en su proyecto de amor, de vida, de verdad y de belleza?
Señor, ayúdanos a colaborar contigo en este proyecto de cuidar y cultivar la mente y corazón de los jóvenes que nos pones a nuestro cargo. Amén.
Fabro, SJ.
Reflexionemos:
¿Dios necesita de nosotros?
Claro que sí, pues al mundo y los hombres hay que cuidarlos y embellecerlos.
¿Por qué debo colaborar con Dios, si Él es poderoso?
El verdadero poder de Dios es el amor que fomenta nuestra creatividad.
¿Cómo un joven puede colaborar con Dios?
Armando su proyecto vital, que comienza al terminar su secundaria.