¿Alguna vez peleaste con alguien a través de una red social solo por emitir un comentario o un pensamiento?¿cómo terminó eso?
Hace 5 o 10 años, no podríamos decir que un comentario digital nos pudiese mover emocionalmente ya que el internet –y ni hablar de las pocas redes sociales de la época- era reservado para tareas específicas; hoy es nuestro pan de cada día y no nos falta desde que nos levantamos. La realidad digital es muy distinta, las redes sociales han llegado a tener tanta relevancia y tanta cotidianidad en nuestra vida que una disputa dentro de cualquiera de ellas se siente tan real como un golpe en la cara. Parece mentira la facilidad con la que se puede organizar a 10-20 personas digitalmente y desatar un “ataque mediático” frente a prácticamente lo que sea. Lo que significa que el conflicto está a solo un clic de distancia.
Para un joven de hoy, su red social preferida es una guía práctica de lo que “debe” hacer, evitar y pensar; todo es medido a base de likes y comentarios. Este sistema de valoración puede hacerle sentir a alguien que todos sus pensamientos, palabras y acciones son “correctos” debido a que, en lo que publica, vemos: “a 150 personas les ha gustado esto”, “20 personas han compartido tu link”, “mira el resto de 64 comentarios”. Esta forma de entender el mundo, basada en la aceptación por redes sociales, produce que personas o grupos de personas se sientan dueños de la verdad. Así mismo, evita que la gente se cuestione para ver un panorama más amplio, sino que esa cantidad de likes le presume al individuo que su opinión no necesita contraste porque ya ha sido aprobada por X número de seguidores.
Si seguimos esta corriente estamos condenados al conflicto. La forma de madurar y crecer como seres humanos es aprendiendo, la esencia del aprendizaje vital es la apertura, la decisión de salir de nuestro cómodo punto de vista y ponernos en la otra orilla para contemplar el paisaje completo: el que conocíamos y el que ahora conocemos. El conflicto, es el enemigo del aprendizaje, te mantiene cerrado a tu posición y te ciega a la idea de que algo pueda hacerse de manera distinta; alguien que vive en conflicto no puede brindar soluciones y es lo que más nos pide el mundo de hoy.
Por eso mi consejo para ti, querido joven, es que le hagas frente al conflicto con la paz, dando la otra mejilla. No le huyas al conflicto, mira de donde nace; si contemplas esto llegarás a la solución del mismo. Pero primero debes ver, con tus ojos y con los ojos de quien desata en ti ese conflicto; te darás cuenta lo fácil que es vivir dentro del conflicto sin que este pueda perturbar tu paz en lo más mínimo. Esto, en palabras de Ghandi, hará que: "tu vida sea tu enseñanza."
Por
Letras al Alma
REFLEXIONEMOS:
¿Qué entendemos por conflicto?
La incapacidad de salir de nuestro punto de vista para aprender algo nuevo.
¿Cómo podemos hacerle frente al conflicto?
Contemplando la disyuntiva bajo un panorama completo y no solo mi opinión.
¿Qué necesitan los jóvenes para evitar este conflicto?
Vivir una vida auténtica bajo el modelo de vida de Jesús.