Ha llegado ese gran día, para el que todos nos hemos estado preparando, las instituciones educativas adecuando los espacios actuales y creando nuevos. Los padres organizando afanosamente las matrículas, compra de útiles escolares, los chicos con la esperanza de iniciar una nueva meta y un deseo enorme de ver a sus amigos, y los profesores preparándose en capacitaciones, planificaciones y tomando el desafío de un nuevo modelo educativo en la búsqueda de formar seres humanos integrales para el mundo.
Las competencias actuales de la educación visiblemente han cambiado, y a quienes hacemos parte de este hermoso mundo, nos ha costado entenderlo; ya que los cambios son tan acelerados que requieren de gran convicción, destreza mental y cultural para poderlos interiorizar y ejercer. Ahí comienzan una serie de inquietudes:
- ¿Cómo hacer para conectarnos con nuestros niños y jóvenes?
- ¿Cómo hacer para lograr transmitirles la propuesta escolar de una determinada institución educativa?
- ¿Cómo incentivar el aprendizaje en sus neuronas de una manera dinámica llena de energías como ellos lo piden, de esas energías que ellos tienen tantas y nosotros a veces tenemos tan pocas?
El nuevo modelo educativo al que deseamos llegar debe estar cargado de afectividad, de cercanía con el otro, de romper brechas afectivas que me impiden pensar en el bienestar de mi estudiante, y a su vez, de que los estudiantes logren entender que los profesores y directivos estamos lejos de ser perfectos, que todos estamos en un constante aprendizaje.
Es el primer día de clases, las actividades han sido planificadas con anticipación y varían según la edad, en primaria se puede notar a simple vista la energía de sus profesores, se percibe en grandes y chicos la emoción con que dicen las cosas, la creatividad con que expresan sus ideas. La preparación ha logrado el objetivo del día: conectarse con los pequeños y decirles que venir a la escuela es un momento privilegiado para crecer y este año va a ser diferente por el colorido, por la variedad de experiencias preparadas para ellos.
Cuando llegamos a la secundaria las cosas cambian, principalmente los intereses de nuestros chicos que han pasado su etapa de niñez y se enfrentan a la adolescencia, van perdiendo quizá esa capacidad de asombrarse por lo externo puesto que están buscando su propio ser y sentir en el mundo. Partiendo de este hecho, ¿Cómo lograr cautivarlos? ¿Qué hacer para conectarnos con ellos y hacerlos sentir parte de la comunidad a la que pertenecen y hacerles sentir que son importantes? ¿Cómo acrecentar en ellos el sentido de humanidad y el Amor por el Prójimo?
Aquí comienza un desafío mucho más grande, como padres, como educadores. Es necesario que reflexionemos algunas de sus respuestas:
¿Qué es lo que más disfrutaste en tus vacaciones?
Muchos no quisieron hablar, otros dijeron que no habían hecho nada extraordinario, más que pasar con la familia. Ante esta respuesta surgió otra pregunta, ¿no crees que eso es extraordinario? Se han quedado pensando.
¿Qué esperas este año como novedoso del colegio, de la vida?
Responden los más grandes, con creatividad y escriben sus deseos en un papelógrafo “queremos graduarnos”, “irnos a Cancún”, “seguir la universidad”.
La segunda respuesta podría considerarse lo normal de los jóvenes de cualquier edad. Más aún, el que sea lo normal no significa que sea lo mejor, ya que no hay respuestas de ser una mejor persona de ayudar a los demás. Incluso su deseo de ir a Cancún lejos está de entender las realidades de los otros, de muchos que no pudieran tener los medios o de quienes dejan de cumplir sus responsabilidades para aparentar o dar “felicidad”.
Estas respuestas desdicen el sentido de la auténtica educación (Padres – Unidades Educativas): saber distinguir lo esencial de lo accidental para crecer, para ser felices.
El concepto de felicidad y para qué educamos es distinto entre chicos, padres de familia y educadores; si no logramos integrar estas tres líneas de fuerza, jamás lograremos hacerles ver y caer en la cuenta de lo novedoso que cada quien nos ofrece.
De nada servirán nuevas aulas, bancas cómodas y coloridas, poner aire acondicionado, proyector al aula, hacerla más espaciosa para que se muevan y “aprendan haciendo”, los cursos de capacitación, los retiros y la capacitación a sus profesores.
Es necesario unirnos y formar a nuestros chicos desde el Amor, en que no pierdan esa capacidad de admiración, en lograr que tomen en cuenta que cada inicio escolar ha sido preparado con amor y con una novedad perceptible no en lo meramente visible, sino en la experiencia de lo invisible que se da en el corazón de cada educador y directivo.
No debemos cansarnos, y es necesario mantener la promesa de darles lo mejor para que sean felices, para que entiendan que el estudiar es la mejor manera de crecer, de ayudarlos a pensar por sí mismos, que descubran el por qué estudiar, para encontrar el por qué para vivir.
Cada año, cada día es una novedad en donde a todos se nos invita a renacer, como en la Pascua de Jesús, para descubrir la verdad de nuestro corazón y vida, poder creer en lo que nos hace amar, soñar, volar y vivir. Por ello, lo mejor que puedes hacer este año es “creer en tu corazón, que deberás exprimir para teñir el lienzo de tu vida” (G. Mistral)
Por
Fabro, S.J.
PARA PENSAR
¿POR QUÉ NO NOS DAMOS CUENTA DE LA NOVEDAD DE CADA DÍA?
Porque vivimos dormidos.
¿QUÉ HACER PARA DESPERTARNOS?
Conectarnos con la vida, unir corazones y levantar los sueños.
¿CUÁL ES EL ÉXITO PARA CAER EN LA CUENTA DE LA NOVEDAD DE LA VIDA?
Unir a chicos, padres de familia y educadores en el mismo objetivo.