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ABANDERADOS ¿EL MEJOR?


Septiembre es el mes de los abanderados, es el título de un periódico local que homenajeará a los abanderados de la ciudad con reportajes sobre ellos. Entrevistándolos y pidiendo su opinión sobre el logro alcanzado; la iniciativa me encanta y me ha motivado a compartir lo que siento y pienso. Ante todo es un justo homenaje a estos chicos que han cumplido una meta. Es importante que reflexionemos como Comunidad Educativa, si se cumplen sus bellos enunciados de visión y misión, su perfil de salida después del arduo trabajo realizado.

Hoy por hoy un abanderado en nuestro país es ante todo el que mejor puntaje ha sacado en los años de su estadía en su centro educativo. Es verdad, no es nada fácil mantenerse en el top de los puntajes, requiere mucho esfuerzo y dedicación. Surge la pregunta espontáneamente si esa forma de calificar al mejor estudiante de un centro educativo es la mejor manera de evidenciar lo que un centro ofrece cuando promueve su oferta educativa, cuando selecciona a sus chicos; en los centros privados sobre todo, de acuerdo al perfil de salida de la persona que desea formar.

Presentar el perfil de salida de un estudiante no es cuestión de un centro educativo privado. Todo centro educativo público y privado trabaja día a día para que sus estudiantes transformen sus vidas en función de esa idea de persona que desea educar. El currículo hoy, resalta más los contenidos esenciales que deben enseñar los docentes para que se cumplan programas de materias que formarían la cabeza de esos estudiantes para que sepan introducirse en el mundo de la ciencia, de la técnica, de la historia, de la cultura. Lo cierto es que el currículo es lo más controvertido en toda propuesta educativa, en todos los países. Los expertos lo construyen en función de su idea de sociedad y de los principios que desean transmitir, y lo hacen sin consultar a la sociedad, a los mismos jóvenes. Desde aquí se evalúa, se sacan las notas que marcarán los promedios de los mejores alumnos, se pasa de año y a veces con lo mínimo.

Evaluar desde las mejores notas es fomentar la cultura de la meritocracia. En la sociedad platónica era uno de los fines de la educación, formar a los mejores y estos serán los seres libres, los que se consideraban miembros de la polis, de la ciudad, de allí surgió la aristocracia, el gobierno de los mejores, de allí se pasó a la Oligarquía, el gobierno de unos pocos, los únicos que tendrían la capacidad de gobernar al pueblo, a la plebe, luego se pasó a la Monarquía , rescatando las tradiciones antiguas, donde sólo los reyes, una persona tendría el poder de gobernar, llegando así a la Revolución Francesa que se cansó del Absolutismo como sistema que privilegiaba esa forma de pensar que la meritocracia es la manifestación de lo mejor de una persona, el mérito al saber, a una cualidad, a una oportunidad, a una clase social, a un grupo. Por eso me pregunto cuando se califica al abanderado de una institución educativa, a aquel que ha sacado la mejor nota:

  • ¿Qué estamos reconociendo?

  • ¿Qué dicen nuestros enunciados de visión de la razón de ser de nuestro trabajo?

  • ¿Qué modelo de persona forjamos día a día en cada oportunidad de aprendizaje, en cada clase, en cada examen que tomamos?

Para nosotros jesuitas, nuestro desafío es que los chicos al salir de nuestros colegios sean personas conscientes, competentes, compasivas, comprometidas y creativas. Las cinco C de un trabajo de calidad. ¿Qué queremos decir? Conscientes ¿de qué? De su misión y dignidad en la vida, de su trascendencia. Entendiendo la competencia como la capacidad de pensar y resolver problemas, lo que David Pearson llama educar para lo desconocido. Compasivo al estilo de Jesús, paradigma de humanidad por su sensibilidad ante el sufrimiento ajeno. Comprometido a transformar un país y su entorno. Creativo como el que no cesa nunca de buscar alternativas, de curiosear aquello que no ve y anhela para sí y para los demás . ¿Será entonces que calificar al abanderado por sus notas refleja lo mejor de un centro educativo, de un país? Solo pregunto. Felicito a los abanderados de hoy, pero lo mejor de nuestros abanderados no son sus notas sino su calidad humana, su entrega a la sociedad por transformarla. Chicos completos, felices, buenos amigos, serviciales como Aarón, Estéfano, Estefanía, Juan Pablo me he encontrado llevando banderas y visitando sitios pobres, como bailando con sus compañeros, haciendo deporte entre otras grandes actividades donde demuestra lo mejor de sí.

Por:

Fabro, S.J.

Reflexionemos: ¿Cómo se considera hoy un abanderado?

Por la perseverancia en el mejor promedio.

¿Quién será el mejor estudiante de un centro educativo?

El que cumpla el perfil de salida presentado al inicio del año.

¿Cómo evaluar a un buen estudiante?

Por su capacidad de su creatividad, compasión y entrega.


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