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LA SOLIDARIDAD DE LOS PEQUEÑOS


Un profesor recién llegado al colegio preguntó a uno de los chicos de primaria: Dime chiquillo, ¿hay muchos extranjeros en el colegio? El chiquillo respondió espontánea y rápidamente: En mi colegio no hay extranjeros, sino niños. Ojalá aprendamos de los niños a no poner etiquetas, a no discriminar a nadie.

Hay una historieta que nos recuerda por qué Peter Pan no quería crecer y es que se veía claramente que cuando era niño su corazón era muy grande, conforme iba creciendo su corazón se achica un poco, seguía siendo grande en la pubertad, pero en la adolescencia/primera juventud se hizo más pequeño, pues, solo pensaba en su yo, su cuerpo, sus deseo; cuando se hizo adulto su corazón era demasiado pequeño, nada comparado con el gran corazón de Niño. ¿Por qué será que dijo Jesús: “Si quieres ser feliz y entrar en el reino de los cielos debes ser como un niño”? O cuando ponía a un niño como centro de su enseñanza, como la clave para ser discípulo de él y no le interesaba las disputas del poder que tenían quienes lo querían seguir (Lc 9).

Los Niños nos sorprenden. Ojalá logremos ayudarles a crecer como ellos se merecen y logremos construir una sociedad donde puedan jugar, estudiar compartir sus sueños e ideales con todos aquellos que los rodean o se encuentran en su escuela, ciudad, donde cada vez es más claro que vivimos una sociedad multicultural, pluralista, digital y global. Que la educación de hoy sepa responder a las necesidades de los chicos y del mundo de hoy.

Los chicos de sexto grado de básica de un centro educativo católico, ante la pregunta de su profesora de religión: ¿Que podemos hacer por nuestros hermanos migrantes venezolanos, colombianos, haitianos? ¿Cómo Jesús se lo plantearía? Los chicos a una voz dijeron: vamos a visitar el albergue “Un Techo Para el Camino”, donde el colegio ayuda en cada misa de veinte con la colecta de alimentos. Es verdad dijo otro, hay que conocerlos, hablar con ellos, hacernos amigos y ver en qué podemos ayudar. Fue así como se organizó una visita.

Los chicos asistieron acompañados de algunos padres de familia colaboradores, es muy importante que ellos se involucren en el trabajo educativo y social. Ellos en gran medida serán quienes ayuden a los chicos a pensar y a conseguir lo requerido para las actividades propuestas. Recorrieron el lugar, hablaron con el gerente del proyecto y algunos migrantes venezolanos. Luego fueron invitados a comer, mientras esperaban algunos de ellos escribían. ¿Qué tanto escribes les pregunté? Su respuesta fue: las ideas para hacer el proyecto, presentarle a nuestros compañeros. ¿Qué pueden hacer? insistí. Un huerto. ¿Un huerto? Sí un huerto, así pueden comer de allí algo, distraerse ¿Qué tipo de huerto pueden hacer? Seguí preguntado. Bueno, respondió otro, algo variado.

Esto tenemos que unirlo con lo que estamos viendo en ciencias naturales, el tipo de planta que se puede sembrar para comer, el tiempo de maduración, ver con las matemáticas que nos alcance para la cantidad de personas que vienen diariamente, y tener claro que si usamos cosas naturales, orgánicas para el abono es mejor que lo químico. O sea que esto es un proyecto especial que abarca varias materias. Anotó otro.

¿Todo esto comenzó por religión, ver qué hacía Jesús con los que sufren? Correcto Padre, me dijo otro, pero no olvidemos que Dios nos regaló el mundo y debemos amarlo, conocerlo, y sobre todo cuidarlo para que todos vivamos de él y lo dejemos mejor de lo que encontramos. Los felicito chicos, ustedes tienen un corazón grande y saben que se estudia y aprende no para acumular conocimientos y teorías, sino para resolver problemas sociales, ecológicos y humanos. Al final del almuerzo unos chicos compartieron dulces con todos los que estábamos ahí en el albergue.

Me siento feliz de ver el entusiasmo, la creatividad de los chicos cuando quieren ayudar; su corazón es grande, ojalá que los educadores trabajemos bien para hacer verdaderamente felices a los chicos y potenciar sus cualidades y no achicar su corazón y creatividad cuando crezcan, sino todo lo contrario.

Lo que debe achicar la educación es la distancia entre la cabeza y el corazón, entre una Educación anticuada que no responde a la vida y saber dar sentido al estudio, encontrar el sentido a la vida, que saben convivir.

Por:

Fabro, S.J.

Reflexionemos:

¿Por qué Peter Pan tenía miedo de crecer?

Porque el ser grande es sinónimo de un corazón pequeño.

¿Por qué la educación no responde a la vida?

Por centrarse en el curriculismo, contenidos abstractos, por no innovar.

¿Los chicos pueden resolver problemas sociales?

A lo mejor no, pero nos enseñan a amar y ser libres.


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