San Pablo aconseja, ante el relajo moral que se vivía en su época -no muy distinto del nuestro- que los jóvenes y las viudas mejor no se casen. “Pero si no pueden dominarse, es mejor casarse que quemarse de pasión.” (1ra Cor 7). ¿Cuál es la razón del matrimonio? ¿miedo o compromiso?
En el Antiguo Testamento y en el Nuevo Testamento, Jesús nos recuerda el proyecto de Dios al crear al hombre y a la Mujer a su imagen: “no es bueno que el hombre esté solo, por eso lo durmió y crea a Eva de su costilla, esta si es carne de mi carne, por ello deben dejar la casa paterna y materna y hacerse una sola carne.” (Gen 2)
¿Cuál es la razón de casarse? ¿un ideal o un proyecto de vida?
Los maestros de la ley le preguntan a Jesús para ponerlo a prueba: ¿es lícito divorciarse de la mujer? Según Marcos, -pero Mateo añade citando el Deuteronomio 4, por cualquier cosa- ¿cuál es la razón de la hipócrita preguntan que le hacen a Jesús? ¿La doble, Conveniencia, pérdida del amor inicial, cansancio o desánimo moral? Jesús se los dice claramente: “la dureza de su corazón (Esclerocardia)” Mc 10.
Hoy en día ¿por qué la gente se casa? Hay claros indicios, en algunos casos, por aquella doble intención, por un interés bastardo. Hay otros casos por mera debilidad, “metieron la pata” y creen que casándose resuelven el problema social del qué dirán, sin analizar las motivaciones profundas de sus sentimientos. Pero también hay otros casos que la razón responde a la verdad, bondad y belleza de su corazón. No es bueno estar solo y es necesario completarse con lo distinto para forjar un proyecto de vida, donde claramente amar es darse, comunicarse y construir una familia centro de la sociedad y futuro de la humanidad.
Hoy más que nunca, y lo dice claramente el Papa Francisco, en su carta La “Alegría del Amor” (Amorís Laetitia), hay que ayudar a las jóvenes parejas a armar su proyecto de vida antes de casarse. Por eso, urge preparar a los novios, y la verdadera preparación no es el curso prematrimonial, sino el verdadero conocimiento mutuo de las parejas y sus familias para ver si son compatibles. Luego es necesario el acompañamiento para crecer en el amor, en especial en las épocas de crisis o dureza de la vida, aquí el papel de los matrimonios mayores es clave con sus testimonios y consejos. Y pide a la comunidad eclesial repensar la pastoral de los divorciados. A veces por razones moralmente válidas, es mejor separarse sobre todo para defender a la parte más débil o frágil: la mujer o los niños. Tienen derecho a rearmar su vida.
Para armar un buen proyecto de vida es importante entonces: conocerse, saber comunicarse y comunicar no sólo cómo están sino qué sienten, qué desean, qué anhelan; y sobre todo respetarse en sus diferencias, no existe igualdad única, sino condiciones de igualdad. Debe quedar claro que Amar es sinónimo de Arriesgarse:
Si alguien tiene miedo,
Que se quede en su casa,
Si alguien teme escalar
Que se quede en el refugio
Si alguien teme salir
Que no se suelte la mano de su Madre
Pero si eso hace alguien
No será humano
Ya lo propio de lo humano
Es salir, es arriesgarse, es amar.
Julían Ríos.
Por
Fabro, S.J.
Reflexionemos:
¿Cuáles son las razones del Antiguo Testamento para casarse?
Armar un proyecto de vida con alguien distinto a mí, pero complementario.
¿Cuál es la razón de casarse según el Nuevo Testamento, según Jesús?
Desarrollar la voluntad de Dios: que sean felices los hombres y mujeres.
¿Cuál es la razón del divorcio?
La dureza del corazón. La inmadurez. El desconocimiento. La debilidad.