Hay varias maneras de enfrentar lo que viene, el futuro; de dejar lo que pasó, el pasado. Según esa actitud viviré el presente con gozo y esperanza o con dolor y angustia.
Para las personas de fe de la Comunidad Cristiana la celebración del Adviento - Navidad coincide con la celebración civil y cósmica de un fin de año y comienzo del otro. Es una oportunidad para aprender sobre el camino recorrido y prepararme con más sabiduría el camino a seguir recorriendo el futuro, lo que viene.
En ese contexto los hombres y mujeres de fe, debemos aprovechar nuestras celebraciones religiosas como ese testimonio que debe contagiar aquello que creemos: El Amor, La Esperanza, La Alegría, que se manifiestan con más fuerza en estos días de fin de año, pues damos gracias por lo vivido y nos abrimos con esperanza a lo que vamos a vivir. La fe se contagia, nuestros actos de fe deben reflejar esa actitud de vida. Eso es vivir de fe, surge de mis convicciones y reflexiones en lo que creo, en quién creo y en lo que espero y qué espero. Solo lo humano y su valoración hará de mí un hombre o mujer religioso o de fe. “Lo antiguo ya ha sucedido y algo nuevo yo anuncio, antes de que brote, se los hago oír” (Isaías: 40: 1-8).
Alguien escribió una linda oración que expresa la confianza en la vida que fomenta la fe en ese Dios que se manifiesta cada año al hacer memoria de su historia y recordar su promesa. Por ello, Adora y Confía:
“No te inquietes por las dificultades de la vida/
Por sus altibajos y por sus decepciones/
Por su porvenir más o menos sombrío.
Quiere lo que Dios quiere.
Ofrécele en medio de inquietudes y dificultades el sacrificio de tu alma sencilla que, pese a todo/
Acepta los designios de su providencia. Poco importa que te consideres un frustrado/
si Dios te considera plenamente realizado, a su gusto.
Pídele confiado ciegamente en ese Dios/ que te quiere para sí.
Y que llegará hasta ti, aunque jamás lo veas. Piensa que estás en sus manos/ Tanto más fuertemente cogido/
Cuanto más decaído y triste te encuentres”
Adora y Confía.
Nuestra Historia de fracasos, debilidades no nos ayuda a tanto optimismo. Tantos jóvenes desorientados, tantos matrimonios fracasados, tanta depresión en adolescentes que no encuentran salidas a sus angustias, tantos recortes a los presupuestos y en especial al de la educación, tantos ajustes económicos y amarres con los chinos que producen cosas que duran poco y nos seguimos endeudando.
¿Cómo abrirnos a la novedad de la vida? ¿Cómo acoger la sorpresa de este Adviento, Navidad y Nuevo Año?
Historia de relaciones, compromisos y experiencias.
¿Qué es la Novedad?
- Novedad puede ser liberarme de alguna atadura, prejuicio, norma, insulto o fracaso. Ver curada una herida y no vivir resentido, afrontar una relación conflictiva, jefes problemáticos y controladores.
- Novedad es apostar por un proyecto, por una meta que dinamice mi tiempo y mis ilusiones.
- Novedad es volver a confiar en los otros, en uno mismo, es mirar los problemas y las cosas de otra manera.
- Novedad es romper etiquetas y prejuicios.
- Novedad es aprender y creer que siempre se puede mejorar, es aprovechar tu inconformismo para buscar lo mejor.
- Novedad es Innovar con sentido y descubrir la novedad de la vida, cada adviento, cada año nuevo.
“Ayúdame Señor a tener suficiente alegría para ser siempre amable. Suficiente dolor para ser siempre humano.
Suficiente esperanza para ser feliz.
Suficientes fracasos para ser humilde.
Suficientes éxitos para ser entusiasta.
Suficientes amigos para echar una mano.
Suficiente enemigos para amar de verdad”.
Aprender de Ti, para ser yo viviendo el nosotros de la fe, la esperanza y el amor”
Por
Fabricio Alaña E. S.J.
Reflexionemos:
¿Con qué actitud viviré este adviento, fin y nuevo año?
Abriéndome a la novedad de la vida, agradeciendo lo vivido.
¿Qué cosas se me hacen difíciles y me piden un cambio?
Mi trabajo, mi jefe, mis compañeros ¿cómo amarlos?
¿Cómo dejarme sorprender?
Viviendo una existencia más auténtica, siendo más generoso con el otro.