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BACHILLER: ¿CÓMO VALORAR-TE?


Cuando un padre/madre inicia el proceso de formación escolar de sus hijos no les dice ''te quiero por tus notas'', suele decir te quiero por tus logros. Logros es ser más que alguien que saca buena nota, es lograr las metas de la vida que se fijan en cada etapa de tu crecimiento.


Cuando termina la secundaria lo que el padre/madre entiende por logro suele ser el consejo más hermoso y práctico que representa satisfacción y un seguir soñando: “hasta ahora te he acompañado, mi querido hijo o hija, he invertido en tu educación, sea pública o privada (hay inversión), lo que he deseado de ti es que tengas las fuerzas para caminar por ti mismo, la vida es una aventura, pero hay que saber vivirla, ahora dependerá de ti el conseguir tus logros más de carrera, técnica o profesión, que seas una persona feliz, que aportes a la sociedad y seas capaz de mejorar este mundo, para que la familia que construyas viva con dignidad”.


Todo eso es un plan de vida, cómo lo valora el padre/madre al terminar el bachillerato, la capacidad que tenga su hij@ en seguir adelante en la vida en la carrera, estilo que desea construir para ocupar un lugar en el mundo. Un padre/madre, que exija notas, que lamentablemente los hay, ve la educación y a sus hij@s como un producto, y la educación ante todo es un proceso, el proceso de ser persona capaz de amar, de usar y desarrollar la creatividad, de encontrar sentido a la vida y aportar a dar soluciones a los problemas de la sociedad y buscar su desarrollo cuidando el planeta, como casa común de todos.


¿Qué es la evaluación ser bachiller? Si se centra solo en cuatro materias básicas, si arroja una nota y porcentaje de aciertos ¿es el instrumento adecuado para valorar el crecimiento humano de un adolescente y el cumplimiento de las expectativas de un padre/madre que desea que su hij@ encuentre sentido a la vida y sea productivo? Ser bachiller, tal como en el Ecuador se realiza incurre en los grandes errores del sistema educativo tradicional que ha arrojado personas memoritas y competitivas que busca la mayor nota pero no ser la mejor persona que una sociedad necesita:

  • a) La obsesión por ciertas habilidades en donde se reduce la función de la inteligencia como el desarrollo de esas aptitudes académicas en donde se privilegian los números y las letras, la lógica y un tipo de razonamiento,

  • b) La jerarquía de las materias, que privilegian las ciencias duras de datos y conocimientos, ante las blandas de los valores y creatividad,

  • c) la creciente dependencia de ciertas maneras de evaluación, alcanzar un estándar y no una meta (Análisis tomado del libro de Ken Robinson, El Elemento, Sudamericana, págs. 33-35).

¿Qué necesitamos para valorar un proceso formativo de ser persona útil, proactiva y sociable, capaz de amar, resolver problemas y buscar alternativas a los males de la sociedad? Ciertamente NO seguir con la prueba Ser Bachiller, por algo algunos países de grandes logros en educación como Finlandia se han salido de las pruebas PISA, sistema modelo de la del Ser Bachiller. El recientemente experto en finanzas y administración, Edwin Palma, destituido de su función de ser director del INEVAL responsable de diseñar y tomar las pruebas Ser bachiller, decía con acierto, “hay un divorcio entre el sistema de educación media y el superior” (Diario Manabita, 03-02-2020, pág 16ª). Lo que no tiene claro nuestro experto en finanzas es que lo que falla es el modelo educativo, en donde el currículo, las metodologías y la evaluación deben ir de la mano para ir viendo desde el aprender haciendo si los chicos van logrando desarrollar sus habilidades, saber para qué sirve los conocimientos, saberlos usar y sentir gusto por seguir aprendiendo. Ese es el punto, reimaginar la educación para saber a dónde vamos y como valoramos nuestros esfuerzos y logros.   


Hay muchas quejas y falacias, pocas propuestas y diseños innovadores, pero estamos en búsquedas. La ley de educación actual permite e impulsa la búsqueda de nuevos procesos pedagógicos, donde el aula se transforma en un espacio de aprendizaje y la escuela en un laboratorio de la vida, en donde la universidad debe conectarse para seguir desarrollando esas propuestas que formen los seres creativos y curiosos que necesita la ciencia para solucionar sus males y avanzar en sus logros. Un nuevo modelo educativo es posible no solo una nueva evaluación.


Gunnar Lundh invita a valorar a los jóvenes estudiantes de otra manera:

“Es preferible que los jóvenes presenten su proyecto final de emprendimiento con sustentabilidad, incluyendo la protección al ecosistema”

(El Diario, 03-02-202, pág 26ª).



Reflexionemos:

¿Qué es Ser Bachiller?

Una prueba que mide conocimiento adquirido y se refleja en una nota.


¿Qué se necesita evaluar?

La oferta educativa y la capacidad de aprender y no de memorizar.


¿Qué hacer para solucionar esta falacia?

Reimaginar la educación y convertirnos en sociedad educadora.

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