“La eutanasia es considerada uno de los procedimientos más usados en nuestra sociedad, con el propósito de causar la muerte a un paciente que se encuentra con una enfermedad en estado terminal con el fin de evitarle sufrimiento, de tal forma que se le impide molestias tanto físicas como psicológicas que produce su enfermedad. Sin embargo, hay sociedades que niegan incluir esta práctica, ya que, este va en contra de sus objetivos constitucionales que es el de velar por la vida y la dignidad humana de cada individuo. Cabe destacar que cada ser humano tiene dignidad característica e intangible, que es universal e independiente de la situación que padezca la persona, por ende, cada persona tiene el derecho de elegir hasta el final y a decidir lo que más le conviene”.
El párrafo anterior es producto de una investigación de lo que se encuentra en la web a raíz del tema de la eutanasia –la buena muerte- dentro del tema de bioética de las clases de ética que tengo con mis estudiantes de medicina este semestre. Son chicos geniales, muy pilas, despiertos, inteligentes, capaces de muchas cosas, cuando paso por las canchas y los espacios techados que tiene la universidad, los veo leyendo, discutiendo sobre fórmulas que deben aprenderse de memoria, repetir los nombres de los huesos, músculos y cómo funciona el aparato respiratorio, nervioso, entre otros. Pero temas, de cómo vivir bien, cómo desarrollar humamente, tienen pocas horas y de forma virtual. La mayor carga curricular y horaria como en todo el sistema educativo se lo llevan las asignaturas duras, lo que llaman blandas, que son las más importante para vivir, se las distribuyen muy blandamente y en poco espacio y tiempo. Así está la educación. Lo importante es la rentabilidad, la producción. Pero, en las ciencias de la vida ¿qué es lo importante? Es lo que no me queda claro. ¿Cómo abordar los temas esenciales de la vida en una hora a la semana? A ellos, les toca dar más tiempo, alguno lo hace, pero copiando y pegando lo que encuentra en el ciber espacio y más a mano, pues, la era digital, digitaliza hasta el cerebro y el corazón, muy pocas buscan otras fuentes. Así no hay tiempo para lo blando sino para lo duro. Y así sacamos profesionales duros para comprender lo que el ser humano necesita para ser feliz, para sanarse a sí mismo y no recibir migajas de teorías salutíferas que hacen depender tu buen vivir de fármacos o médicos y no de tu conciencia y corazón, sede de la razón y de la sabiduría dónde se toman las decisiones importantes. Qué tipo de profesional deseas ser en la sociedad, un técnico más, un gran técnico o alguien que deje su huella por su estilo de humanidad. Para eso, como profesional de la salud, cuando hagas el juramento hipocrático, qué mismo vas a jurar “defender la vida hasta lo último”; ¿Cuál es el criterio de dónde termina la vida y empieza la muerte?
Si como sociedad y como equipo de profesionales que forman personas, Universidad, no dedicamos tiempos a las preguntas de la vida, a las decisiones y los criterios que hacen de nosotros grandes humanos porque tenemos empatía y compasión, no solo competencias, los chicos entenderán que cada cual tiene derecho a quitarse la vida, a abortar, a cambiar de pareja, alquilar útero, ponerse el semen de otro para tener hijos, cobrar lo que desea en la consulta, porque atender a los pobres no es rentable y no tiene la menor idea que es responsabilidad de ellos, sino de otros. Son los temas de la ética, de la ética médica que deben profundizarse y enseñarse solo cuando hay una propuesta en equipo y no profesores aislados en tiempos reducidos y en espacios virtuales donde no llegas ni a la conciencia ni al corazón del ser humano donde verdaderamente se hace humano un hombre o una mujer porque toma decisiones por razón y corazón, con criterio razonable y con sabiduría esperanzadora. La dignidad de la persona no está solo en el buen morir sino en acompañar hasta que deje de funcionar las células de las personas enfermas. Mientras tanto toca a los profesionales de la salud, a la familia y a la sociedad acompañarlos a bien vivir con calidad de vida desde la empatía y cariño social que haga posible cerrar los ojos con ternura y esperanza que se los ha amado hasta el último.
Si la eutanasia es la mejor decisión porque es una cuestión de derecho y no de dignidad y responsabilidad social, pues inyectemos las inyecciones letales a muchos familiares nuestros y adultos mayores que no pueden moverse, hablar ni comer bien.
Gracias a la creatividad y responsabilidad por dar sentido a la vida, los directores argentinos de la película de Neflix, INSEPARABLES, nos dan otra versión de un real y completo discernimiento, que gracias a la empatía, servicialidad de un jardinero sencillo y espontáneo, otro parapléjico, historia real, decide vivir, casarse de nuevo y tener hijos. ¿Cuál es el discernimiento ético que debemos hacer lo que asistimos a nuestros hermanos enfermos en estado grave?
POR: P. Fabricio Alaña E, SJ ¿QUÉ MISMO ES LA EUTANASIA? Acompañar a bien morir hasta el último a nuestros enfermos graves.
¿QUÉ ES LO QUE UN MÉDICO O PROFESIONAL DEBE DEDICAR MÁS TIEMPO? A formarse en humanidad, las habilidades blandas. ¿CUÁL ES EL PAPEL DE LA SOCIEDAD Y DE LA UNIVERSIDAD? Repensar modelos de humanidad en todos los campos.
Comments