Gloria y José se encontraron con el padre Fabro, que fue su rector en la secundaria en el café de los ricos panes de almidón de la ciudad. Hoy, ya cuatro años de universidad recuerdan no solo las travesuras que le hacían a los profes y al mismo padre Fabro, y profundizan en el aporte del colegio para formar hombres y mujeres conscientes, competentes, comprometidos y compasivos. El ideal de los colegios jesuitas como perfil de egresado de sus alumnos.
El padre Fabro comenta con ellos sus intereses pedagógicos-innovadores en que se encuentra la educación. El tren de la historia de la real transformación educativa llegó de forma disruptiva y exponencial. Una lástima que muchos tarden y ponderen medios más que fines. Pero una cosa es cierta, no hay quien lo pare. Gloria está cerca de terminar su carrera en ingeniera biomecánica (La que hace los aparatos que necesitan los médicos para operar, investigar, etc). Y José a punto de salir como perito en el manejo de la inteligencia artificial para solucionar los problemas de los residuos tóxicos de las mineras, del mar, entre otros problemas de la humanidad. Los dos ya trabajan de forma parcial, pero bien remunerados en fundaciones internacionales que promueven la bioeconomía para todos y el desarrollo sostenible del planeta.
Chicos, sé lo capaces que son ustedes para enfrentar los retos del conocimiento, lo solidarios que son para aliviar el dolor de los que se cruzan con ustedes, pero al final por más cualidades y actitudes que tengan, terminan haciendo lo mismo que hace la gran mayoría de profesionales o técnicos de este país que está en vías de desarrollo, buscan su bien, ayudan cuando pueden, pero lo prioritario es lo propio, lo familiar. Eso hace pensar que nuestra educación no está transformando el mundo.
Padre Fabro, en el fondo tiene verdad, pero hay una parte de mí que se rebela. En la universidad uno se deja influenciar por el medio y al privilegiar universidades buenas que formen en las carreras del mundo de hoy, se pierden ciertos valores. Extrañamos las visitas al ancianato, los talleres que dábamos a los adultos mayores, las visitas los sábados a las zonas pobres a dar apoyo escolar, la casa de acogida a los migrantes de otros países donde servíamos en la mesa, conversábamos y buscábamos microemprendimientos para ellos. Hoy la competitividad, la necesidad de sobresalir hacen pensar en el yo para poderlo cuidar y engordar, luego pensar en los demás. Los fines de la educación de nuestros gloriosos colegios jesuitas se cumplen en parte. Miren lo que pasa en Colombia, los reclamos son de jóvenes y buscan el bienestar para todos, no es la forma de ejercer la ciudadanía, creemos.
Chicos han dado en el clavo: ¿Cómo ser ciudadanos en países que están en vías de desarrollo? Entendemos mal la educación en competencia, aunque el concepto suene bonito termina siendo idea: Desarrollar habilidades, actitudes y las mejores cualidades del ser humano. Hoy en día se habla de las 7 C's y no solo de las 4 C's de consciencia, competentes, compasivos, comprometidos para ser ciudadanos del siglo XXI: falta desarrollar la creatividad, fortalecer el carácter y construir una ciudadanía Global.
Padre Fabro, aterrice ¿Qué es eso de ciudadanía global? Simplemente ser un gran compañero de todos los hombres y mujeres y cuidar la casa, madre tierra de todos. Padre eso es idealista. ¿Cómo podremos dejar de explotar la naturaleza y no conseguir riqueza para el país? ¿Cómo ser hermanos de extranjeros, lejanos de otras culturas si con los cercanos y de la misma raza o región cuesta?
Ese es el reto. “Ciudadanos globales son aquellos que buscan continuamente profundizar su conciencia sobre su lugar y responsabilidad local y global, en un mundo cada vez más interconectado, aquellos que se solidarizan con otros en la búsqueda de un planeta sostenible y un mundo más humano, como verdaderos compañeros en la misión de reconciliación y justicia”.
Se trata de ser ciudadanos del mundo, ya que el mundo es nuestra casa. La libre movilidad de personas es un derecho universal. Cuidar lo que es de todos es la doctrina del Bien Común que la Iglesia ha profesado siempre. Como dice el padre Arturo Sosa. SJ superior de los jesuitas en el mundo: “Aunque el concepto de “Ciudadanía Global” está en proceso de construcción, nuestra educación jesuita debe ser en él un actor creativo.
Nuestra presencia en tantos lugares y culturas en el mundo, en el cual todos los seres humanos y sus pueblos, son poseedores de una “ciudadanía global”, en la que se enlazan deberes y derechos, más allá de la propia cultura, de los nacionalismos y de los fanatismos políticos, o religiosos, que impiden el reconocimiento de nuestra radical fraternidad”. En otras palabras, la literatura antigua nos enseñaba: “Nada de lo humano nos es ajeno”. Y si Uds. me preguntan cuál es el mensaje de la biblia entera, lo resumiría en tratar de responder a las preguntas que hace Dios a los hombres: ¿Dónde estás? (Gén 3:9), ¿Dónde está tu hermano? (Gén 4). Y, ¿Quién es mi prójimo? (Lc. 10: 25-37).
Por
Fabricio Alaña E.
¿CUÁL ES LA FINALIDAD MAYOR DE UN COLEGIO?
Formar ciudadanos globales.
¿QUÉ ES SER CIUDADANO GLOBAL?
Desde tu territorio sentirte compañero de todo hombre y mujer.
¿CULAES SON LAS COMPETENCIAS MÁS NECESARIAS?
Formar el Carácter y Ciudadanos Globales.
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