Familia Ecuatoriana, no es fácil sentarme y escribir estas lineas para dar ánimo, pedirles que se queden en casa; especialmente a los jóvenes pedirles que busquen la forma creativa de formarse, hay muchas, que profundicen su relación con sus padres, que les digan que los aman, ahora que están cerca de ellos, disfrútenlos ahora que pueden y piensen y sientan que Dios es Padre, no solo es el Creador, que nos ama, que no nos abandona, que es el fundamento de nuestras vidas y existencias.
Justo hoy, querido joven que estoy lejos de mi familia, de mis seres queridos y de mucha gente buena que me dio apoyo cuando viví y trabajé con ellos, que dí mi vida por un proyecto educativo innovador, tuve que escuchar cómo este se destruye o se le quiere dar otro giro, sin percibir todo el trabajo que se hizo, incluso el dinero invertido, eso no ha importado, ha primado hacer daño a la imagen de las personas que lo trabajaron. Dios es grande y en sus manos queda y de la historia. A esto se le suma y con mayor tristeza, ver cómo mi ciudad, Guayaquil es el foco de infección y muerte más grande del país. Me ha tocado ver por los noticieros más los internacionales que los nacionales pues estos están asustados y ocultan la verdad. No saben manejar el problema, buenas intenciones hay, pero no están los mejores hombres y mujeres del país conduciéndonos en estos momentos, la culpa no es de ellos, sino de quienes los elegimos o facilitaron el fraude, veo cómo aparecen muertos en las calles, pues nadie los ha ido a buscar, no tienen los protocolos de atención claros.
Te pongo más ejemplos, que me escriben por whatsapp familiares y amigos: “el señor que trabaja al frente de mi casa murió. Estaban pidiendo a la familia 1.300 dólares para llevarse el cuerpo. Al final dijeron que le toca a la policía, y si no se lo lleva, le toca a la familia misma tener que quemarlo ahí mismo en la casa”. Una prima, hoy me escribe: “primo, porfa, reza por mi amigo Michael. Hoy murió, no encontraron oxígeno sus familiares por ningún lado”.
Luego de rezar, de pensar, solo me queda el silencio, la soledad y la discreción. Pero me encanta escribirte desde hace diez años que reemplacé al padre Pepe Mendoza sj, en esta columna del Diario, me ayuda a fortalecer mi fe, mis convicciones, tener claro los desafíos educativos para que tú seas mejor que nosotros que es una generación perdida en parte, no del todo, pues sí he visto y convivido con grandes personas, pero la sociedad no se ha estructurado en función de buenas o grandes personas, si no de la mediocridad, la corrupción, la viveza del sálvese quien pueda, de un Dios muchas veces manipulable a las ideologías de las personas, sean curas o no, o de los intereses del poder de turno sea político o económico, o de un Dios bueno, pero lejano y misterioso en donde solo unos burócratas de la religión se sienten mediadores de ese Dios para atraer su benevolencia.
Por ello, la pregunta ¿Dónde está Dios? Que es de toda la vida y a lo largo de la historia, en especial en épocas de catástrofes o desgracias solo se la puede contestar: “mirando a Cristo puesto en Cruz” y cargando con la cruz de las víctimas de la historia y de esta pandemia. La respuesta es práctica, jamás será teórica de formulaciones bonitas, de doctrinas seguras o de estética de templos, conventos o casas de retiro bellos y vacíos. La respuesta es ética, solo acompañando al que sufre, cargándolo como el buen samaritano (Lucas 10: 25-37), sin preguntarle su religión, su ideología o su raza, simplemente mirando su humanidad y sufrimiento. Recuerda que ética viene del griego Ethos, que significa “forma de vida en común, que adopta una sociedad”, refleja los valores del modo de ser de un pueblo, si nuestra fe o nuestra convicción en Dios no se hace realidad en la práctica cotidiana, en la lucha contra el mal y la desesperanza ese Dios es un ídolo, que hay que combatir y no el icono, imagen del amor humano que revela lo divino cuando se ama desinteresadamente, como Jesús.
Ojalá, querido joven, conversa con tus padres, amigos y reflexionen si la vida se nos va mejor cuando sentimos a Dios en nuestras luchas a pesar de sus silencios que hablan en las acciones humanas o de su discreción que acompaña el dolor de su pueblo.
Reflexionemos:
¿Cómo hacer de tu estadía en casa una oportunidad de aprendizaje?
Demostrando amor y agradecimiento por tus padres y familia
¿Qué hacemos con Dios?
Hay que hacerlo pregunta, problema, tema de discusión no meramente de rezos y adoración.
¿Dónde ESTÁ DIOS?
Luchando contra el mal, aportando esperanza en los médicos, científicos, enfermeras y otros.
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