Una amiga me compartió su experiencia de salida de las drogas. Me gustaría resaltar algunas frases importantes que llamaron mi atención, nos dice X, sobre un libro que habla de las drogas y confronta su experiencia.
Una de las frases que más me gustó fue: “rodéate de gigantes espirituales y no de enanos mentales”. ¿Somos seres totalmente independientes? Nuestro entorno sí influye en nuestro desarrollo y pienso, (nos dice X) que uno siempre debe buscar rodearse de lo mejor. Mientras crecía mis papás me hicieron creer que lo mejor eran personas que tenían dinero. La realidad es que no fue así. Mientras estaba interna (en un centro de desintoxicación) encontraba gigantes espirituales en mujeres adultas de 63 años con ganas de superar su adicción a las drogas, mujeres que se levantaban mirando al cielo. Una de ellas, en algún momento supo decirme que la vida no tenía sentido si uno no era grato con lo que en ese momento tenía cerca y que muchas veces nos volvíamos ciegos esperando a que nos den lo que nosotros pedimos o lo que tal vez pensamos que es lo mejor.
Estábamos internas en una clínica, pero estábamos limpias, teníamos un techo y no faltaba un plato de comida, nunca faltaban las palabras de aliento, ella en ese momento fue mi gigante espiritual, con el pasar del tiempo cuando tuve que salir de casa me rodeaba de varios tipos de personas. Una de ellas, Isabel, fue mi gigante espiritual con quien nunca me faltó el apoyo, quien no dejó el beso en medio camino, siempre impulsándome a ser mejor, siempre diciéndome que, pese a cualquier tipo de dificultad, podíamos salir adelante. Dentro del camino también teníamos sueños y metas por cumplir, al tener su presencia en mi vida comprendí que sí podía y me llené de fortaleza para ser mejor día a día.
Otra de las frases que me gustó muchísimo fue: “Eres responsable de tus hábitos, de tu salud, de quién te enamoraste, a quién contrataste, con quién te asociaste, en quién creíste, y si no tomaste la mejor decisión te queda la opción de mejorarlo todo a partir de la humildad y la sabiduría, cuando aparezcan nuevas oportunidades”.
Hoy luego de varios años sin tomar responsabilidad alguna sobre mis actos puedo ser completamente honesta y hacerme cargo de las diferentes situaciones que atravieso. Para mí, era muy sencillo poner la responsabilidad sobre cada uno de mis padres, incluso de situaciones de las que ellos no estaban al tanto, siempre arrastraba un resentimiento con ellos y desde luego con la victimización que hoy en día comprendo que fue completamente innecesaria, hasta que con esta frase me pude dar cuenta que lo que carecía era de humildad y sabiduría para enmendar y actuar de una mejor manera. Carecía de uno de los principios espirituales que yo considero más importantes, carecía de aquello de lo que me vanaglorié siempre ser.
Hoy me permito equivocarme porque aprendí que soy humana. Claro que busco los mecanismos para no hacerlo sin embargo no estoy libre de cualquier error. Lo que marcará la diferencia es que logre aceptarlo y cambiarlo para no hacerme más daño.
“Nadie, además de ti, tiene una maestría en tu vida, solo tú conoces la anchura de tus sueños, esa dimensión que se abre cuando cierras los ojos”. Muchas veces permitimos que la gente sueñe por nosotros y nos diga de lo que somos capaces, hasta dónde podemos llegar, lo que podemos lograr. La realidad desde mi forma de ver las cosas es que los sueños están al alcance de mis manos, están al alcance de mi vida y de cuanto yo me permita lograr. Soy fiel creyente de que los seres humanos tenemos la capacidad de lograr todo con el simple hecho de soñarlo ya es un paso, pues existen personas que viven en su zona de confort siempre y es triste porque se acostumbran y condenan a una vida monótona. Sin embargo, yo he decidido sacudirme y empezar a cumplir cada una de las metas que me he propuesto, claro que toman tiempo y muchos de ellos no resultan al primer intento, pero el éxito de cada uno de ellos está en intentarlo y hacerlo hasta lograrlo.
POR:
P. Fabricio Alaña E, SJ
PARA PENSAR:
¿ES POSIBLE SALIR DE UN VICIO?
Siempre.
¿QUÉ SE NECESITA?
Compañía, ternura y técnicas.
¿CÓMO REORGANIZARTE DE NUEVO?
Valorando y cuidando lo que descubriste en la sanación: la ternura y la compañía.
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