Si algo tienen Jorge y Raquel es su franqueza para decir las cosas y su fascinación por la literatura latinoamericana feminista, la de Isabel Allende, Marcela Serrano, Angela Mastretes, entre otras. Los chicos contrastaron sus lecturas con las reflexiones que hacía el Padre Fabro de la Doctrina Social de la Iglesia en sus clases de Cultura Religiosa con los de Tercero de Bachillerato. Aquí Fabro insistía en la necesidad de construir una civilización del amor.
La realidad nos muestra la insensibilidad que hay para solucionar los grandes problemas de hambre, salud, educación, cada hora es arrasada un área equivalente a 600 estadios de fútbol. Las 500 personas más ricas del mundo tienen más ingresos que los 416 millones de ciudadanos más pobres. Alguno dice que la tecnología actual en manos de un hombre que no sabe lo que quiere, “tiende a crear más problemas que los que puede resolver”. Por ello, necesitamos una educación que impulse la civilización del amor, que combate toda discriminación y enseñe a valorar la familia, la raza, la cultura, la religión.
Entonces, surgen Jorge y Raquel y cuestionan tan sublime planteamiento, necesario, por cierto, pero que el camino es largo y será difícil, ya que lo primero es entender que el amor es libre dice Jorge, y no solo eso, muchas veces es necesario que sea salvaje, argumenta Raquel, ya que debe sacar lo mejor de nosotros mismo, como sea y en el momento que sea. Pero, ¿eso es amor? Claro Padre, Ud nos ha dicho ante todo que las personas crecemos cuando amamos y en especial cuando ejercemos el amor como un acto libre no obligado. Eso está correcto, pero, ¿por qué salvaje?.
Entendemos salvaje Padre desde lo que hoy los jóvenes solemos relacionarnos. No siempre nos entienden los adultos, pero tenemos derecho a expresarnos salvajemente para llegar al punto equilibrio. Pero puedes morir en el intento.
Chicos, si bien entiendo que lo que quieren decir es que no se puede dejar domesticar al amor para que actúe solo par razones y necesidades puntuales, sino que su impulso es grande y no sabemos a dónde nos lleva si de verdad rige nuestra vida el amor como entrega, como donación, como libertad responsable. Por ello, es clave construir nuestras sociedades desde el principio del amor civilizatorio, pues la civilización es el “conjunto de costumbres, ideas, creencias, cultura y conocimientos científicos y técnicos que caracterizan a un grupo humano en un momento de su evolución”. Por lo tanto, una persona civilizada es la que ha desarrollado lo mejor de sí, y lo mejor de los humanos es nuestra capacidad de amar, esta no puede quedarse en el campo de lo íntimo o privado, sino de lo público y social.
¿Qué se necesita para una real civilización del amor? Te transmito unas ideas de mi amigo Antonio Pérez, en su libro: “Educar es enseñar a Amar”. Lo primero es aprender a convivir, a no agredir ni física, ni verbal ni sicológicamente a nadie. La agresión es signo de debilidad moral e intelectual y la violencia, ausencia de pensamiento. La calidad, nos dice Antonio, de cualquier institución, familia o sociedad no se determina por tener o no conflictos, sino por la manera cómo los resuelve. Segundo, para construir una civilización de amor necesitamos una educación que enseñe a valorar tu cultura, a conocer y respetar otras culturas y pueblos, ya que la diversidad nos enriquece a todos. Tercero, aprender a vivir como un regalo para los demás. Hoy, los Aprendizajes Basados en Proyectos que más entusiasman y se aprende son los que solucionan los problemas de la gente, por eso se llama Aprendizaje Servicio o Emprendimiento Social. Pero en especial para construir lo público y hacerlo bien debemos repensar la política y lo político, “como la forma de más alta caridad”, decía el Papa PIO IX.
La política hay que entenderla como búsqueda del bien común y en consecuencia, es el ejercicio de un amor eficaz a los demás. Como dijeron unos obispos en 1965: “arte difícil y tan noble”. Pues, hace posible la paz, la concordia social y las relaciones fraternas entre todos.
Entonces chicos, ¿nuestro amor salvaje lo podemos civilizar libre y conscientemente? Claro Padre Fabro, cuando lo entendemos como la forma más noble de expresión de nuestro ser. El amor debe animar todos los ámbitos de la vida, extendiéndose también al orden internacional. Pues Raquel se puede aceptar un amor salvaje hasta cierto punto, pero no una civilización salvaje.
Por
Fabricio Alaña S.J
PARA PENSAR
¿ACEPTAS QUE EL AMOR ES LIBRE Y SALVAJE?
Libre, claro, salvaje a discutirlo. La esencia del amor es el respeto.
¿SE PUEDE USAR EL AMOR PARA CONSTRUIR UNA CIVILZACIÓN?
El arte, la historia, nuestra cultura nace de una energía que nos une y construye lo mejor.
¿QUÉ SE NECESITA PARA EDUCAR EN EL AMOR?
Respeto, ofrecerse a los demás, aceptar la riqueza de la diversidad y una buena política.
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