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EL CEC HOY – 56 años sirviendo a la juventud manabita.

El CEC creado por los padres jesuitas y consolidado por el Padre Pepe Mendoza, SJ sigue ilusionando a los jóvenes para ser líderes y superar conflictos. Este 8 de septiembre cumple 56 años de vida. Nos habla el Director Nacional del CEC (nota de Fabro sj).


“De verdad estoy disfrutando mucho de todo esto, en estos tiempos necesitamos compañía y estas actividades nos están uniendo”, me escribía Alejandra (16) a mediados de abril, mientras me mostraba su pequeño altar que había construido en casa y que compartía con su hermanito menor en viernes santo. Con estas palabras deseo sintetizar cómo está viviendo el CEC esta pandemia y como van a festejar sus 56 años de servicio a la juventud manabita.

La pandemia nos sorprendió a todos y nos tocó suspender todas nuestras actividades a partir del sábado 29 de febrero, reemplazándolas por actividades como “CECenCasa” que consistía en ayudar en nuestros hogares  como si estuviéramos en un campamento, con nuestras pañoletas, a barrer, arreglar casas, cocinar, lavar platos, entre otras actividades y luego con un ChallengeCecista nominando a miembros del CEC a recrear un canto típico nuestro y luego compartirlo por nuestras redes sociales para sentirnos cerca a pesar de las distancias.

Pero esto no fue suficiente, y tomando en cuenta el pensamiento del libro de Liderazgo Ignaciano: Nuestro modo de proceder, (2017:56): “El estar situados permanentemente en el contexto permite estar atentos a la necesidad de adaptación al cambio constante”, nos propusimos iniciar este proceso de adaptación a la nueva realidad, la virtualidad, y con mucha generosidad, ingenio y creatividad por parte de los miembros de Guías y Asesores, se logró plasmar un plan de contingencia que entre otras actividades destacan: Pascua Juvenil denominada CECenPascua, en donde por tres días consecutivos compartimos nuestra fe cristiana por áreas, con el complemento de la espiritualidad ignaciana a través de las Pausas en comunidad, que realmente ayudaron a vivir y compartir en familia la experiencia de como Dios se va manifestando en nuestras vidas.

Esta primera experiencia nos fortaleció para continuar teniendo nuestras reuniones semanales de áreas y mensuales de guias-asesores, a través de zoom. Aprovechamos la virtualidad, para participar de talleres de formación a nivel de Red Juvenil Ignaciana y capacitarnos en Acompañamiento, Apoyamos la formación de comunidades a nivel nacional para acompañar a otros jóvenes a través de la Pausa Ignaciana Comunitaria, de la que muchos de nuestros jóvenes también participaron como acompañados, nos dejamos acompañar también por otros responsables de obras jesuitas de la provincia de Manabí, compartimos la misión de iniciar el proceso de actualizar el proyecto de Pastoral Juvenil Jesuita del Ecuador y estamos preparando nuestros Ejercicios Espirituales virtuales para finales de este mes de septiembre.

En este sentido, estas actividades nos han llenado de varias mociones: algunas de felicidad como los generados al leer líneas como estas que me compartía Rashell (16), al finalizar una reunión de formación: “Muchas graciaaaaaas, por todo, sus buenos deseos y sus enseñanzas, espero poder seguir aprendiendo y compartiendo junto a ustedes, muchas gracias de nuevo, bendiciones”.

Pero así mismo, otras que nos provocaron desolación y que nos dolieron el alma, como este mensaje que me compartió Richard (16) en el mes de junio: “Ya está mi padre en manos de Dios, pero hay un dolor inmenso que tenemos que curar acá. Estamos hablando de un viejo miembro del CEC que me inspiró a entrar a este maravillosos grupo”, al igual que el momento que nos enteramos de la muerte de uno de nuestros miembros del Directorio. Así mismo, hay otros mensajes de esperanza como el compartido por Nicole (18) en el mes de mayo al perder a su abuelita: “En realidad, ahora me salí del grupo de Pausas, y ya no estoy participando en las actividades, no sé, no me siento motivada, pero si es para representar al CEC, bueno cuente conmigo”. Y así nos movimos con dolor por la enfermedad, por las pérdidas de los seres queridos, pero también de esperanzas por la fe y el amor que estos jóvenes expresan no con palabras, sino con obras, pues todos continúan con nosotros, procurando construir un mundo mejor desde nuestros espacios, y gracias a ellos en el mes de julio ingresaron 80 nuevos miembros al área de iniciados.

Estamos celebrando este 8 de septiembre 56 años de servicio a la juventud manabita, y lo hacemos con humildad, con nuestra mirada fija puesta en Jesucristo y en nuestra Madre María, pilares fundamentales en nuestra obra, agradecidos por tanto bien recibido y dispuestos a seguir dando cada día lo mejor de cada uno, fortalecidos y con esperanza de días mejores como lo expresa Mikaela (18), “sus palabras me llenan de fuerza y de ese sentimiento de que sí puedo”. Así estamos viviendo esta pandemia, con mucha FE, Acompañados y con gran Esperanza. Y desde estos sentimientos profundos, estamos respondiendo a las Preferencias Apostólicas Universales de la Compañía de Jesús 2019-2029, de manera especial a la que declara el Acompañar a los jóvenes en la creación de un futuro esperanzador.

Gracias a todos por la confianza, a pesar de nuestras limitaciones, aquí seguimos siempre listos, siempre los primeros, contagiando nuestro modo de proceder a otras generaciones a la luz del “Ser más para servir mejor” y tomando las palabras de San Alberto Hurtado S.J.: “perdón por no poder darles todo lo que ustedes se merecen, porque ustedes son Cristo”.

Rolando Piguave

Director Nacional del CEC

ACTIVIDADES:

¿CUÁL ES LA MISIÓN DEL CEC?

Formar a los jóvenes a través de campamentos, excursiones y actos de solidaridad.

¿CÓMO VIVE EL CEC ESTA PANDEMIA?

Reuniones de amigos, de formación, de liturgias a través del zoom u otras.

¿QUÉ PRETENDE EL CEC?

Que los jóvenes se sigan formando y sigan apostando por una juventud pensante y solidaria.

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