José era uno de los chicos que destacaban en su colegio en Humanidades, sobre todo le gustaba leer sobre historia, filosofía y estudios sociales. Lástima, decía muchas veces, que cada vez tenemos menos horas de materias humanísticas y demasiadas en las de ciencias exactas y tecnológicas. Le encantaba refutar los intereses de Priscila, la compañera más práctica que había en el grupo a quien que le fascinan los números y los robots.
Priscila, ¿Por qué siempre andas creando robots y aparatos? Necesitas mucho recursos para armarlos, cuando tu familia necesita dinero. Porque ese es el futuro del mundo, la ciencia y la técnica es lo que da plata y domina la política, las relaciones sociales José, no seas ingenuo. - Sabes, tienes razón, cuesta aceptarlo. - Pero qué pena da escucharte y saber que muchos piensan como tú, que la humanidad es dominada por sus inventos en vez de saber manejar sus creaciones. Que lo que prima para crecer es lo material y sus repercusiones económicas.
Dime Priscila ¿Es posible vivir en democracia? ¿Por qué me preguntas eso José? Por una sencilla razón: ¿Te acercaste a votar la semana pasada? No, para nada no creo en la política ni en los politiqueros, que como dice la canción de Rocío Dúrcal, “Así son los hombres. Todos son iguales”. Ay Priscila, de verdad que no las entiendo a veces. Tú, una mujer matemática y práctica te dejas llevar por el romanticismo y generalizar opiniones sin el debido análisis. Dime, por favor con sinceridad ¿Crees que podemos ser felices? Claro José, para eso trabajamos, estudiamos. O sea que tú crees como los políticos, ¿Que la felicidad está en tener dinero a cualquier precio y en escalar en la sociedad sin tener en cuenta a los demás?
No José, la felicidad no está en el tener, pero sin plata como que no se puede ser feliz. ¡Ay Priscila! ¿Tú crees en el amor, la justicia, la verdad? Bueno, creo que debemos amar pero no es fácil, lo mismo ser justo y decir la verdad, pero no siempre se puede. Entonces, ves que la democracia puede servir y mientras más claro tengamos los principios que nos hacen personas justas y verdaderas entenderemos que vale la pena elegir. La Política es un ideal, pero que puede ser real si se dan las condiciones y se consiguen los consensos. Es como el amor, no por el hecho de que muchas parejas sean infieles y hayan roto sus lazos significa que no es posible amar y que no vale la pena armar un proyecto de familia, casarse.
José, yo creo que no se debe comparar la política y menos con el amor. Son dos cosas distintas. El uno se basa sobre lo público y sus estructuras y solo pretende conseguir los beneficios del grupo y de clase. El otro, el amor, se basa en la vida privada e íntima de las personas. Priscila, me parece que las clases del padre Fabro no te gustaron, en especial de la filosofía y de la filosofía política cuando nos hablaba de la democracia griega. No es que no me gustaba, si no que, me preocupaba más realizar mis inventos y que los demás vean de lo que soy capaz. Pero sí me cuestionó una vez una frase del padre Fabro, que dijo que la “Democracia fue el gran invento de los griegos”, pero no le puse atención, aunque me quedó resonando. ¿Tú la entendiste José?
No sé si la entendí, pero me hizo pensar muchas cosas y esforzarme por hacer realidad en la vida ese ideal. Nos dijo claramente “En la polis griega, la política es el espacio de la pluralidad, de la comunidad y de la reciprocidad de los libres. En ese estar juntos, el hombre da lo que es, en cuanto tal, a través de la palabra y de la acción. La política es el mundo de las relaciones humanas en donde se juegan los asuntos humanos: el cuidado del mundo, la garantía de la vida. Por ello, solo hay verdadera política cuando hay un acto de confianza entre amigos. Desde esa confianza y a partir de lo que surge de las potencialidades del estar juntos en libertad, ellos insistían en un mundo común, humano y razonable”.
Ves, es necesario recuperar el sentido de la política y no dejarnos llevar por la pésima manipulación que se hace de la misma. No es “el arte de lo posible” entendida como el que sabe crear condiciones para hacer pactos y alianzas que le permitan llegar al poder, gobernar y conseguir sus interés. Sino el arte de las relaciones humanas donde se busca crear espacios de libertad, de respeto a la pluralidad y de alcanzar lo mejor de lo humano: sus valores, sus ideales y no meramente cubrir necesidades. Los actos humanos son morales, tienen repercusión pública y se dignifican en el reconocimiento del otro y con el otro.
Hacer política es hacer posible que las nuevas generaciones tengan dónde vivir con dignidad y racionalidad, donde impera la razón y no la mera pasión o el caos. Pues revela una real preocupación y búsqueda de soluciones de los problemas del vivir humano. Por ello, la política como tal está por venir y su historia a punto de iniciar. Gracias José, necesito reflexionar sobre el sentido de las cosas y no solo de su uso.
Por
Fabricio Alaña.
PARA PENSAR
¿LES GUSTA LA POLÍTICA A LOS JÓVENES?
La mayoría dice que no, pero saben que se necesita.
¿POR QUÉ HAY APATÍA POR LA POLÍTICA?
Por la racionalidad instrumentalista, utilitaria y no humanista.
¿CÓMO REFUNDAR LA POLÍTICA?
Leyendo a los griegos y profundizando en lo ecuatoriano.
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