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¡ESE HIJO TUYO! ¿QUÉ DIFÍCIL SER HERMANOS?

  • Writer: fabroparatijoven
    fabroparatijoven
  • Mar 30
  • 4 min read

-“Ese hijo tuyo”- Es la frase del hermano mayor del relato de Lucas 15 de la mal llamada “parábola del hijo pródigo”, cuando nos habla del “fracaso” de un Padre para educar a sus hijos, pero que nos revela lo esencia de un Padre/Madre, de alguien que tiene hijos no por obligación sino por amor, no por casualidad sino como proyecto de vida, no por arbitrariedad sino planificadamente. Nos dice que no es fácil ser Padre/Madre. En el fondo, este relato nos habla cuando lo aplicamos a Dios, del fracaso de su proyecto. 

El Hijo mayor, -el fiel, el cumplidor, el respetuoso, que siempre está en sus obligaciones, que se esfuerza en cumplir normas, es decir El ASCETA-, reclama que no castigó al hijo menor –su hermano, que no lo reconoce como tal –ese hijo tuyo-, que gastó la herencia en mujeres y mala vida y que lo reciba ahora, con besos, fiestas y banquetes. Le devuelve el anillo ¿de oro? – es decir su dignidad. No entiende esa forma de educar. 

El Padre del relato recalca lo esencial de una familia, la diversidad de sus miembros y el proceso de saber acompañar al menor hasta que sepa madurar. No con palabras, sino con hechos, dice que el amor es perdón, es recreación, es recuperación de la dignidad, es una nueva oportunidad, un dinamismo que solo es posible cuando el ser humano inmaduro, revelando toda su fragilidad, ceguera y pequeñez reconoce lo valioso que es el saber VOLVER A CASA. 

La “casa común”, que es de todos y para todos, y que en ella se manifiesta la libertad y la verdad de lo que somos. A lo mejor, el Hijo menor –ese hermano tuyo- es UN MISTICO, que me revela el dinamismo del amor que fluye y no se estanca y se deja podrir de la costumbre o normas, que sabe que la CASA es el sitio donde entramos y salimos para sentirnos amados y valorados y no meros instrumentos de un ideal o mercado.

¿Qué DIFICIL ES EDUCAR A LOS HIJOS? Pero más difícil es que se sientan hermanos, no por intereses y bienes, sino por los procesos de lo que es el amor de familia, de raza y de ser persona. Esa es la historia del hombre bíblico que 800 años antes de Cristo, el profeta Oseas, llamó a Dios Padre, pero su pueblo, representando en la prostituta que amaba, le falló, le fue infiel. Se encendió la ira de ese Dios, pero apareció la ternura del verdadero Dios de Oseas, “no te castigaré, se me conmueven las entrañas; soy Dios y no hombre”. (Os 11:8). 

Pasan cien años más y el pueblo, sus hijos vuelven a fallar. Pero esta vez, como el hijo menor, se arrepienten, reconocen sus límites: “me doy pechos de golpe, me siento avergonzado. Y se revela lo mejor del Dios de Jeremías: cada vez que lo reprendo, se me conmueven las entrañas y cedo a la compasión” (Jer 31: 18-28).

A Dios no le ha salido mal ni el mundo ni los hombres-mujeres. Si pecamos es porque somos humanos, pero experimentamos un amor incondicional que descubrimos un Dios verdadero, que nos hace ver, caminar, apasionarnos por seguir creciendo. Esto es mística. Se revela la verdad de un buen corazón. Eso es amar. La libertad tiene su precio y el amar sus riesgos. 

¿Puede nuestra visión de un Dios Padre/Madre, revelado en la historia de Jesucristo, ayudarnos a construir una comunidad humana de hermanos y hermanas? O ¿será pura utopía, algo inalcanzable? O ¿pura ideología, algo manipulable? Hoy en día nos dice el Papa Francisco: “Los conflictos locales y el desinterés por el bien común son instrumentalizados por la economía global para imponer un modelo cultural único. Esta cultura unifica al mundo, pero divide a las personas y a las naciones, porque –la sociedad cada vez más globalizada nos hace más cercanos, pero no más hermanos- Estamos más solos que nunca en este mundo masificado que hacen prevalecer intereses individuales y debilitan la dimensión comunitaria de la existencia”.  (FT.&. 12).

¿Qué difícil es forjar una familia? ¡Mucho más difícil sentirnos hermanos! Si no cuidamos a la familia no cuidaremos a la sociedad, y entonces el proyecto de fraternidad o es utopía o es ideología. Jesús nos enseña con su vida y ejemplos, que “todo lo mío es tuyo, además, hay que alegrarse porque tu hermano que estaba perdido, lo hemos recuperado” (Lc 15: 31) Esto es ser Padre/madre, esto es educar a los hijos, y este es el horizonte de humanidad de una especie única en donde se revela la bondad y verdad de un corazón inquieto que solo desea amar de verdad. No nos cansemos de apostar por una sociedad que no será libre ni muchos menos igualitaria, sino se siente hermana, humana.

“La grandeza política se muestra cuando, en momentos difíciles, se obra por grandes principios y pensando en el bien común a largo plazo. Al poder político le cuesta mucho asumir este deber en un proyecto nación. Y más aún en un proyecto común para la humanidad presente y futura. Pensar en los que vendrán no sirve a los fines electorales, pero es lo que exige una justicia auténtica… Pues, la tierra es un préstamo que cada generación recibe y debe transmitir a las generaciones siguientes” (FT &178). 

Querido joven, ¿tienes claro en tu proyecto de vida qué es ser humano-hermano?.  


POR:


P. Fabricio Alaña E, SJ 


PARA PENSAR:


¿QUÉ ES SER PADRE/MADRE?

Abrazar, escuchar y señalar el horizonte de hermandad.

 

¿CÓMO EDUCAR A LOS HIJOS?

Solo desde la mística del amor, perdón y recreación.


¿ES POSIBLE UN PROYECTO PAÍS COMÚN?

Si sentimos que la CASA/MUNDO ES DE TODOS SÍ.

 
 
 

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