¿ESTÁ DESAPARECIENDO EL PENSAMIENTO CRÍTICO?PARTE 1
- fabroparatijoven
- Jul 13
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Conversemos con Noam Chomsky quien tiene varios estudios sobre este tema. (https://www.youtube.com/watch?v=M8FcC58-VlE), nos dice, todos creemos que la universidad es la sede de la investigación, de las soluciones a los problemas del país, en donde el pensamiento crítico es la clave para ello. Pero hoy, nos dice Chomsky, las universidades están destruyendo sistemáticamente el pensamiento crítico. La mayoría que se gradúan en las universidades piensan que salen con criticidad, y no es así. Salen como conformistas intelectuales.
Hoy se está reemplazando el pensamiento crítico con la búsqueda de certificaciones y estas ideológicas. Hoy se enseña a pensar dentro de límites prescritos. ¿Cuándo fue la última vez que un profesor te ayudó a desafiar las premisas de tu campo de estudio? ¿Cuándo fue la última vez que una discusión en clase te hizo sentir incómodo a obligarte a cuestionar tus suposiciones más preciadas?
La muerte del pensamiento crítico en las universidades es el mecanismo perfecto para mantener el control social en un sistema que requiere trabajadores obedientes, ciudadanos sumisos y consumidores que nunca cuestionan las premisas sicológicas y políticas que regulan sus vidas.
¿Qué es realmente el pensamiento crítico genuino? No es analizar información meramente. Implica la capacidad de salir de los paradigmas dominantes, cuestionar sus posiciones fundamentales, reconocer cómo el poder da forma al conocimiento mismo. La Educación cumple dos funciones. Puede adoctrinar a los estudiantes para que se acomoden a lo existente. O puede empoderarlos para desafiar esas estructuras. La incomoda verdad es que nuestras universidades han abrazado el adoctrinamiento, aunque ofrecen en el mercado y por el marketing, la segunda.
A lo largo de la historia las universidades han servido para la reproducción social y encaje en las jerarquías existentes. Lo que ha cambiado es la sofisticación de los métodos. Las universidades no aplastan el pensamiento crítico frontalmente, sino sutilmente a través de la planificación curricular, la profesionalización, la especialización de las disciplinas, de la corporativización de la cultura del campus, y de la transformación de un proceso de desarrollo intelectual a un producto de consumo.
Se anima a pensar críticamente, nos dicen las universidades, pero dentro de los límites prescritos, de formatos establecidos, de estándares de calidad a alcanzar diseñados por un marketing. Puedes cuestionar cómo funcionan los sistemas, pero rara vez si esos sistemas deberían existir. Los desafíos profundos a las ideologías existentes son descartados como poco realistas. Así los estudiantes conservadores aprenden a criticar dentro de marcos conservadores, los estudiantes progresistas dentro de marcos progresistas. Pero a pocos se les enseña las herramientas intelectuales para salir de estos marcos. El resultado de la oferta que se hace académicamente es una doble conciencia, creer que eres un pensador libre, mientras internalizamos inconscientemente los límites del pensamiento aceptable.
Analicemos una carrera. En su escuela, facultad como quieran llamarle qué se mismo enseña. Se puede evidenciar que hay una homogenización dramática desde 1980 en cualquier universidad que enseñe economía. Lo mismo se puede decir de otra carrera. Los modelos neoclásicos o neoliberales dominan los planes de estudio, mientras que las perspectivas diversas: ecológicas, feministas, entre otras han sido eliminadas por completo. Y pueden pasar estudiando cuatro años de economía sin encontrar una crítica fundamental del capitalismo como sistema. Si ese sistema es óptimo y justo. Los profesores que eligen perspectivas diferentes o son marginados o se les niega la titularidad.
Las presiones de la empleabilidad y la relevancia están transformando los planes de estudios para alinearse con el mercado laboral. Un ejemplo concreto en el 2019; los estudiantes de la universidad de Chile se revelaron por completo, cuando descubrieron que varias corporaciones mineras habían financiado investigaciones de extracción y moldearon sus preguntas. Los estudiantes que participaron no estaban pensando críticamente sobre la extracción de recursos y la sostenibilidad ambiental. Estaban siendo entrenados para que produjeran conocimiento científico para los fines de producción corporativos.
¿Cómo se responden a los reclamos juveniles que buscan realidades alternativas? Con sanciones, como interrupciones al normal desarrollo de la universidad y no como expresiones legítimas y de construcción colectiva del conocimiento. El mensaje es claro. El pensamiento crítico es bienvenido siempre que se mantenga dentro del aula y no desafíe las estructuras de poder existentes.
La digitalización de la educación ha acelerado esa tendencia. Las plataformas de aprendizaje en línea que se han vuelto omnipresente después de la pandemia de covid 19 están diseñadas para la evaluación cuantificable y la estandarización favorecen respuestas que pueden ser calificados por algoritmos y no muestran un desarrollo del pensamiento crítico, explorador.
Los estudiantes ahora pasan más tiempo navegando por sistema de gestión de aprendizaje que participando en debates profundos con sus compañeros y profesores.
Hasta aquí un claro y corto resumen de lo que ha observado Noam Chomsky. ¿Cuál es la realidad de nuestras universidades? Solo lo podrá decir el número de proyectos y graduados que presenten alternativas a los graves problema del país, por mencionar alguno: el cuidado de la naturaleza y todos los problemas ecológicos que conllevan; la falta de bienestar como salud integral de sus ciudadanos, la falta de ciudadanía que provoque una reforma de la pésima democracia representativa que vivimos.
Deseo terminar con una frase del superior mundial de los jesuitas: “Quien tiene esperanza, no solo tiene fe en que otro mundo es posible, sino que se comporta desde ahora como si viviera en él”. (P. Arturo Sosa sj). ¿Podremos decir que otra universidad es posible?
POR:
P. Fabricio Alaña E, SJ
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