“Es tan humano, el deseo, la búsqueda de placer, el perseguir, en el contacto físico, el disfrute, un buen rato, el celebrar el cuerpo en su sentido más profundo. La lujuria tiene que ver con perseguir el placer físico al margen de otras consideraciones. Al margen de otros elementos de la relación. Es el placer por el placer, el sexo por el sexo, el disfrute por el disfrute. Es algo muy al alcance de todo el mundo hoy, en una sociedad que asume el sexo como una dimensión habitual de las relaciones sociales, y donde muchas formas de estimulación están al alcance de casi cualquiera.
¿Dónde está el problema en esto? ¿Por qué hablar de pecado? ¿Es aquí donde, tal vez, asoma lo más puritano, lo más represivo, lo menos celebrativo de una Iglesia y una moral que no comprende las bondades del sexo? ¿Por qué ver problema en la lujuria? ¿En qué sentido nos perjudica? Si dos adultos quieren, ¿dónde está el problema? El problema es que termina proponiendo una vivencia de las relaciones físicas que se agota en sí misma. Eso, a muchas personas les puede bastar. Pero se pierden –al menos desde la concepción creyente de la persona– una opción valiente y con un punto de riesgo: la decisión de vincular las relaciones sexuales a la experiencia interpersonal del amor.
¿Cuál es la alternativa? Vincular el sexo al amor. No a cualquier cosa que se llama amor. Al amor que es apertura incondicional. Que es relación. Que es historia que se va escribiendo con el paso del tiempo. Que es comunicación. Que es compromiso. Y que irá alcanzando mayores niveles de intimidad a medida que va creciendo y consolidándose. Probablemente es en este campo donde la mirada, desde la fe, debería ser menos desde la prohibición y más desde la propuesta. La propuesta creyente es vincular el sexo al amor. Para que no se quede reducido a algo demasiado mecánico, demasiado egocéntrico, demasiado inmediato o demasiado vacío”. (Tomado de Pastoral S J).
¿Sigue siendo el sexo un tema tabú? O ¿ya es algo asumido que podemos hacer con nuestro cuerpo lo que nos da la gana? ¿Los padres y madres de familia que hoy tienen más recursos para formarse, pues en internet hay muchísima información, hablan con sus hijos sobre estos temas con naturalidad? O se deja ¿a las campañas del Estado, cuando las tiene? ¿a los centros educativos cuando tiene psicólogos que organizan planes de formación al respecto? O ¿es la calle, los amigos de la misma edad o lo que los mismos chicos encuentren en internet o se les aparezca en redes sociales la principal fuente de conocimiento de lo que es el sexo, la lujuria, el amor?
Hoy para mi, los chicos están más desorientados que antes. Hoy para mí, los chicos necesitan conversar de estos temas con más necesidad que antes. ¿Tenemos tiempo? ¿es la prioridad la orientación del género y la relaciones humanas en sus expresiones amorosas y conductuales un tema de análisis, reflexión en el currículo? O ¿se lo deja a los expertos donde la solución está en usar preservativos, en hacer lo que sientes y punto?.
La educación sexual y de la sexualidad (sexual, lo que somos: humanos con órganos y hormonas. Sexualidad, el manejo de tus órganos y hormonas en una relación), comienza desde la más temprana edad cuando los chicos o creaturas miran las caricias, escuchan las palabras tiernas, amorosas que se dirigen papá y mamá. Primero es la experiencia, luego viene la reflexión, pero lo más importante es saber actuar con sentido.
Cuando hablamos de sexo es reconocer lo que somos y cómo lo orientamos. Es lo que es, no hay que tener miedo, es una necesidad el saber desarrollar lo que somos. Lo que olvidamos es que primero aprendemos imitando, luego reflexionando y por último elaborando propuestas que nos hagan entender cómo desarrollarnos humanamente y con otros. Por eso, la palabra es clave no solo para comunicarnos, sino para expresar, comprender y valorar el ser, la vida, el cuerpo, las relaciones humanas. Esto comienza en casa y se complementa en los centros educativos, cuando tienen a la persona en el centro de sus propuestas formativas. Es decir, un currículo humanista y no solo técnico o científico. Los fines de la educación no han cambiado, lo que se necesita cambiar es el paradigma dominante de la tecnología sin humanismo. Todo centro debe desarrollar propuestas para conocer, comprender y mejorar lo económico, lo social, pero sobre todo lo cultural y lo personal. La persona en todas sus dimensiones para que desarrolle integralmente.
¿Qué sucede en la adolescencia? El chico y la chica cambia con gran energía que no siempre la sabe manejar con acierto, por eso el peligro del descontrol, la exploración de su cuerpo que lleva a su explotación cargado de emociones. Al ver la manipulación del cuerpo y su explotación es que la Iglesia y la sociedad condena tamaña manipulación de las personas como lujuria, que es el mal manejo dela sexualidad.
¿Qué debemos hacer? “Hacer el amor”, como expresión de comunicación, respeto y desarrollo de la dignidad de la persona, porque el amor es lo que nos hace persona, nos hace crecer y por ello nos entregamos al otro no como complemento, ni medias naranjas, toronjas o sandías, sino como un tú que me interpela y me invita a un proyecto, construir un nosotros, porque todos necesitamos amar, crecer, vivir con dignidad. Educar es la mejor forma de amar.
Por
Fabricio Alaña SJ
PARA PENSAR
¿SIGUE SIENDO EL SEXO UN TEMA TABÚ?
De manera general sí, pues no hay las conversaciones ni planes adecuados de formación.
¿QUÉ SUCEDE EN LA ADOLESCENCIA?
Un crecimiento con mucha energía, que necesita saber organizarse.
¿QUÉ DEBEMOS HACER?
HACER EL AMOR, porque el amor nos hace persona.
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