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INNOVAR SIN MIEDO Y REIMAGINAR LOS MÉTODOS


El Padre Pedro Arrupe anterior Superior General de los Jesuitas en el mundo, decía a los Antiguos alumnos, reunidos en su congreso mundial, uno de los primeros que se hacían: “Con confianza y con optimismo les digo que, a pesar de nuestras deficiencias y limitaciones históricas, La Compañía de Jesús les ha transmitido la esencia misma del espíritu ignaciano y que nos capacita para renovarnos constantemente: un espíritu de búsqueda continua de la voluntad de Dios” (1972).


La búsqueda de la voluntad de Dios para un antiguo alumno (a) jesuita es el seguir creciendo como hombre y mujer en todo sentido. Dios quiere nuestro bien, y el bien solo es creíble cuando se practica, cuando se hace las cosas por profesionalismo, sin mediocridades, cuando se ama, no solo cuando se ayuda. Cuando nos damos cuenta que este mundo está mal y algo nuevo se espera de nosotros.


¿Los antiguos alumnos son ejemplo de ello? De algunos puedo dar fe con toda seguridad: empresarios honestos, que dan empleo afiliando al seguro y pagando sus impuestos. Profesionales de la medicina o ramas de la salud que atienden primero y luego dicen lo que cobran y si alguien no tiene suelen ser comprensivos. La salud no es un negocio, es un derecho y es un gesto de solidaridad y responsabilidad. Muchos dedican unas horas a la semana en ayudar en fundaciones sociales que tienen dispensarios. El mismo voluntariado de la sociedad civil en distintas ramas del saber se vive en lugares para provocar el desarrollo social e integral de los pueblos, por eso están en distintas ongs, sean ecológicas, sociales, creando verdaderos emprendimientos para buscar alternativas al desarrollo depredador que hoy vivimos.


Y, ¿por qué nuestros ex alumnos –as- no optan por lo político? Todos sabemos el descrédito que eso representa hoy en día y la enorme corrupción y mediocridad que conlleva. ¿Dejaremos en las manos de corruptos y mediocres el destino de nuestro país? ¿Puede haber otra manera de gestionar la política? Claro que sí, si no dejamos que nuestros sueños se esfumen cuando votamos mal, si no dejamos que otros sigan robando las riquezas de nuestro país, ciudad o región, es posible. Son nuestros sueños: ¿qué futuro deseo para mis hijos e hijas, cuando los tenga? ¿qué futuro quiero para mi vejez? ¿la podré vivir con dignidad? Basta de historias y levantemos la bandera de la esperanza, no dejemos que nos roben la esperanza ni aplasten nuestros sueños. Para eso el actual padre General de los jesuitas del mundo, el venezolano y politólogo Arturo Sosa sj, dijo hace unos días en Barcelona – España en el X Congreso Mundial de Antiguos Alummnos (WUJA, 14 de julio 2022):


-“Si quieren permanecer fieles a su larga tradición educativa no queda otra salida que, desde la libertad interior propia de la experiencia ignaciana, INNOVAR SIN MIEDO Y REIMAGINAR LOS MÉTODOS que permitan que las nuevas generaciones afronten sus retos con la mirada puesta en el futuro”. (Como que nos dice, si estamos educando con creatividad, innovando y reimaginando métodos, currículo, evaluación, experiencias de aprendizaje).


- “Nuestra tradición educativa es estar siempre en actitud de discernimiento o, como suele repetir el Papa Francisco en referencia a la Iglesia, nuestras instituciones y programas educativos deben estar en salida…en búsqueda…en el discernimiento continuo para buscar y hallar lo que más conviene en cada momento, lugar para ayudar a crecer a personas concretas. No creamos escuelas fortalezas para levantar muro y no dejar pasar al otro y su realidad”. (Es como si nos dijera que nuestras escuelas deben ser abiertas a la comunidad, a la vida, un lugar de hospitalidad no solo para el saber sino para el convivir con el que menos tiene).

-“Hoy les pedimos a los alumnos, exalumnos, exalumnas, colaboradores, compañeros en la misión que se unan con pasión, creatividad, energía e identidad propia a la misión de reconciliación y justicia que la Iglesia le ha confiado a la Compañía de Jesús hoy” (Como que nos dice claramente que un colegio que no eduque para la justicia, en creatividad y no lo viva con pasión no puede ser un colegio jesuita).


-“Educamos para el convivir. No podemos fomentar un individualismo solitario, tantas veces idealizado en nuestras culturas actuales, pues significa una vida despojada del color y la profundidad que nos regala la vida con otros, en comunidad. El encuentro personal con Jesús, lleva a relacionarse con otros como hermanos y hermanas, a construir comunidad, al interior de la cual aprendemos a afrontar las diferencias, reconocer los dones y problemas, resolver los conflictos a través del diálogo, la justicia y la reconciliación”. (El mensaje es claro si las escuelas no son espacios de convivencia, el futuro está amenazado, no hay alternativas).


-“Para ser claros, estamos en sintonía con la inspiración que el Espíritu Santo dio a la Iglesia a través del Concilio Vaticano II, que el P. Arrupe convirtió en proyecto para la Compañía de Jesús que se ha ido adaptando, profundizando y renovando para responder a los continuos desafíos del cambio de época que vive la humanidad. La espiritualidad ignaciana nos llama siempre a un discernimiento continuo, que arranca con el reconocimiento de nuestro contexto, de sus desafíos y posibilidades”.


POR:


P. Fabricio Alaña E, SJ


PARA PENSAR


¿Tenemos claro el perfil de egresado de un colegio?

Para los jesuitas es un hombre o mujer comprometido con el país y su desarrollo.


¿Por qué no conseguimos que todos nuestros alumnos asimilen esta propuesta?

Por no innovar sin miedo y reimaginar métodos.


¿Qué es lo esencial en una educación jesuita?

Aprender el discernimiento para buscar siempre lo mejor y crecer.


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