¿Qué vas a hacer en la semana santa? A la playa, a viajar, claro, siempre y cuando las restricciones de la pandemia disminuyan. Parece que sí. Entonces, pregunta Juan Pablo, el único del grupo que pertenece al movimiento juvenil de la parroquia: ¿dónde quedan las celebraciones litúrgicas?
Juanpi, Juanpi, porfa, tu sabes que son aburridas, repetitivas, no hay nada nuevo, más que lo mismo de lo mismo. Y la gente igual, van a misa, visitan iglesias, recorren el viacrucis y no hay un compromiso ni para embellecer la ciudad ni cuidar la casa común, el planeta, ni disminuir la violencia social ni el maltrato a la mujer, por recordarte solo unos cuantos males que los cristianos vivimos; no influimos con la fuerza de la fe. Antes vivimos con miedo. Por eso, sí le pido a mi mamá y abuelita que van a misa que recen por mí. Replicó Jorge, un chico bueno, pero ya cansado de tantas presentaciones de Jesús superficiales o alejadas de la realidad. Está bien Jorge, contra replicó Juan Pablo, preguntémosle al Padre Fabro qué pueden hacer los jóvenes para conocer mejor a Jesucristo. Y luego vete de vacaciones. – Está bien- contestó Jorge.
Bien chicos, me alegra que cuestionen y se planteen preguntas, eso es lo más importante en la reflexión de fe, mas si venimos de una tradición que se nos ha impuesto y no se nos ha contagiado. Hoy no es fácil creer. Es más necesario que nunca, la búsqueda de un sentido es algo personal e intransferible, pero solo se puede conseguir desde las preguntas y anhelos auténticos. Si las respuestas son superficiales o equivocadas, no se puede hacer nada por el momento, debemos respetar, pero debemos vivir lo nuestro con autenticidad y anhelo de plenitud.
Lo primero que yo intento contagiar a los jóvenes es pensar ¿por qué Jesús sigue dando que hablar y es recordado con fuerza por creyentes y no creyentes? Entonces, mis respuestas no son producto de lecturas de libros, sino de mi contacto con él en la historia, de reflexionar en mi vida que la bondad, la verdad, la belleza de las relaciones y la implantación de la justicia no pueden ser meros ideales. Hubo alguien que nos enseñó la manera humana de vivir y de trascender la vida.
Padre Fabro, irrumpió Jorge, díganos ¿qué es lo que a usted le llama más la atención de Jesús? –Su forma tan humana de mirar a la gente y valorarla, de amar a la mujer y darle su lugar, de estar cerca de los que sufren e intentar aliviar su sufrimiento, era imposible para él ver a un enfermo, a un pecador, a un desorientado de la vida y no acercarse y levantarlo, aliviarle su sufrimiento. Pero Padre Fabro, preguntó Juan Pablo: eso es muy humano, muy bonito ¿dónde queda lo divino?
Excelente Juanpi, es que “solo alguien tan humano nos revela lo divino”. Lo que Jesús más nos enseñó es cómo sentirnos cerca de Dios, la proximidad de Dios es incondicional. Lo que las religiones nos han enseñado es que estamos lejos de Dios y necesitamos mediaciones y reglamentos para acercarnos. Entienden la diferencia chicos. Y por qué alguien que habla tan libre, tan sinceramente tierno de Dios puede cambiar personas e instituciones, por eso su memoria es peligrosa. Su memoria es recuperar el proyecto creador de Dios, que somos hijos, que somos hermanos y que solo lo podemos ser libre e inteligentemente. Es una opción de vida creer en él.
Padre Fabro ¿por qué mataron a Jesús?, cuestionó Jorge. - Yo diría ¿por qué se entregó?- Y solo te puedo responder de lo que humanamente su vida de entrega y amor me revela. El resto es una apuesta de sentido y un saber mirar hondo, más allá.
Jesús se entrega a la muerte por su fidelidad y coherencia. Fue fiel a su manera de pensar y hablar de Dios, fue coherente en lo que sentía y hacía sobre la causa de Dios y su amor incondicional hacia los hombres y mujeres. Sus parábolas de la misericordia en Lucas 15 y su perdón a la mujer adúltera en Juan 8 lo metieron en graves problemas con los fariseos y piadosos de su tiempo que tenía la imagen del Dios ley y no del amor que reveló Jesús.
Jesús “sufriendo aprendió a obedecer” (Heb 5:8). Y obediencia como nos enseña el diccionario, palabra derivada del verbo oboediere (obedecer), formada por ob (enfrentamiento, oposición) y audire (escuchar). Por lo tanto, Jesús, como el Dios de la Biblia y del éxodo escuchó el clamor y el sufrimiento de su pueblo, y como era persona coherente se puso al lado del que sufre para cargar con él su peso y para encargarse de enfrentar una realidad a su estilo, con ternura y pasión por la humanidad.
Jesús ante todo nos mostró su fidelidad en lo que predicó toda su vida en la confianza en su ABBA (Mt 6:9)– Papito Dios que no lo abandonará nunca, pero que no lo trata como marioneta sino como hijo, por eso confió en su Hijo que superará las pruebas de la vida con el coraje que lo caracterizó siempre para enfrentar y luchar contra el mal.
¿Padre Fabro, cómo celebrar mejor la semana santa? Aliviando el sufrimiento de tantos migrantes, indigentes, enfermos y personas solas que hay en el mundo y así celebrar la vida y esperanza que nos trae la fe pascual. La fe en la resurrección.
Por
P. Fabricio Alaña E, SJ
PARA PENSAR
¿POR QUÉ MUCHOS JOVENES NO VIVEN LA SEMANA SANTA A PROFUNDIDAD?
Porque los hemos dejado solos y no hemos contagiado la alegría del creer.
¿CÓMO ENFRENTÓ JESUS LA PASION?
Como vivió: con fidelidad, obediencia y confianza.
¿CÓMO CELEBRAR MEJOR LA SEMANA SANTA?
Aliviando el sufrimiento de la gente.
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