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LIDERESAS EN LA PANDEMIA



El presente artículo es un testimonio de la docente-Directora de la Escuela de Fe y Alegría la Dolorosa, en el conversatorio organizado por la Fundación Río Manta, sobre el rol de la mujer en la pandemia. Un testimonio digno de admiración, que ojalá nos mueva al justo reconocimiento por la verdad, la unidad y la equidad hacia la relación con la mujer. Artículo que sale un día antes de lo que llamamos: Dia de la Mujer.


Fabricio Alaña SJ


LIDERESAS EN LA PANDEMIA


Durante esta pandemia desde el área de educación teníamos varios desafíos, ya que las escuelas de Fe y Alegría buscan ofrecer una educación de calidad para las personas más vulnerables de nuestra comunidad. Por ello, teníamos dos grandes retos: El primero, era lograr que todos nuestros estudiantes estuvieran involucrados, inmersos en este proceso educativo, ofreciendo una educación de calidad (De 3400 alumnos solo perdimos 15 en Manabí). El segundo, el uso de las tecnologías y todo lo que esta conlleva, uso de plataformas, herramientas virtuales, hacer las clases online didácticas, lúdicas. Nos hizo repensar qué y cómo lograríamos esto, que lo hacíamos presencialmente.


El año escolar comenzó con el confinamiento y lo primero que hicimos fue un mapeo de toda nuestra población estudiantil que nos ayudó a conocer la realidad de cada uno de nuestros estudiantes, saber qué disponibilidad de computadoras e internet tenían, si solamente tenían para WhatsApp o no contaban con ningún medio. Partiendo de esos resultados, aplicamos varias estrategias: conectividad por zoom, clases por WhatsApp o entregas de fichas semanales para garantizar que cada uno recibiera educación y no desertara de nuestro sistema educativo.


Mientras hacíamos esto nos íbamos capacitando con todo el uso de las herramientas virtuales, algo novedoso para nosotros y a su vez capacitamos a los docentes del centro educativo, planificando, contextualizado. En fin, un sin número de actividades.


Trabajo que tomó días y noches sin un horario, pasando largas horas al frente del computador, sin olvidar nuestras responsabilidades también de madre, ama de casa, hija, hermana. Pero las mujeres somos luchadoras, guerreras, dispuestas todo el tiempo para asumir retos, organizando y distribuyendo nuestro tiempo aunque nos sentimos muchas veces cansadas pero tenemos esa fortaleza, ese don que nos caracteriza como mujeres que nos lleva a seguir adelante, a traspasar fronteras, ser resilientes y no solo por nuestros hijos sino por todos nuestros estudiantes, esos 669 niños y jóvenes en mi caso que también esta pandemia los afectó enormemente, y lograr en ellos esa transformación que necesitamos desde el ser con valores cristianos y humanos para que sean chicos felices, nobles y con empatía a los demás.


Cuando ya estamos culminando este año escolar nos sentimos satisfechos de haber logrado los objetivos propuestos.


Ser directora de una institución que demanda tanta responsabilidad y a su vez ser madre, ama de casa no es tarea fácil, pero si confiamos en DIOS y creemos en nosotras superaremos cualquier situación que se nos presente.


Doy infinitamente gracias a Dios por mis hijos, porque ellos me ayudaron, me entendieron y cada uno se dio cuenta que mamá necesitaba ayuda. Me siento bendecida por ellos y sigo mucho un hermoso pensamiento de la Madre Teresa de Calcuta que nos decía:


Siempre ten presente que la piel se arruga, el pelo se vuelve blanco, los días se convierten en años

Pero lo importante no cambia. Tu fuerza y tu convicción no tienen edad. Tu espíritu es el plumero de cualquier tela de araña. De tras de cada línea de llegada hay una de partida. De tras de cada logro, hay un desafío.

Mientras estés vivo, siéntete vivo. Si extrañas lo que hacías, vuelve a hacerlo. No vivas de fotos amarillas…

Sigue aunque todos esperen que abandones. No dejes que se oxide el hierro que hay en ti. Haz que en vez de lástima, te tengan respeto. Cuando por los años no puedas correr, trota. Cuando no puedas trotar, camina. Cuando no puedas caminar, usa el bastón. ¡Pero nunca te detengas!



Mgt. Anilec Anaya

Docente y Directora de la Escuela "La Dolorosa"

Fe y Alegría Manta



PARA PENSAR...


¿POR QUÉ HAY QUE RECONOCER A LA MUJER?

No solo porque se lo merecen por su entrega, sino por la injusta sociedad que vivimos que no lo hace.


¿CUÁL FUE EL PAPEL PRINCIPAL DE LA MUJER EN LA PANDEMIA?

Liderar una familia, una escuela, una ciudad. Ya que las mayorías de los habitantes son mujeres.

¿QUÉ ENSEÑANZAS NOS DEJAN EL TESTIMONIO DE LAS MUJERES?

El no rendirse, ser resilientes.


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