Luis Felipe se encuentra con Mónica, están terminando su último año de secundaria y se plantea la típica pregunta del joven: ¿Qué carrera seguir? Y al mismo tiempo revela la típica problemática de una educación presencial, de aulas llenas de alumnos, de docentes que dictan clases y de un currículo variado, amplio y lleno de asignaturas. Al final, el famoso conocimiento quedó en pura información que les toca a cada chico cuando se enfrenta con los problemas de la vida, recordar, relacionar, aplicar, ver si sirvió o no, si es que se acordó de alguna fórmula, pero el colegio no le enseñó a pensar, peor a ser creativo y mucho menos a desarrollar las dos grandes cualidades de una cabeza bien formada: la toma de decisiones y la resolución de problemas. Y como conclusión de sus estudios secundarios no saben qué decidir.
Mónica quien es una mujer serena, amiguera, inquieta por lo que pasa en su familia y en el barrio, con familiares infectados por esta pandemia que afecta al mundo entero, falta de recursos para ir a centros de salud donde te puedan atender, ya que los del estado no tienen medicinas ante los negociados que hicieron los políticos de siempre, no hay equipos, además su papá se quedó sin trabajo, a su mamá le bajaron el sueldo por una ley humanitaria que demuestra que no sabemos qué hacen con los recursos, entre otros males que tienen en ruinas al país. Las preguntas de Mónica tocan la fibra de un corazón sensible que busca salidas a los problemas de su familia, ciudad y país: ¿En quién se puede creer?
El verbo creer en los labios de Mónica no tiene connotación religiosa por el momento, aunque no descarta ese sentido, ya que su familia es muy religiosa y en el ejemplo de su madre que la ve rezar a una estampita, que participa de “eucaristías online” y que sirve en su parroquia en la pastoral social, reuniendo medicina, comida y ropa para quien lo necesita, entiende que esas ayudas son necesarias, pero que pidiendo o esperando caridad no se solucionan los problemas del país. Mónica, busca desde su feminidad creer en las personas, creer en el amor, en la justicia y dignidad de los pueblos, sabe por sus clases de historia que la libertad fue una conquista y que permitió la consolidación del Estado-Nación, pero no llegó a comprenderlo en aquel tiempo, pues solo tenía que saber fechas, nombres y lugares para pasar los exámenes. En realidad se trata de cómo se deben regir los pueblos en libertad, y esto esto lo supo a través de un sistema democrático. Lo vio en Facebook durante un debate de “Jóvenes por la democracia”. Mónica entendió que si la escuela no es democrática, jamás la sociedad lo será.
Mónica juzgaba a su temprana edad que no se podrían solucionar los males no solo de una comunidad sino de un pueblo, si la gente no cree en ella misma y no hay confianza entre ellos. Tanta corrupción, despilfarro, robo de los dineros públicos hace perder la fe, entendiendo fe como confianza y confianza como la capacidad de creer en ti mismo y en el otro para forjar relaciones que ayuden a pensar los problemas sociales y remontar (superar) adversidades. Esto solo se puede hacer con la fe y la razón en diálogo y en construcción crítica de proyectos humanos que privilegien la dignidad, la justicia y las oportunidades de todos en una vida mejor. Por eso Mónica se preguntaba en qué creen los jóvenes, esa es la cuestión: creer o no creer, allí se juega el sentido de tu vida y el proyecto que puedes armar para construir tu futuro.
Mónica le dice a Luis Felipe. ¡Vamos Luis Felipe! Pensemos bien la pregunta sobre nuestra vida, de nada vale decir qué carrera elegir si no tienes claro qué ciudad deseas para los hijos que vayas a tener cuando seas mayor, a qué mujer amarás y disfrutarás de una sana y gozosa ancianidad. ¡Alto, alto Mónica! Ustedes las mujeres siempre ven más cosas y piensan en simultáneo, son complicadas. No Luis Felipe, lo que ocurre es que lo esencial es invisible a los ojos, pero nadie puede vivir ciego y sin encontrar la esencia de lo que le da sentido a su vida.
Y eso.. ¿Qué es? Preguntó Luis Felipe. Qué es lo que me quieres decir que necesitamos para elegir una carrera. Es saber vivir los valores que no se negocian, respondió Mónica, y que dan sentido a lo que queremos y hacemos. Para ello, el colegio debió ayudarnos en armar un proyecto de vida, dijo Luis Felipe. Así es, dijo Mónica, pero no lo hizo, porque no manejó un currículo flexible, abierto, interdisciplinario, donde el centro de la educación sea la persona y no los contenidos, y en donde los contenidos deben estar conectados con la vida. Y en la vida se cree, no solo se la piensa. La vida es fuerza, es plenitud y es acción en donde en el día a día un ser humano manifiesta en qué cree y porqué. Entonces, Mony, la pregunta esencial para construir el futuro es: ¿En qué crees?
Por:
Fabricio Alaña
PARA PENSAR:
¿CUÁL ES EL MAYOR PROBLEMA DE UN JOVEN?
Puede ser, creer en los adultos.
¿CUÁL ES EL MAYOR PROBLEMA DE UNA SOCIEDAD?
No actuar en congruencia con sus valores frente a los jóvenes.
¿QUÉ PUEDEN HACER LOS JÓVENES?
Armar un proyecto de vida desde la fe-confianza en sí mismo y en el otro.
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