¿Por qué elegiste esta carrera? Para ser alguien en la vida, nos solían decir. Y ¿qué significa ser alguien en la vida? Eso es algo que no se tenía claro, de suyo hoy vemos en nuestro país y en otros países que la profesión que habíamos decidido no nos da para comer, no nos hace felices o tuvieron que escoger otro modo de vivir.
Y el punto está allí, ¿Cuál es el modo de vivir que me ayuda a vivir con dignidad? Y si vivo con dignidad no doblo mi rodilla, “ante ningún poder arruinado”, como dice la oración a la virgen de la Merced que rezamos en la parroquia que yo ayudo. Ese vivir con dignidad significa tener lo que necesito para vivir, saber concretar aquello que me hace bien a mí y a otros, saber distinguir lo esencial de lo superfluo, lo que me hace más persona de lo que me hace una máquina, cuando no un monstruo de producir, producir bienes y servicios para incrementar un capital, volátil, como se dice y que hace personas estresadas e infelices. Aquello de Federico Nietzche, sigue siendo verdad, “los hombres viven, pero no son felices”. El Papa Francisco es más claro para describir lo que pasa en la sociedad cuando en un sistema u otro de desarrollo económico se esfuerzan en la rentabilidad de la producción y en el aumento del capital y producen “personas desechables”, no sirven, porque no producen como los pobres, los viejitos o los niños abandonados. A esto llama sociedad del descarte.
¿Para qué se estudia? ¿Qué profesión nos hace más humano? Eso es lo que hoy desde la más temprana educación debemos ayudar a pensar, visualizar. Da gusto ver cómo ya es obligación la feria de las profesiones en los más chuiquitos, inicial incluso, primaria no solo secundaria. Se disfrazan de médicos, de ingenieros, policías, bomberos, algunos centros educativos, dependiendo el nivel, el método pedagógico, la creatividad de sus maestros, los hacen investigar sobre las profesiones, sus campos de acción, sus logros. Alguno que otro, no todos hay que decir, descubren y socializan las nuevas carreras que solucionan problemas ambientales, sociales. Esto se hace en especial cuando usan técnicas interactivas como el “desing thinking”, “aprendizaje basado en proyectos”, “aprendizajes servicio”.
“Entender el para qué vivir ayudará a encontrar el cómo”, decía Friedrich Nietzsche. La finalidad de una carrera no es ganar dinero, claro que hay que tenerlo en cuenta para la sobrevivencia, pero no es bueno entender la existencia solo como una lucha para sobrevivir y no sucumbir en el intento de ser humano. Ese modelo ha traído más competitividad, lucro, aplastar al otro o el ayudar solo cuando yo tengo cómo, cuando tengo dinero o recursos y no me ubica en la sociedad desde la compasión y empatía, sino desde el “altruismo”, palabra cada vez más arcaica, que no muestra lo auténtico humano. Si lo que yo elegí como opción de vida, y no como mero instrumento no me ubica en la sociedad desde la compasión y empatía, yo me alejo de las necesidades de los hombres y mujeres que, como yo, anhelan vivir con dignidad. Y vivir con dignidad es saber abrazar, sonreír, dedicar gratuitamente el tiempo a quien amas, a quien es igual que uno y necesita esa sonrisa, ese tiempo para caminar en esta vida y hacerla más vivible, más humana.
Por lo tanto, debe quedar claro que uno de los criterios de una profesión correctamente elegida, es que me ayude a leer la realidad y tener claridad del contexto y de lo que mi profesión puede hacer para transformarla, mejorarla o cuidarla. Es lo que hoy nos pide el Papa Francisco a todos los científicos, profesionales de todas las ramas, movimientos sociales, hombres y mujeres preocupados por el futuro de la humanidad, de sus hijos e hijas, los problemas del calentamiento global, del aumento del carbono en la atmósfera, de la desertificación de los campos, no es una cuestión ambiental, es “socioambiental” y solo una “ecología integral” podrá aportar soluciones reales, cuando las distintas ciencias interactúen y cuando el ser humano desde el niño, el joven o el adulto cambien esa mentalidad de consumo, por una de la austeridad compartida y de creatividad para buscar otros modelos de desarrollo humano integral, lo que se llama desarrollo sustentable.
Hay una profesión que es irrenunciable para todos los que queremos tener una existencia plena. La podemos llamar expertos en humanidad. Experto en humanidad es el que sabe leer e interpretar a las personas con las que comparte la vida al nivel que sea: familia, amigos, compañeros de trabajo, contactos ocasionales, es el que sabe empatizar, escuchar, comprender, alegrar, está más pendiente del otro que de sí mismo, es el que sabe ayudar de mil maneras, hablando, callando, sirviendo, es el que sabe estar con jóvenes y con mayores y tener una palabra para cada uno. Es el que hace que el otro se sienta único que sabe sacar lo mejor del otro. Esta profesión, experto en humanidad, solo se alcanza con mucha atención, contemplación y con entrenamiento. Nuestro modelo es un hombre que simplemente pasó por el mundo “haciendo el bien” y que no le importaba a quién se lo hacía, no soportaba ver sufrir al humano, al hermano. Su nombre: JESUS DE NAZARET.
POR:
P. Fabricio Alaña E, SJ
PARA PENSAR:
¿QUÉ ES UNA PROFESIÓN?
Algo más que un medio para vivir, es mi felicidad en el mundo.
¿Cuál ES LA MEJOR PROFESION?
Experto en humanidad.
¿QUIÉN ES UN EXPERTO EN HUMNIADAD?
El que sabe escuchar, contemplar, alegrar, servir al otro.
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