¿Hay vida después de la muerte? ¿Puede resurgir el espíritu aplastado por tanta materialidad y maldad? Una cosa le debemos agradecer a la pandemia que hoy el mundo está viviendo: Nos ha ayudado a mirar lo esencial: lo que hoy yo más valoro en mi vida producto de reconocer qué es lo que me ha dado el ser, me ha ayudado a enfrentar metas y desafíos, qué hago con mis resultados.
Mi hábitat, el contexto en que habito me ayuda a formarme pero no me puede encerrar en los límites de lo local, fragmentario o particular. Estamos llamados a trascender la historia, dejar huella, buscar la plenitud; por eso si algo define al ser humano no es solo su vulnerabilidad, su capacidad de ser herido por estar expuestos a las avatares de la vida. Sino su capacidad de volar, soñar por saber desarrollar e integrar su racionalidad no solo formal, emocional, sino la utópica, la espiritual. Nuestro corazón arde y nuestras entrañas se inquietan cuando miran un horizonte en el profundo mar o miras el cielo y te quedas prendado de su belleza en un día soleado, con un arco iris o en una noche llena de estrellas o de luna llena. La luz brilla en la oscuridad, el sol puede nacer a mitad de la noche.
Estamos hechos para admirar la belleza y la belleza nos trasciende: la belleza no es meramente física es la combinación armoniosa de lo sensible y de la genialidad del ser que no tiene límite y que se inventa los colores dando sabor a la vida que contempla y admira. Algo nos lleva a valorar lo profundo. Para vivir con esta actitud de saber mirar lo profundo y no lo superficial, lo auténtico y no lo trivial, lo que prevalece y no lo caduco, el silencio, la interioridad y la unión familiar es la clave.
La era industrial y tecnológica nos hizo mirar lo pasajero, lo extraordinario, lo útil. La crisis biológica actual nos hizo ver lo que prevalece, la belleza de lo ordinario y las pequeñas cosas y lo que vale de verdad. Hoy la pandemia nos a hecho mirar hacia adentro de nosotros mismos, nuestra interioridad para reflexionar sobre el sentido de la vida y saber preguntarnos qué hay más allá de la muerte o con la muerte que nos viene. El toque de queda es el silencio forzoso y necesario que nos impone la autoridad civil para que nos cuidemos. El hombre de la ciencia y de la técnica prefiere el ruido de lo pasajero, trivial o utilitario. La pandemia nos ha obligado a mirar hacia adentro, el toque de queda nos ayudará a hacer silencio y hacer surgir el grito de la vida, de lo que vale, de lo que perdura. Por lo tanto, se puede combinar el toque de queda y navidad.
La auténtica celebración de la navidad requiere de silencio, no solo del villancico, requiere de la oscuridad no solo de las luces, pues las sombras de la vida se aclaran con la verdad de lo que soy y de lo que los otros pueden ver, oler o palpar cuando convivo con ellos, cuando practico el amor sincero, desinteresado, altruista. Eso es navidad recordar la historia de amor de Dios con su pueblo para que yo la viva igual o mejor.
Por tanto la verdadera navidad me prepara para el futuro no para anclarme en el pasado. Y hoy lo que el mundo en estos días necesita es un futuro esperanzador, donde quepamos todos, nos cuidemos, nos embellezcamos con los valores esenciales de la humanidad, la belleza que todos admiramos cuando ponderamos los actos de hombres y mujeres auténticos, cuando se estudia y no se pierde el tiempo, cuando se valora la educación y a sus maestros.
¿Qué podemos hacer en familia? Ya hemos entrenado varios meses, nos dieron unos meses libres, ahora viene el partido casi final, a saber mirar el interior, descubrir la belleza del silencio, la compañía y saber usar la tecnología, Zoom, o lo que sea que permita encuentros virtuales familiares para cantar, orar y brindar lo realmente importante: mirar y oír al otro saber que están bien, sentir su cariño. FELIZ NAVIDAD.
Por
Fabricio Alaña E.
PARA PENSAR
¿SE PUEDE UNIR TOQUE DE QUEDA Y NAVIDAD?
Claro que sí, pues navidad es interioridad compartida.
¿CÓMO ACALLAR LOS RUIDOS ENSORDECEDORES?
Con palabras esperanzadoras, que surgen del silencio y comunidad.
¿CÓMO FESTEJAR LA NAVIDAD?
La tecnología nos ayudará. Empléala en familia para mantener la distancia social y potenciar la cercanía del corazón.
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