El hijo de Andrés y Sara tiene 12 años, estudia en un centro educativo católico, hizo hace poco la primera comunión. No suele ir a misa porque sus padres no van. Pero en adviento y navidad, realizan los ritos anuales de la corona de adviento y la novena con sus amigos, todos los hijos de la pareja, luego una gran comelona, a veces intercambio de regalos, etc. Miguelito, como se llama el hijo de Andrés y Sara, en clase de religión y leyendo la Biblia recordaron que un niño pobre nos trae la paz y la alegría. Y por eso navidad es tiempo de oración, silencio y reflexión.
Miguelito, replicó, sí maestra, pero también de galletas, juegos e intercambio de regalos. La maestra en vez de aprovechar la ocasión para hacerlo pensar y profundizar otra manera de vivir la navidad, lo retó. Un compañero, Fabro, le llamó la atención tiernamente. Magdalena eres una gran catequista, profesional de la educación y una mujer con ideales, no puedes perder la paciencia con facilidad. Navidad es alegría y paz nos decías hace un rato, eso es práctica más que teoría. Recuerda la lectura del evangelio de Mateo 7: 24-27: nos recuerda, “no es el que dice Señor, Señor el que me ama y se salva, sino el que practica”. Por eso, muchos nos critican si la navidad es un cuento o cuál mismo es su mensaje.
Tienes razón Fabro, lo siento, es que preparé con entusiasmo, que me pareció que se caía toda mi argumentación sobre lo que es el tiempo de navidad. Calma, Magdalena, quien “tiene su vida edificada sobre roca” no destruye sus convicciones, pero hay que ser flexibles para contagiar y muy respetuosos para despertar procesos y proyectos comunes. Miguelito, venga, dime hijo, por qué piensas que navidad es solo tiempo de galletas, juegos o regalos, acaso no existe el día del niño, el cumpleaños y otros días donde necesitamos de la alegría e inquietud de ustedes. Sí, Fabro, pero eso es lo que me enseñaron mis padres con su ejemplo, y es verdad, yo les creo todo. Así es Miki, debes creerles, pero debes sentir y ver que hay otras formas, eso es lo que la profesora quería hacerte pensar. Pero dime con otras palabras para ustedes los niños qué mismo es la navidad.
Miguelito, dice, para mí es un cuento. Cuando era chiquito, mi mami siempre me leía los relatos de la navidad antes de dormir en este tiempo, al ir creciendo me llevaban donde sus amigos y todo me parecía divertido. Yo creo que los cuentos nos invitan a soñar en grande, a no pelear y a usar la imaginación para solucionar problemas. Un cuento invita a vivir de otra manera, yo no quiero a veces, crecer, pues veo muchas peleas, sufrimientos, envidias y en navidad todos rezamos para que eso pase y la mejor manera de practicarlo es compartiendo lo que tenemos y nuestros amigos nos dan lo mejor en estos días.
¡Qué lindo Miguelito! Tienes toda la razón, la vida es un cuento en donde la imaginación es la clave para sacar lo mejor de los humanos. –comentaba Fabro. El problema es que los humanos usamos más la razón instrumental o analítica, que la razón simbólica la que nos hace creativos y soñadores, buscar superar conflictos. No siempre se puede ser feliz cuando hay tanto sufrimiento, pero no debemos dejar que el sufrimiento aplaste nuestros sueños y energías. El juego, el compartir nos ayudan a aliviar el sufrimiento y eso es lo que nos enseña en este tiempo. Recuerda Miguelito que, en este tiempo, aunque tus padres no vayan a misa, donde está la plenitud del sentido de la vida, lo buscan cada año al regalar juguetes, caramelos o comida a los niños y niñas de la calle. Entonces nos damos cuenta que la vida no es un cuento para el que sufre sino un reto.
Pero, los cuentos ayudan con la imaginación a superar los retos. Por algo en este tiempo nos hacen leer los textos del Antiguo Testamento, del libro de Isaías, donde nos dicen: “en aquel día preparará el Señor una fiesta con manjares exquisitos, el Señor enjugará las lágrimas de todos los rostros”. Miguelito tiene razón, navidad es un cuento, que necesita de nuestra imaginación, coraje y confianza firme en el niño Jesús para vivir la fiesta de la fe, la esperanza y el amor y hacer este mundo, un mundo sin destruir la naturaleza, sin insultos, ni robos, sin armas, sin hambre…Será por ello, un cuento que debemos recordar cada año, hasta que se haga verdad y se convierta en sueños hechos realidad. Gracias niños, gracias Miguelito por hacernos soñar y recordar que debemos usar la imaginación.
Por:
P. Fabricio Alaña S.J
PARA SEGUIR PENSANDO
¿POR QUÉ LOS ADULTOS DEJAMOS DE SOÑAR?
Muchas veces por las preocupaciones y ambiciones de la vida.
¿Por qué los niños viven como si la vida fuera un cuento?
Por su inocencia primera aún no contaminada. Sencillez.
¿Qué debemos hacer para vivir con esperanza?
No dejar de soñar y rezar en compañía.
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