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¿PASTORES – LÍDERES O COMPAÑEROS?



Juan, ¿Por qué te quedaste pensando en la homilía que dio el padre en la misa? Pregunta Pepe. –Porque tengo fe, creo en Dios, y siento que él es nuestro creador o como dice el credo de nuestra fe, es todopoderoso- A pesar de que no entiendo el mal en el mundo. Y de que Jesús su hijo me llama a que lo siga como “pastor” (Jn 10), tampoco lo entiendo, porque nunca he visto ni una oveja, ni un pastor. He visto vacas, chivos, pero son para dar leche o carne no para seguirlos. Me apena que mi religión no me entusiasme en la prédica con mejores palabras que represente-conecte al hombre y a la mujer de hoy.

Lucas, el más estudiado, le decía: tienes razón Juan. Hoy nuestra fe y la comunidad de creyentes que llamamos Iglesia no solo tiene problemas de escasez de sacerdotes, de recursos si no de conectividad. Saber conectarse con los jóvenes de hoy, la generación zeta llaman unos, generación apps llaman otros. El joven hoy vive a flor de piel, imágenes y lenguajes digitales, volátiles, sensaciones fugaces, múltiples. Se emociona con facilidad y se desconecta a velocidad. ¿Cómo entender hoy el mensaje de Jesús? Debemos recrear lenguaje, metáforas, pero sobre todo la manera de comprenderlo y vivirlo.

Pedro, el mayor del grupo de bachillerato y muy cercano a los sacerdotes, cuestiona a Lucas: ¿tu crees que puedes destruir una tradición, Lucas? No Pedro. Se trata de “deconstruir” no destruir. Es decir, volver a construir el sentido con palabras que hoy entiende la gente y desea vivir. El ejemplo de entender a Jesús “buen pastor” es muy claro.

“Jesús Buen pastor” era la mejor manera de entender al hombre puesto por el pueblo y que se reconocía como ungido por Dios. Ese es era el Rey. Hoy eso no nos dice mucho y menos a los latinoamericanos, que no reconocemos reyes. Argumentaba Lucas. Por eso, prosigue, es necesario buscar un sentido que exprese el contenido del texto bíblico y de la historia del pueblo de Dios, que simbolice lo mismo pero viviendo el contexto de hoy, que lo entiendan los chicos.

¿Qué propones, querido Lucas? –pregunta Pedro. Pues, veamos. Un pastor es el que guía a un rebaño de ovejas. Las guía porque las conoce, quiere y lo seguían. Nos dice la historia, pero el dato bíblico nos invita a pensar más, cuidarlas y dar la vida por ellas. Por tal razón, los sacerdotes se consideran pastores, guías de un pueblo. Pero también los “gurús” son considerados como guías de los que buscan la paz, la sabiduría, pero ellos son los expertos, los maestros, los que saben. Lo mismo pasa en la pedagogía. El pedagogo, que es el maestro, es el que toma la mano al niño-paidos- lo guía, se convierte después en el tutor que educa porque le va diciendo lo que tiene que hacer o señalar el camino.

Todo esto, querido Pedro, ha llevado a un autoritarismo de parte del que sabe o enseña y a un infantilismo de parte del que aprende. Y no creo que Jesús de Nazaret, predicase o practicase esa manera de entender la vida, el desarrollo humano. Él invitaba a pensar, por eso hablaba en parábolas: “La persona buena es la que ayuda al caído, como el samaritano, no la que está ocupada con sus rezos” (Lucas 10). La fe es como un “grano de mostaza” (Mc. 4, 32). Y cuando llamaba a discípulos los invitaba a superar límites: “deja esas redes, sé pescador de hombres”. (Mt 4, 19). Jamás se consideró director espiritual de nadie, simplemente decía: si quieres… ánimo… tu fe, te ha salvado.

A ver podemos decir que, ¡ser pastor es como ser un buen líder que conoce a la gente y la puede guiar! exclamaba Pedro. Podría ser, pero los líderes que conocemos no son capaces de dar la vida por la gente… es la diferencia con Jesús. Pero lo que más nos hace pensar, sobre todo en este tiempo de pascua, que estamos tratando de vivir, experimentar a Jesucristo resucitado lo que a él, más le preocupa es que valoremos, cuidemos la vida y para eso más que expertos se requiere compañeros. Compañeros de camino, reflexionaba Lucas, como aquellos amigos de Emaús que de la tristeza por la perdida del ser querido, supieron aceptar a un peregrino como compañero de viaje y al escucharlo y compartir el pan, sintieron el corazón que arde por una pasión, un proyecto y una verdad que vale y anima. Eso es lo que hoy más necesitamos.

Jesús es el compañero de camino que te comparte y por eso enseña la manera más humana de vivir. A Jesús, resucitado solo lo podemos encontrar en el amor, no en la letra muerta; en la autenticidad, no en las apariencias o sumisiones; en la verdad, no en los tópicos; en la creatividad, no en la pasividad, alineamientos estereotipados o en la inercia; en la luz, no en la oscuridad de las segundas intenciones; en el silencio, no en la agitación espiritual.

Por

Fabricio Alaña E.

PARA PENSAR

¿CUÁL ES UNA DE LOS GRANDES DESAFIO DE LA FE?

Recrear la experiencia original del cristianismo, actualizando su lenguaje y métodos.

¿QUÉ ES LO QUE HA PRIMADO EN LA RELACIÓN MAESTRO – DISCÍPULO?

El poder del uno sobre el otro o la dependencia.

¿QUÉ ES LO QUE MÁS NECESITAMOS PARA CONSTRUIR COMUNIDAD Y SENTIDO?

Compañeros de camino.

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