¿CÓMO LLAMAR AL MOMENTO CULTURAL QUE HOY VIVIMOS? ¿CÓMO SON LOS JÓVENES HOY? Son dos grandes preguntas que pueden decir mucho e interpelar poco, pues cada momento histórico tiene sus retos y desafíos. Cada grupo humano que conforma una cultura, sus valores. El hoy es provisional, se puede caracterizar relativamente. ¿Qué me ayuda a comprender a la cultura y a un joven? Mi relación, mi contacto y el entender el contexto.
Sin caer en los acertados análisis de la cultura de uno de los grandes filósofos contemporáneos, Gianni Vattimo (+), podemos llamar al momento cultural de hoy como posmodernidad. Literalmente significa lo que nos ha llegado después de la modernidad, donde se creía que gracias a la razón instrumental se desarrolla la ciencia y la técnica con sus inventos para hacer progresar el mundo. Lo cierto es, que hoy el mundo se está destruyendo: cambios climáticos que destruyen la naturaleza, mayor desigualdad social, mayor migración de masas de personas, mayor violencia contra la mujer y guerras atroces en varias partes del mundo ¿Qué cultura es la que hoy estamos viviendo? Lo cierto es, nos dicen los padres de la posmodernidad, que la razón instrumental no nos ha traído progreso humano, no nos entendemos, no estamos contentos.
¿Y el joven? Me pregunto primero ¿cuál joven? Y solo podré hablar del que veo, del que me relaciono, o del que oigo muchas cosas. La respuesta obvia es hay de todo: brillantes, capaces y lo contrario también existe, fuertes como débiles, el que busca sentido a la vida, como el que vive sin sentido, el que valora lo que tiene o el que llora lo que perdió o no tiene. Para mí, el joven es una realidad compleja, me anima, me interpela, me invita a ofrecer lo mejor de mi ser docente, como sacerdote. Si hay una caracterización que puedo corroborar es que el joven es vulnerable, a pesar de su energía. Hoy es más frágil, más inseguro y al mismo tiempo más fácil de caer en soluciones simplistas, y a pesar de su vivacidad y relacionalidad, se “corta solo”, vive una soledad profunda, es ingenuo, relativiza todo, necesita más libertad, pero no tiene modelos. ¡Cuántas veces he escuchado, cómo me gustaría que mis padres sean diferentes!
El momento que hoy vivimos culturalmente me invita a repensar el cambio ¿puedo gerenciar los cambios o solo adaptarme al mismo? Profundizar en la verdad ¿existe algo que manifieste profundidad y durabilidad o todo es relativo y provisional? ¿vivo un mundo licuado, rebajado o light? O ¿puedo concretar solidez, sentido, trascendencia en esta vida? Si algo valioso me revela la posmodernidad es que ya no hay grandes sistemas ideológicos ni capitalista ni socialista ni religioso que dé sentido, sino relatos que narran historias que hacen pensar y no naufragar ante lo que hoy se vive.
El relato narra vida, combina emociones e invitar a pensar alternativas. Si algo admiro de los jóvenes es su capacidad de criticar lo que ya está caduco y saber expresarlo, nos invitan a transitar la historia buscando la novedad. No sirven respuestas ni esquemas del pasado. Y aquí se unen a los pensadores de la posmodernidad. El cambio no vendrá de lo grande sino de lo diverso y pequeño que se mueve y no se estanca en lo de siempre ni en los miedos. Como decía el Papa Francisco, “prefiero una Iglesia que se equivoque, que falle, a que se quede inmóvil en lo de siempre y no salga a la calle, no se deje primerar”, expresión argentina que nos sugiere reconocer que Dios está muy vivo y nos sorprende, El va primero, aunque no lo veamos. Por eso, “jóvenes, hagan líos”, es decir, háganse escuchar. “No balconees la vida”, no mires la realidad desde el balcón de una ventana, como si fueses un espectador, eres tú el protagonista de tu historia”.
Si la Iglesia, que somos todos, fieles y curas, religiosas y religiosos, seglares y obispos no entiende el momento cultural que vivimos y no escucha a la juventud actual, se encierra en una autoreferencialidad no será la de Jesús que invita a caminar hacia adelante, “levántate y anda” (Mt 9:9; Jn 5:8), “quien mira hacia atrás no es apto para el Reino de Dios” (Lc 9:62) y a “remar mar adentro” (Mc 6: 48). A dar respuestas a las necesidades de los seres humanos de hoy, compartiendo sus angustias y esperanzas (GS, Vaticano II).
Si algo podemos criticar de los jóvenes de hoy es el peligro de encerrarse en un individualismo atroz y en la inmediatez de lo que experimentan o ven. Lo que atrofia la mirada y al corazón solidario. Hay jóvenes que promueven la paz, la ecología, incluyen y respetan a otros. El Papa Francisco, cree y confía que los jóvenes pueden y deben escapar a la hipnosis de las redes sociales, al culto al cuerpo, pueden dejar las luces artificiales y hacer brillar la luz de su creatividad (Discurso a la Asociación de Jóvenes Profesionales de Toniolo). Y eso es lo que hoy podemos y queremos fomentar al entender la cultura y la juventud actual. Los jóvenes hoy desde sus pequeños relatos hacen soñar utopías débiles que transforman historias, revela la fuerza de lo débil. “Cuando soy débil es cuando soy fuerte” (Pablo 2Cor12:10).
POR:
P. Fabricio Alaña S.J
PARA PENSAR:
¿QUÉ ES CULTURA Y QUÉ ES JUVENTUD?
Estilos de vida que configuran un pensar y grupos humanos que nos hacen pensar.
¿CÚAL ES EL MOMENTO CULTURAL QUE HOY VIVIMOS?
La posmodernidad que recupera lo olvidado por la modernidad. Somos seres simbólicos.
¿QUÉ ES LO ESPECIFICIO DE LA JUVENTUD POSMODERNO?
Pensamiento débil que manifiesta la fuerza de la vida.
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