Dicen que a los jóvenes no les gusta la política ¿Por qué será? Sin embargo, quienes llevarán el futuro de este país son las nuevas generaciones: ¿Qué ejemplos les damos de lo que es dignidad, proyecto común y responsabilidad? Por ello, queridos políticos y en especial finalistas presidenciales pido e imploro su responsabilidad a un dialogo serio, entendiendo por diálogo todo el campo semántico que este verbo implica: Acercarse, expresarse, escucharse, mirarse, conocerse, tratar de comprenderse, buscar puntos de contacto (Papa Francisco, Fratelli Tutti, cap. Sexto, “Diálogo y Amistad Social. 198).
Invitamos en esta columna para jóvenes a presentar sus propuestas a los jóvenes del país, tratando de dialogar y no hacer un debate lleno de insultos y agresividad que no ayudan a discernir lo mejor para elegir y construir un proyecto nación. Con cariño por los chicos, por la responsabilidad que tienen de ejercer su derecho democrático y por nuestro país, espero nos respondan señor Guillermo Lasso y Señor Andrés Arauz. El futuro sano y mejor solo será posible si dialogamos.
Entender el ejercicio de la política como “El simple arte de lo posible”, es entenderla como la oportunidad para las componendas, los privilegios, el robo descarado, el favoritismo a grupos económicos que entienden el desarrollo como explotación de recursos o una simple especulación financiera que no respeta el rostro de los que sufren ni escucha el grito de la tierra, de la mujer, del indígena, de los jóvenes, de los migrantes, de los que el Papa Francisco identifica como los “sin techo, sin empleo, sin tierra”.
La política también se la puede entender como nos enseña la Doctrina Social de la Iglesia, (Fratelli Tutti, n. 181), como el ejercicio de “la más alta caridad” que llama a comprometernos con lo que necesita el todo de un país para desarrollarse, dando prioridad al Bien Común sobre bienes particulares o de minorías privilegiadas. Hoy debemos rescatar, recrear y recuperar la política como un ejercicio responsable de crear espacios que permita construir un proyecto común, que nos identifique como un pueblo nación. Como dice el papa Francisco, en el ejercicio político el “tiempo es superior al espacio”, no se trata de conseguir espacios de poder, sino de crear procesos de bienestar (EG, 222).
Queremos propiciar un diálogo, como la herramienta privilegiada del ser humano, que entiende la comunicación y el lenguaje como la manera humana de pensar, entablar lazos y construir sentidos que nos permitan llegar a consensos y procurar armar un proyecto común.
Expresamos nuestras principales preocupaciones, dejando claro que lo esencial es otro modelo de desarrollo que tenga tintes visibles en lo ético, lo político, lo económico, lo ecológico, lo juvenil, lo femenino y lo cultural. La diversidad no es un problema, es una riqueza, por ello toda perspectiva de proyecto social y político debe ser como “un poliedro” y no una esfera perfecta que no existe, que refleje las diversas miradas de “un todo que es mayor que las partes”, pero que no es una mera suma de partes (EG, 234).
Nuestras reflexiones tienen unas preguntas que buscan diálogo y respuestas: ¿Cómo se pueden reducir las desigualdades más hirientes en paz y con justicia? ¿Cómo se puede promover la generación de nuevos puestos de trabajo digno especialmente entre los jóvenes y las mujeres? ¿Cómo se puede remunerar mejor al trabajo humano? ¿Qué hará el estado para sostener la economía popular y solidaria, que genere medios de vida? ¿Cómo crear un proyecto común donde quepamos todos? ¿Cómo superaremos la pandemia? Recordemos, que “la realidad es más importante que la idea” (EG, 231), para no caer en ideologías que manipulan la realidad y las conciencias. Nos urge cuidar “la casa común”. La mirada desde la Amazonía es una perspectiva esencial a tener en cuenta:
Nos toca en este tiempo tener nuevas miradas sobre la tierra. Después de más de cincuenta años, nos damos cuenta que no se trata de un recurso para extraer o explotar, sino un ser vivo con el que convivir. ¿Cómo es posible que nuestra reacción inmediata a la inmensidad de la selva haya sido la de mantener de diferentes formas el expolio, explotación, colonización y sometimiento de la población al abandono o la violencia permanente? Las cifras sobre necesidades básicas insatisfechas son un clamor (87% de la población, según censo 2010), los índices de violencia de género (8 de cada 10 mujeres según informe de ACNUR en 2012, o la prevalencia de la misma en 2019 (66,3%). Modelos al desarrollo de la prefectura son inexistentes o son extractivistas. Apuestan por una agricultura intensiva, explotación de la tierra como recurso, no como ser vivo… La tierra no es una fábrica. Mirar de esta manera es una perversión. Miremos el simbolismo, lo que hemos perdido con el derrumbe de la cascada de San Rafael, en términos de futuro, de recursos monetarios, el riesgo de toda la Coca Codo Sinclair. (Hna. Dolores Mora, Sucumbíos).
Si algo claro tenemos en este diálogo cordial más que intelectual, debe tocar las fibras más íntimas de nuestro corazón en donde tomamos las decisiones que guían nuestra vida. En estos momentos de incertidumbre epocal un diálogo profundo entre los candidatos finalistas a que nos revelen su plus de humanidad más que sus estrategias técnico-proselitistas es lo que pedimos. Lo que hará del Ecuador un país libre es su capacidad de aglutinar a todos desde un proyecto nación en donde la educación sea el eje central de un nuevo desarrollo y se invierta todo lo que sea necesario para hacer de nuestro país, un lugar de encuentro amigable y hospitalario tanto para los que vivimos en él, como para los que pasan por él, recordando que ante todo la “unidad prevalece sobre el conflicto” (Papa Francisco, EG, 226).
Por
Fabricio Alaña E. sj
PARA PENSAR...
¿DESEAN REALMENTE DIALOGAR LOS CANDIDATOS FINALISTAS?
Esperamos sus respuestas.
¿TIENEN UN PROYECTO NACIÓN EN SUS PROPUESTAS?
Necesitamos que las clarifiquen.
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