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¿QUÉ SABIDURÍA NECESITAMOS?

  • Writer: fabroparatijoven
    fabroparatijoven
  • Jul 14, 2024
  • 4 min read

Algunos caracterizan a la sociedad actual como “la sociedad del conocimiento”, gracias al avance de la ciencia y de la técnica, de sus inventos, productos que nos ofrecen en sus márketings y super ofertas. El mundo es un mercado para esta sociedad. El ser humano un consumidor y unos cuantos unos creativos productores de consumos o necesidades creadas por las redes sociales. A esta sociedad le dan más especificaciones, “sociedad digital”, de la era tecnológica y de la comunicación, y ahora con la Inteligencia Artificial ¿la llamaríamos sociedad artificial?


Lo cierto es que una cosa es la Inteligencia y la ciencia y otra cosa es la SABIDURIA, de saber y sabor. Es decir, no hay conocimiento que no guste, que no sea sal y luz de la vida. Sal que da sentido y luz que alumbra el caminar personal y social de quienes viven en un mismo espacio, el mundo, “la casa común”. ¿Hay personas muy inteligentes y poco o nada sabias? La historia lo muestra, quien inventó la bomba atómica era un superdotado de la ciencia, de la física cuántica, cuya inteligencia supo organizar abstracciones, número y ecuaciones ¿qué produjo? Muerte, destrucción ¿era mala? Noooo. Él era muy inteligente, ¿qué hizo con su inteligencia? No supo conducirla a un bien mayor, peor a un bien común. Y si fue utilizada por el poder económico y político de entonces, sirvió a poderes particulares.


Como dice mi amigo Antonio Pérez Esclarin: “cuantas más armas inteligentes se producen, más brutos e inhumanos nos volvemos”. El gasto militar en el mundo, según la ONU, asciende a más de un billón de dólares al año. Aumenta el gasto militar, aumenta la miseria. No se solucionan problemas. ¿Por qué se derribaron las torres gemelas el 2001? ¿Qué pasó después? ¿Qué pasa después de dos años de guerra entre Rusia y Ucrania? ¿se consiguió la paz? ¿solucionó Israel su sed de “justicia/venganza después de 10 meses de atroz bombardeo a la zona más poblada de civiles y niños en la franja de Gaza?


La fabricación de armas es la industria más próspera a nivel mundial, seguida por el narcotráfico, mueve más de 500.000 millones de dólares. El precio de un tanque moderno equivale al presupuesto anual de la FAO (Organización para la agricultura y alimentación). Con el valor de un caza supersónico se podrían poner en funcionamiento 40.000 centros de salud. El adiestramiento de un soldado de guerra cuesta al año 64 veces más que educar a un niño en edad escolar. Por algo Mafalda gritó en los años ochenta. “detengan el mundo, que me quiero bajar”. ¿Para qué educamos a las nuevas generaciones? ¿qué futuro le dejamos a nuestros niños y jóvenes?


Muchos creen que las soluciones vendrán de las ideologías: capitalismo, socialismo, democracias representativas, aristocracia, monarquías. Otros de las tecnologías, de las teorías económicas que desarrollemos. No nos damos cuenta que quien está roto es el corazón humano, que quien está enfermo es el ser humano mismo. OTRA SABIDURIA DE ENTENDER LA VIDA es la que necesitamos.


Aprender a conocernos es la primera tarea educativa, lo planteó Sócrates hace años: “conócete a ti mismo”. El problema es que nos engañamos, mentimos o creemos que nos conocemos, para ello debo aprender a cultivar, desarrollar mi interioridad, entender lo que me hace crecer, lo que me hace bien, lo que me hace humano. Aprender a admirar-se de lo bueno, de lo bello que hay en la vida, desde la pequeña rosa que me ofrece su aroma, hasta el señor que hizo el rico pan de mi desayuno y es más rico cuando me lo da con una sonrisa. Para ello debo aprender a observar cómo son las cosas en sí, no cómo yo las entiendo. Entonces podré encontrarme con otros y reconocer su belleza, su libertad, podré encontrar sentido a la vida, trascender ir más allá de mí mismo, si la educación no me enseña a caminar, a conectarme con otros, a pensar juntos, no aportaré nada valioso, diferente ni creativo, antes repetiré las respuestas del ayer en forma distintas, no solucionaré problemas, en especial el mayor problema de vivir una libertad que nace de una interioridad sensible a la verdad, la bondad.


Lo que hoy necesitamos los humanos es transformar nuestras conciencias, redescubrir una sabiduría de la vida que nos ayude a encontrar otro estilo de vida. Hace algunos años dos mil años hubo un hombre muy libre, muy humano que lo único que hacía era enseñar con autoridad, no repetía teoría, compartía su experiencia, y la mayor experiencia era su Dios, bueno, Padre de todos, por ello, ese hombre que se llamaba JESUS enseñaba y atraía a muchos a pasar con él horas, días y la gente lo escuchaba con admiración, no como los magister y doctores a quienes nuestros alumnos no nos aguantan más de una hora, desde las neurociencias no más de quince minutos. Porque Jesús nos hacía más humanos, más auténticos, a vivir con gozo la vida. Por ello, el curar, como aliviar sufrimiento y el compartir la comida, como el comprometer la vida con otro hicieron de su sabiduría un estilo de vida. No se puede vivir sin amar ni servir. Es mejor vivir dando que acaparando.


Educar es humanizar, ayudar a cada persona a descubrir su misión en la vida y a vivirla en plenitud. No se trata de ser mero docentes, profesionales de una microespecialidad, sino maestros en humanidad, modelos de vida digna. Enseñamos lo que somos.



POR:

P. Fabricio Alaña E, SJ


PARA PENSAR:


¿QUÉ CARACTERIZA A NUESTRA SOCIEDAD DEL CONOCIMIENTO?

El inteligenciar para producir, consumir y competir.


¿QUÉ ES EMPRESA ES LA MÁS PRODUCTIVA HOY?

La de las armas y los negocios ilícitos, que producen una cultura de muerte.


¿QUÉ SABIDURÍA NECESITAMOS?

La que enseñe a vivir con sentido y una libertad responsable.

 
 
 

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