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SEGUNDO ADVIENTO: ¿DARNOS OTRA OPORTUNIDAD?


¿Cuándo una pareja se da una segunda oportunidad qué mismo espera? Tocamos unos de los temas más sensibles en las relaciones humanas y de los más complicados en la juventud actual que parece que tiene como característica el no esperar mucho, el ser más “realistas” y objetivos” o el encontrar sustitutos virtuales, digitales, entre otros.

 

Los románticos parecen ilusos irrealistas, creen que la pareja puede cambiar. Lo hemos visto en las películas de Hollywood. Los docentes, dudan del crecimiento de sus alumnos, todo es hoy “copiar y pegar” o que lo resuelva la Inteligencia Artificial. No digamos de los patronos y obreros que las empresas deben poner supervisores o cámaras para que la gente trabaje.

 

Dice un cantante mexicano: “¿a dónde vamos a parar? Con esa hiriente y absurda actitud, démosle paso a la humildad, y vamos a la intimidad de nuestras almas en total plenitud. ¿A dónde vamos a parar? Cayendo siempre en el mismo error, dándole siempre más valor, a todo menos al amor, que no nos deja separar”.

 

Dejemos que la canción y las preguntas resuenen, pero antes de contestar escuchemos lo que este tiempo de adviento nos puede decir a creyentes y no creyentes, pues el mensaje es para hacer de este mundo algo divino. Esto significa algo distinto a lo que hoy es. Este mundo no lo hemos hecho nosotros, nos ha sido dado, por qué no lo hemos cuidado, por qué no lo embellecemos con más escuelas, hospitales, parejas y niños felices, menos cárceles, menos drogas, menos migración, ninguna amenaza atómica.

 

Y si algo nos debe alertar es la falta de humanidad, de perseverar en los ideales que reflejan la verdad de lo que somos, podemos y queremos. Por ello, adviento es darnos una segunda oportunidad, no es un mero tiempo de preparación litúrgica para lo que viene sino de profundidad en lo que anhelamos, creemos, nos esforzamos, por algo hacemos proyectos, estudiamos, educamos, trabajamos no para satisfacer una necesidad básica meramente sino para embellecer nuestra vida, la vida de los que nos rodean, el país en que vivimos.

 

Y si algo me ayuda el adviento es unir mis creencias y esperas con la inmutable forma de ser y manifestarse la Gloria de Dios que se revela en la pequeñez humilde de un niño, Jesús. Y esa forma de manifestar su amor y su manera de relacionarse el Dios de Jesús es incansable. DIOS NO SE CANSA DE CREER que los seres humanos son buenos, pueden ser buenos. Lo contrario sería afirmar que Dios hace las cosas mal. El problema es que arriesgó mucho al hacernos a “su imagen y semejanza”, nos endiosamos y lo suplantamos. Pero el proyecto del Padre-Madre Dios es hacernos capaces de crear amor, justicia y verdad, pero hay que desarrollar un CORAZON LIBRE Y UNA MENTE ABIERTA. Esa es la finalidad de educarse y de formar una familia, una escuela y una universidad, de formar cristianos, de desarrollar lo humano ¿lo tenemos claro?  Esto es adviento darnos otra oportunidad, fomentar la esperanza que puedo ser libre y abierto.

 

El llegar a ser uno mismo, a ser creativo e innovador no es un acto de magia, es producto del esfuerzo, perseverancia, ilusiones compartidas y aprender de los errores. No está todo dicho en nuestra historia, no es lo que es. Por eso la utopía invita al pensamiento crítico y divergente de quien desea aportar soluciones que sirvan a la gente y no a las finanzas meramente. Adviento es recuperar lo humano sobre lo tecnológico, lo social sobre el capital.

 

La virtud que fomentamos en este tiempo es la más pequeña de las tres grandes virtudes de los hombres y mujeres de la historia de las religiones. Es como una niña nos dice el poeta francés Charles Peguy: “La fe es esposa fiel/ la caridad es una madre ardiente/ pero la esperanza es una niña. La fe es la que se mantiene firme por los siglos de los siglos/ La caridad es la que se da por los siglos de los siglos. Pero mi pequeña esperanza es aquella que da los buenos días al pobre y al huérfano”.

 

“La fe es una iglesia/ una catedral que se eleva hacia el cielo/ La caridad es un hospital, un asilo que recoge todas las miserias del mundo/ Pero sin esperanza, todo esto sería un cementerio.   La fe es un soldado, un capitán que defiende una fortaleza, la ciudad del rey/ La caridad es una enfermera, una hermanita de los pobres del rey/ Pero mi pequeña esperanza es aquella que da los buenos días al pobre y al huérfano”.

 

“La fe se eleva como un árbol frondoso, y bajo su sombra la caridad, mi hija, abriga todas las angustias del mundo/ Pero mi pequeña esperanza es esta savia que anuncia el camino de la primavera”.

 

En esta segunda semana de adviento ¿en qué debo darme una segunda oportunidad? ¿El cómo está claro: un corazón libre y una mente abierta?

 

POR:


P. Fabricio Alaña E, SJ

 

PARA PENSAR:


¿EN QUÉ NOS FUNDAMENTAMOS EN DECIR QUE ADVIENTO ES DARNOS UNA SEGUNDA OPORTUNIDAD?

En que Dios no se cansa de amar.

Y nosotros ¿qué queremos decir cuando nos damos una segunda oportunidad?

Que tenemos esperanza a pesar de todo.

¿CÓMO SER HOMBRE Y MUJER DE ESPERANZA?

Con un corazón libre y una mente abierta.

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