QUÉ TE IMAGINAS AL LEER TARDE TE AME? ¿Algún enamorado arrepentido? ¿algún frustrado en el amor? ¿Algún ilusionado en el amor? ¿algún filósofo del amor? Creo que esto último puede acercarnos más. La frase entera es parte de un gran poema:
¡Tarde te amé, hermosura tan antigua y tan nueva,
tarde te amé! y tú estabas dentro de mí y yo afuera,
y así por de fuera te buscaba; y, deforme como era,
me lanzaba sobre estas cosas que tú creaste.
Tú estabas conmigo, pero yo no estaba contigo.
Reteníanme lejos de ti aquellas cosas que,
si no estuviesen en ti, no existirían.
Me llamaste y clamaste, y quebraste mi sordera;
brillaste y resplandeciste, y curaste mi ceguera;
exhalaste tu perfume, y lo aspiré, y ahora te anhelo;
gusté de ti, y ahora siento hambre y sed de ti;
me tocaste, y deseo con ansia la paz que procede de ti.
¿SABES QUIÉN ES EL AUTOR? Pues, Agustín de Hipona, hombre lleno de virtudes y defectos, un buscador de la verdad y la belleza, un amante, pero sobre todo apasionado por la vida, cuando se encontró con la fuente de la vida, que lo llamó Belleza Infinita, a eso llamó Dios; reconoció que debía cambiar de estilo, ya no podría vivir sin la belleza auténtica que es el amor divino cuando se lo encuentra.
No fue fáçil para Agustín dejar amores, vida cómoda, fama, dinero, amigos, madre, mujer, hijo y dedicarse a servir esa Belleza Infinita, que llamó Dios. Solo cuando vio que en las cosas y personas hay reflejos de esa Belleza Infinita pero no son Dios, no lo llenan de verdad y hasta el fondo, no logró cambiar de vida, decidirse no solo admirar, sino entregarse a esa Belleza Infinita que solo la encuentra en la existencia auténtica de quien quiere encontrarse con la verdad y hacer verdad el proyecto de vida que hace crecer, pondera las opciones que lo habían llevado a esa vida compleja, porque buscaba la verdad ante todo, por algo estudió y mucho, estuvo en grandes centros de estudios de su época, escuchaba a grandes filósofos y maestros de oratoria, filosofía de aquel entonces, abrazó el maniqueísmo como filosofía que explicaba la realidad desde el doble principio del bien y del mal, profundizó en el platonismo que lo llevó a un idealismo y a una dicotomía entre el cuerpo y el alma. El joven Agustín amaba la vida, pero la desarrolló en distintos lugares que lo llevaron al desenfreno y al mal manejo de sus emociones. Hasta que el pensador, se paró a pensar escuchando a San Ambrosio.
Y, ¿qué fue lo que le dijo Ambrosio? Entre varias cosas, sobre todo: “buscad en vuestro interior qué es la verdad. Y la verdad te hará hombre (humano)”. Fue suficiente para ese gran pensador, amante de la vida, que no solo se dejaba llevar por raciocinios, sino que escudriñaba su corazón, que al principio Agustín confundió con emociones. El corazón es la sede de la sabiduría, te hace ver más allá de la razón, porque te hace conectar con lo propio, lo auténtico de tu ser y tu ser que anhela la Verdad, la Bondad y la Belleza Infinita, a eso solo se lo puede llamar Dios y solo se lo puede experimentar en la vida, en medio de los claros oscuros, como de sus anhelos y esperanzas, siempre y cuando lo discernamos y decidamos seguirlo. Eso nos hace grandes, eso nos hace “hombre” (humano).
Querido Joven, a lo mejor tu vida, la mía se parece a la de Agustín, podremos convertirnos en “san” Agustín, no por la grandeza de cosas que hagamos o queramos, sino por la sinceridad y profundidad de nuestros anhelos, búsquedas y esperanzas. ¿Qué debemos hacer? Ante todo, plantearnos preguntas, pero no exigir respuestas ni recetas, sino aprender a recorrer un camino, pero en ese camino, PARAR Y PENSAR será la clave para escuchar el corazón que pondera lo que es la Verdad, la Bondad y la Belleza auténtica, que nos lleva a reconocer la Belleza Infinita: “Tú estabas dentro de mí, y yo afuera”.
POR:
P. Fabricio Alaña E, SJ
ACTIVIDADES:
1.-¿Qué es un santo, según la vida de Agustín?
Un buscador de la Belleza Infinita.
2.- ¿Dónde encontrar esa Belleza Infinita?
En la verdad de tu vida.
3.- Una vez encontrada la Belleza Infinita ¿qué hacer?
AMA Y HAZ LO QUE QUIERAS, decía san Agustín.
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