Evaluar es reconocer el valor de lo que hemos propuesto, de lo que deseamos. El fin de la educación refleja la intencionalidad concreta de lo que se ha diseñado y estructurado para formar personas. Por lo tanto, evaluar es reconocer el valor de lo que hemos hecho o darle valor a los resultados conseguidos. Educamos para formar personas no para llenar de información y datos una cabeza. Se trata de hacer emerger el verdadero hombre o mujer que se lleva adentro. Educar es un arte, el arte de hacer ver las posibilidades de la vida y diseñar los espacios para vivir, amar, ser y crecer.
¿Tienen claro los técnicos del INEVAL, del Ministerio de Educación, de Finanzas lo que se debe evaluar al terminar un proceso de 12 a 14 en un centro educativo? Propongo unos criterios que ayuden a revisar el sistema educativo nacional.
1. Aprender de la Historia, de nuestros errores y fracasos. Hace años para aceptar a un chico a la universidad o a otro colegio, en especial privado se tomaban exámenes de ingresos en función de moda de la ciencia positivista, y la psicología diseñó los TESTS DE COEFCIENTE INTELECTUAL. Los famosos CI. Y según el estándar se los consideraban aptos para estudiar en dicho centro del saber.
No cayeron en la cuenta que el C.I no contribuye más del 25% al éxito global de una persona. La competencia técnica y la preparación un 10-20%. El elemento clave, el EMOCIONAL con un 60-70%. De ahí la calidad de una oferta educativa es la formación integral de la persona.
2. ¿Nuestros chicos salen con esas ganas de aprender, emprender, comprender el mundo, así mismo y los demás?
3. ¿La educación recibida los hace útiles para la sociedad? Ya en el siglo XIX el maestro Simón Rodríguez proponía que la educación una la instrucción de los conocimientos y la formación con el aprendizaje de oficios y la valoración del trabajo. Su lema era “colonizar al país con sus propios habitantes”, es decir producir los bienes y servicios que pueden garantizar el bienestar de toda la población y desdeñar toda política que acostumbra la gente a pedir en vez de trabajar, que lo convierte en un mendigo en lugar de un productor.
4. ¿Salen nuestros chicos con esa capacidad de “conocerse a sí mismo”, como principio de sabiduría? Educar es ayudar a conocerse, comprenderse, aceptarse y quererse para poder desarrollar a plenitud los talentos y realizar la misión en la vida con los demás, no contra los demás.
5. ¿Salen nuestros chicos con un proyecto de vida que responda a las preguntas esenciales de la vida? ¿quién soy? ¿para qué vivo? ¿cuál es la visión que tengo de mí mismo? ¿cuál es la misión de mi vida? ¿me concibo como una persona realizada y feliz? ¿Puedo reconocer el misterio de la vida? Ya Einstein decía “podemos vivir como si no existiera el misterio o vivir como si todo fuera un misterio”.
6. ¿Educamos para la libertad? ¿Nuestros chicos han conquistado libertad y saben manejarla? Libre es la persona que logra desamarrarse de sus miedos, caprichos y ataduras, y vive comprometido en la conquista de sí mismo. Sabe que el ser humano es tarea y aventura.
7. ¿Nuestros chicos salen de sus centros como personas auténticas y ciudadanos con visión de futuro, con las competencias para convivir con otros en un mundo diverso y responder con eficacia a las exigencias de la productividad?
8. ¿Nuestros chicos han aprendido el arte de vivir juntos y construir la comunidad? ¿salen implicados en la elaboración y desarrollo de las decisiones sobre las cosas importantes de la vida común, de la res-pública?
9. ¿Qué se evalúa en la prueba ser bachiller o las pruebas estandarizadas? ¿Nuestras evaluaciones son un instrumento de control, sanción y exclusión del alumno, sirve para afianzar la distancia entre el profesor y el alumno y de los alumnos entre sí? O ¿nuestra evaluación garantiza el éxito, el aprendizaje de todos? La evaluación es una cultura individual y colectiva para revisar los procesos y resultados y emprender los cambios porque se asume la formación como un proceso de mejora continua. Más que juzgar el pasado la evaluación debe ayudar a preparar el futuro. “Dime cómo evalúas y te diré qué clase de docente eres: transmisivo-bancario o creativo, productivo, transformador?
10. Al terminar su ciclo de bachillerato ¿salen nuestros chicos con esa percepción y seguridad de haberse sentido queridos, valorados en donde percibieron docentes alegres que estaban con ellos en sus recreos, fiestas, deportes, vieron la ciudad, el campo, las excursiones, la cultura como un paisaje de aprendizaje? Ya decía el maestro Simón Rodríguez: “Terminó su formación solo significa que le dieron los medios y las actitudes para seguir aprendiendo”.
Un decálogo no un credo para dialogar y buscar la formación de hombres y mujeres capaces de amar, pensar, resolver problemas, de compasión.
Reflexionemos:
1.- ¿Recuerdas las preguntas que te hicieron en el examen? ¿Cuántas y cuáles?
2.- ¿Qué preguntas te orientan la vida?
3.-¿Qué preguntas te hacen crecer y fomentar tu creatividad?
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