Dicen los sociólogos que hay jóvenes tradicionales, modernos, posmodernos, de generación z, apps, millennials, digitales y ahora de inteligencia artificial. Lo cierto es que los clasifican según el contexto cultural que analizan con sus categorías conceptuales. Mi pregunta es si cuando hablamos de los jóvenes ¿los hemos mirado profundamente a sus ojos? ¿sabemos lo que anhelan y por qué son como son?
Se dice que antes los jóvenes eran más religiosos y que hoy son o ateos, indiferentes, agnósticos, entre otras clasificaciones de los expertos. Me sigo preguntando si sabemos realmente qué sienten, por qué reaccionan así ante lo religioso. Muchos piensan que se les ha transmitido una religión y no el proyecto cristiano basado en la vida, historia y misterio de Jesús de Nazaret. Entendiendo la religión como el conjunto de normas, ritos, formulaciones sobre la Fe en Dios y en su Hijo Jesucristo. Por lo cual deben aprender un camino de normas y ritos para salvarse. ¿Dónde queda el enamorarse de un encuentro personal?
“Cuando Jesús miró al joven rico, después de escuchar que había practicado lo mandado por la religión judía, lo miró con amor”. “Y luego lo invitó a vender, DAR a los pobres, venir a él y seguirlo”. ¿Seguirlo a qué? A encontrar un tesoro y saber valorar la riqueza en su justo lugar que no le impida vivir el REINO DE DIOS”. El joven se fue triste, pues tenía muchos bienes (Mc 10: 17-30). ¿Qué mismo es el cristianismo? ¿Un conjunto de normas éticas o religiosas? O ¿Un estilo de vida que configura tus ideales y sentimientos?
El silencio no ayuda a la reflexión cuando es menester decir una palabra desde la visión de aquel que configura la historia y la divide en un antes y en un después (AC – DC). Jesús enseñó una visión del mundo, de Dios y del ser humano que aún no ha emergido del barro de nuestra miseria ni de la miopía de nuestros horizontes. La clave está en saber no solo de qué hablamos, sino desde qué contexto y cómo hablamos, ideal, simbólica o realmente
Es claro que el cristianismo ni la propuesta de Jesús se reduce a una ética, pero sin ética no hay credibilidad existencial ni histórica de lo que confesamos o queremos vivir. La palabra ética tiene hoy en día muchas etiquetas. La pluralidad es buena, pero la multiplicidad no ha ayudado a la unidad diferenciada que conforme un horizonte común de humanidad y desarrollo.
Hoy se habla de ética cívica separada de lo religioso, como si lo divino y lo humano fuese confrontación en la propuesta de Jesús. Se habla de ética de máximos, los grandes valores e ideales que se han vuelto utopías, inalcanzables, por eso se prefiere la ética de mínimos. Los políticos separan su accionar de la ética. La política se encarga de intereses comunes. La ética de los individuales. ¿Qué sería la ética profesional o empresarial? Hay muchas versiones.
Hay estudiosos que nos dicen que la ética de occidente es una reflexión masculina pensada en el individuo, así tenemos la ética aristotélica de la virtud, la tomista de la edad media de la felicidad, la kantiana de la edad moderna del deber y la autonomía para aterrizar en el utilitarismo de los anglosajones-liberales. Se habla también de una ética del cuidado que respete y fomente el misterio de la vida, la perspectiva de género, la cooperación en una vida más efectiva, cotidiana, familiar.
Cuando el joven rico le pregunta a Jesús “¿qué debo hacer para obtener la vida eterna?”. (Mc 10: 17ss) Jesús le responde no desde los mandamientos que miran al cielo, a Dios, sino desde las relaciones que miran a los lados o abajo. “no robar, no matar, no mentir, no codiciar…”. El joven dijo: “todo eso ya lo he hecho desde mi adolescencia (Sí que era bueno este chico) En la mirada tierna y profunda de Jesús vio algo más que buscaba, ya que lo anterior no le llenaba el corazón, lo contentaba, pero faltaba algo más. El proyecto de Jesús de vender, dar, venir y seguirlo es un proyecto de grandes horizontes que solo se concreta desde la solidaridad desde abajo y desde adentro, no desde la ley ni la limosna, sino el saber darse. El verdadero ser solo se percibe dándose. La plenitud acogiendo el amor, pues “hay más alegría en el dar que en el recibir” (Hech 20: 35). La vida nos dice que recibimos mucho más que lo que damos, como en el amor de pareja, de amigos, entre otros.
La clave en el tema de los valores no está en sacrificarse, sino en relacionarse, mostrar la calidad de nuestro ser en saber mirar, ser reconocidos desde la incondicionalidad, como Jesús y en la reciprocidad, yo seré si tú eres tú mismo. El joven rico se fue triste, no miró a los ojos a Jesús. Querido Joven ¿te atreves a mirar a los ojos a Jesús? ¿dónde? En dónde él dijo que estaba: “estaba preso y me visitaste, desnudo y me vestiste, con hambre y me diste de comer” (Mt 25: 35ss).
Subvertir los valores de una sociedad llena de hipocresía, que dice amar y no ama, que anhela justicia aplastando al otro, que acumula riqueza a cualquier precio es el programa opuesto al de Jesús que invita a “Bajar al encuentro con Dios” en las miserias, sufrimientos y esperanza de los hombres y mujeres de hoy. El mediocre dice por qué yo, el audaz por qué yo no. La ética es necesaria, pero tu estilo es la marca de tu verdad.
POR:
P. Fabricio Alaña E, SJ
PARA PENSAR:
¿Por qué los jóvenes pueden rechazar la religión?
Por la falta de conectarlos con el proyecto de Jesús
¿Qué mismo es el Cristianismo?
El estilo de hombres y mujeres que llenan su corazón con el proyecto de Jesús
¿Qué papel juega la ética?
Como el criterio de verdad y coherencia existencial e histórica, nada más
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