“Disoñemos el futuro” es una frase del pedagogo y maestro Antonio Pérez Esclarín. La frase aparece en su libro Aportes para una educación de calidad. Es una construcción dual, entre DISEÑAR Y SOÑAR. La entiende como la capacidad de hacer posible lo imposible: “lo imposible de hoy será la realidad del mañana. Soñemos y hagamos del sueño un diseño, por ello, “disoñemos” el nuevo futuro, la nueva educación, la nueva escuela, la Nueva Venezuela, el nuevo mundo”.
Un educador ante todo es testigo de la esperanza, y citando a Paulo Freire nos dice claramente: ‘‘la educación ante todo es un compromiso militante en que es posible el cambio, los seres humanos podemos reinventar el mundo en una dirección ética y estética distinta a la marcha de hoy. Esperanza crítica y no ingenua que necesita del compromiso y sobretodo del testimonio coherente para hacerse historia concreta”. Palabras estas que lleva consigo alguien que está sufriendo la crisis social y política más dura en Latinoamérica de los últimos años. Nos invita a soñar, a trabajar en educación como la clave para forjar el futuro dando lo mejor a los niños y jóvenes.
En nuestro Ecuador de hoy, tan acostumbrados a la queja, al negativismo ante tantas décadas pérdidas, ante tanto recurso malgastado y desperdiciado, ante tanta vulnerabilidad que sufren los niños, los jóvenes debemos desaprender para aprender y entender que podemos soñar un futuro mejor si lo diseñamos. Lo preparamos midiendo las posibilidades reales que tenemos, potenciando las cualidades y recursos que se nos dieron. Nuestros sueños no son ingenuos, como lo sabe muy bien una pareja que desea casarse, no es cuestión solo de ilusión; sin ilusión no puedes dar el primero paso, pero de ilusiones no se vive, se requiere conocimiento, planificación, cuidado y saber invertir lo mejor de cada uno: su tiempo, sus cualidades y sus recursos; así nace la familia, así construyen proyectos. Cuanto más un educador. El Ecuador de hoy será el verdadero artífice de la nueva sociedad, de la nueva escuela.
Lo que ha pasado con el INEVAL (el Instituto Nacional de Evaluación), que tiene todo el derecho y es necesario evaluar la educación, no el mero conocimiento de los chicos, al reconocer sus errores en el proceso, al saber que no tenían todas las seguridades de su sistema, y este fue hackeado y no pararon la prueba, sino que la dejaron dar, cometieron el peor de los errores: “sancionar” aleatoriamente a más de 4000 jóvenes que les había tocado esa prueba y reprogramar a un nuevo examen sin mostrar las evidencias. Este hecho se ha convertido en la mejor posibilidad para que todos los actores del proceso de enseñanza y aprendizaje de un país se sienten a repensar la educación y las bases de un nuevo DISEÑO NO TANTO DE UNA EVALUACIÓN, sino del sistema educativo que debe clarificar el perfil del bachiller que queremos para el nuevo Ecuador.
Pérez Esclarín en su “DISOÑEMOS” la educación nos invita a:
- Pasar del profesor al educador, alguien que no solo da clases, sino alguien que enseña a vivir.
- Pasar del aprendizaje de la cultura a la cultura del aprendizaje, quiere decir para evaluar la educación no es suficiente lo cuantitativo, cuánto sacaron, sino para qué sirve, la calidad se la mide en su implicación con la vida, con la humanidad.
- Pasar del individuo al equipo, el verdadero educador hoy es el que sabe trabajar interdisciplinariamente, en donde su asignatura no solo responde a su área sino que se conecta con las otras áreas, con la vida, y convierte al centro en una comunidad de aprendizaje, clave de una calidad educativa.
El cardenal Suenes, nos cita Pérez Esclarín, “declaraba felices a los que tienen la audacia de soñar y están dispuestos a pagar el precio necesario para que su sueño tome cuerpo en la Historia”. DISOÑEMOS, diseñando clases, proyectos innovadores y soñando el país que queremos, mientras caminamos.
Por
Fabricio Alaña E.
Reflexionemos:
¿Cómo construir un futuro mejor?
DISOÑANDO, es decir, creando diseños innovadores y soñando el futuro.
¿Por qué soñar?
No solo que es un derecho, sino que es la condición para educar y vivir mejor.
¿Qué podemos disoñar?
Del profesor al Educador, del aprendizaje de la cultura a la cultura del aprendizaje, y del individualismo al trabajo en equipo.