Hablar de Testamento, provoca muchas emociones, da temor en los que tienen muchos bienes, es pensar en la muerte, caer en la cuenta que lo que tengo, lo que acumulé y no me lo llevaré, la muerte me despoja de todo. A lo mucho, si soy muy religioso y tengo algo de conocimientos generales, me huele a Biblia, algo así como Antiguo y Nuevo Testamento… ¿Qué hemos hechos los religiosos con ese legado?
Hoy la frase completa es Mi Testamento Vital la entendemos como el proyecto de vida que deseo comunicar, para dejar un poquito mejor este mundo, de lo que lo encontré. La presente reflexión la tomo del libro del padre José Laguna, “el arte de elegir”, y nos invita siguiendo a San Ignacio de Loyola a repensar una meditación que Ignacio pone en su libro de Ejercicios Espirituales, que se llama el Principio y Fundamento, por lo tanto El Testamento Vital que debo hacer es siempre dejar la huella de mis convicciones en lo que hago, y eso solo lo puedo hacer si tengo un proyecto de vida o tengo siempre mi fin en la mente, la finalidad de mi vida, mi vida tiene sentido. Sé por qué y para qué vivo. Por esto, respiremos y leamos:
Si alguna vez hemos visto el juego de Peter Pan, recordaremos cómo el jefe de los piratas estaba siempre haciendo su último discurso de despedida, por temor en que le llegara la hora de la muerte, no tuviera tiempo de darlo a conocer. Así me sucede a mí, y aun cuando no me estoy muriendo en este momento, eso tendrá que suceder uno de esos días y deseo decirles unas palabras de despedida, decía Baden Pawell, uno de los líderes de los Scouts:
“He tenido una vida muy dichosa y deseo que todos tengan una vida muy dichosa. Yo creo que Dios nos ha puesto en este mundo encantador para que seamos felices y gocemos de la vida. Pero la felicidad no proviene de la riqueza ni de tener éxito en la carrera profesional, ni de darse un gusto personal. Un paso hacia la felicidad es ser uno mismo sano y fuerte para ser útil. El estudio de la naturaleza enseñará cómo Dios ha llenado de cosas bellas y maravillosas este mundo. Por ello, hay que estar satisfecho con lo que nos ha tocado y sacar a esa realidad el mejor partido. Ver siempre el lado bueno de las cosas y no el malo.
Pero, tener claro que la verdadera manera de conseguir la felicidad, es haciendo felices a los demás. Tratar de dejar este mundo en mejores condiciones de lo que lo encontramos, de esa manera cuando llegue la hora de morir, podré hacerlo feliz, no he perdido mi tiempo e hice cuanto bien pude. Estar “siempre listos”, para vivir felices y morir dichosos, ser fiel a tu promesa, aun cuando hayamos dejado de ser jóvenes, Que Dios nos ayude a hacerlo así, siempre”.
El texto habla por sí solo, no necesito decir más. Atrévete a hacer un testamento vital que sea un legado para otros y aplaudamos nuestra convicción y coherencia, intentarlo es el primer paso.
Por:
Fabricio Alaña. Sj
Para Realizar y Reflexionar.
1.- Tome un papel y pluma y escriba un testamento vital. Los valores que quieres vivir y la herencia que deseas dejar. Tu gran aporte.
2.- Haz un texto solo para ti.