Se dice que la juventud actual es apática a la política, a las necesidades sociales, indiferentes a los problemas ecológicos y que la tecnología los ha ensimismado más y encerrado en su ego cada vez más inflado, que en las primeras vicisitudes amorosas o laborales se desinflan por falta de inteligencia espiritual y competencias específicas. ¿Verdad o mentira? ¿Ideal o realidad?
¿Qué es la verdad? Es la gran pregunta de la filosofía que ha variado en el tiempo, según personas y contextos a respuestas muy objetivas, subjetivas, pragmáticas, utilitaristas, románticas, o siguiendo al famoso Enmanuel Kant, trascendentales, aquellas que en la libertad del individuo lo llevan más allá de sí y marcan la diferencia, no se puede captar en su totalidad y es perceptible en su fenómeno, lo que aparece y le hace ser más de lo que puede hacer si respeta al otro como un fin en sí y no un medio. Por lo tanto la verdad es lo que nos trasciende y se refleja en su ética, estética de la vida y no solo en una teoría del conocimiento.
La verdad de la juventud actual para mí es trascendente, sorprendente. Los admiro, aprendo de ellos y deseo que sigan adelante. Se podrán equivocar y deben hacerlo, eso los hará aprender más, querer levantarse a cambiar el mundo y ser más humanos, humildes. Hoy más que nunca para estas elecciones de marzo del 2019, en mi país Ecuador, se han presentado una variedad de jóvenes para los distintos cargos seccionales: alcaldías, concejales, prefecturas, entre otros.
La batalla de estos jóvenes candidatos no ha estado en la confrontación, en entrega de regalos, ni meros afiches o pinturas, sino en las redes sociales. Sus discursos emotivos, sensibles, despiertos a las necesidades juveniles. Habrá los ingenuos, los falto de madurez, pero el que se hayan atrevido a expresar desde lo que son, sienten su pensamiento, nos muestran una alternativa que no ha estado en el insulto, difamación, a mí me llena de esperanza. Otra Política sí es posible. Puedo equivocarme, no soy cientista social ni político, pero escribo desde la mirada religiosa, tratando de ver a los jóvenes como los veía Jesús y decirles “una cosa te falta…” a lo mejor a mis amigos les falte mucho, pero una cosa han dado: alegría, belleza y diferencia. Éxitos a todos.
Un joven, de mi colegio donde he trabajado ocho años, me sorprendió con unas palabras que hoy transmito no para que se hable de mí sino para que se hable de lo que un joven agradecido ve cuando se les da amor en la educación:
“Soy Emilio, secretario del Consejo estudiantil, hoy queremos entregarle una placa al padre Fabricio de agradecimiento por innovar constantemente en el colegio, en la ciudad y el país, abriéndonos un panorama mayor, permitiéndonos ver más allá. Lo cual lo evidenciamos con la serie de propuestas innovadoras que hicimos este año en el colegio los del Consejo Estudiantil gracias al acompañamiento del padre. Marcamos nuevas tradiciones de celebrar las fiestas, de inaugurar las olimpiadas, de traer conferencistas, de hacer solidaridad incluso fuimos a Río Chico a entregar juguetes. Todo gracias a la apertura del padre a las nuevas ideas de los jóvenes.
En nombre de los alumnos de nuestra promoción queremos agradecerle además porque nos defendió del INEVAL cuando nos reprogramaron el examen injustamente, no nos dejó solos, nos puso abogados y ganamos y se respetó nuestra nota anterior, no solo de los chicos del colegio reprogramados, sino de toda la costa. Hoy ya estamos en la universidad. Gracias Padre”.
Gracias Jóvenes.
Por:
Fabricio Alaña Sj.
Reflexionemos:
¿Qué puede hacer un joven?
Muchas cosas cuando encuentra sentido
¿Qué es la verdad?
La búsqueda de la trascendencia
¿Cómo cambiar la política?
Con ética, estética y verdad