José es un joven normal con cualidades extraordinarias. Su mayor cualidad es usar la imaginación para que su corazón se conecte con su cerebro y sus sueños se hagan realidad.
En el colegio donde yo era rector lo tuve por seis años, se comportó como uno de tantos, como cualquier joven que le gusta ser inquieto, jugar fútbol, tener amigos, cuidar a sus amigos, fue en los dos últimos años del colegio que se planteó ser diferente.
José es manaba (gentilicio usado para la población de la provincia de Manabí), y como buen manaba es aguerrido, soñador, amiguero, hospitalario y sobre todo sensible a los valores. Tiene sus defectos, como cualquiera, pero los supo encauzar en pro de sus ideales. Se planteó ser el presidente del Consejo Estudiantil y se puso a trabajar buscando compañeros que creen equipo, armen propuestas y las cumpla.
A este grupo como a otros de otros años, se les puso una gran condición, sin la cual no podían participar: NO SER POLITIQUEROS, o lo que es lo mismo, NO HACER POLÍTICA BARATA, deben pensar en el BIEN COMÚN y en propuestas juveniles, para que jóvenes ayuden a jóvenes. Nada de regalar gorras, camisetas, plumas, prometer canchas, etc. No, eso no es labor de un Consejo Estudiantil, sino prepararse para entender y practicar lo que es la verdadera democracia y el ejercicio en libertad a través de argumentos y propuestas reales que puedan cumplir ellos y no sus padres, sepan convencer al público, así se preparan a crear una mejor sociedad que la que hoy nos dejan y muestran los políticos de turnos, corruptos y sabidos sean del bando que sean, estén o no en el poder.
No logramos los hombres y mujeres católicos hacer realidad el sueño de Dios que los hombres y mujeres se organicen en función de un bien mayor, en donde nadie quede excluido, en especial los pobres, los huérfanos, las viudas, los migrantes, los que sufren. A eso se llama vivir el proyecto del Reino de Dios, una sociedad de hermanos y no de amos y esclavos.
José quedó presidente, armó su programa en función de los criterios que se les dijo. Y logró desarrollarlas sin afectar sus estudios. Armaron 21 propuestas, fue la mayor promesa electoral en obras y actividades que hicieron los chicos del Consejo Estudiantil en años: trajeron grandes conferencistas para iluminar el camino profesional de los chicos, para hablar de las drogas y problemas juveniles, premiaron y contagiaron a los más pequeños para que participen en sus propuestas, ampliaron zonas deportivas, organizaron juegos y ventas para recaudar fondos para sus obras sociales. Chicos brillantes, unidos, un ejemplo para todos.
Pero, la vida es dura y compleja, ese año les tocó enfrentarse a la muerte y no estaban preparados, eran muy jóvenes, ni su medio social ni el colegio los había preparado. Es la gran asignatura pendiente que tenemos. Un compañero, un líder del grupo, de los más queridos, buen alumno, se suicidó. No entendieron qué pasó ni por qué y cómo nadie se dio cuenta del enorme sufrimiento interno y soledad que vivía Angelo. Fue uno de los años más duro de mi vida sacerdotal, educativa. Eso pasó la noche anterior, al día siguiente todo el colegio era una tumba, un silencio aterrador ni los más pequeñitos hacían bulla para acompañar el dolor de los más grandes. Les pedí a los papás que los dejen en casa libre. Nadie hizo caso, “no padre usted debe acompañarlos”. ¿Qué es acompañar en el dolor y fomentar la esperanza, pues la vida continúa? Me los llevé a una casa de retiro, se desahogaron, lloraron y terminaron recordando todas las anécdotas y locuras de Angelo, luego comimos pizza.
¿La crisis estaba superada? Por ese día, nada más, al día siguiente era el entierro, todos volvieron a alterarse, nadie quería comulgar. Los cogí aparte y con “santísimo en mano”, les pegué una repelada: ¿creen que así solucionan los problemas? ¿dónde está su fe en el Dios de la vida en Jesús que murió por nosotros? Si quieren a su amigo ofrezcan lo mejor. El papel de José fue clave para animar a sus compañeros. Y volvió la calma, después del funeral se fueron a terminar un campeonato colegial de fútbol y ganaron en honor al amigo muerto. Allí se vio la pasta del líder en el gozo y en el dolor que manifestó José, y otros también.
José y todos se graduaron ese año. José cumplió su promesa de irse a USA a estudiar, y quedó presidente estudiantil de una universidad en Miami-Florida. Pertenece a un movimiento mundial de jóvenes por la democracia, fue invitado a dar una charla en la Asamblea de la OEA, y después de aprobar el College con honores desea estudiar en Washington política como ciencia. Hasta ahora todo lo que se ha propuesta lo ha conseguido. Tu puedes José Portés, adelante, cuídate y sé feliz.
Cierto día me llamó y me contaba las dificultades ante sus nuevas metas y qué meta que valga la pena no las tienes. Tú tienes “alma de acero” lo demostraste ayudando a tus hermanos manabitas en el terremoto del 2016, ayudaron a hacer un aula en Bahía, tu puedes, no te desanimes y adelante en la vida. ¡Qué gusto es haber sido tu rector!
Por:
Fabricio Alaña E.
Reflexionemos:
¿De qué es capaz un joven?
De todo lo que se propone con pasión y verdad.
¿Cómo un joven puede descubrir sus valores?
Uniéndose con buenos amigos y haciendo propuestas
¿Vale la pena participar en política?
Claro que sí, necesitamos salir de esa politiquería corrupta y buscar el bien mayor.