La vida es un don, una tarea, un proyecto, un regalo, una misión. Son muchas cosas que pueden describir lo que es la vida. Para un joven, para quienes de manera especial son dedicadas estas líneas la vida es una aventura, hay que caminar, crecer. Pero hay que saber recorrerla con sabor y sentido, hay que tener claridad en las cosas esenciales, en saber en qué consiste el vivir bien.
Para madre Teresa de Calcuta, los ideales de la civilización contemporánea son “muertos que caminan”. La gente vive sin saber para qué, o el para qué consiste en una simple consecución de cosas, en tener, tener más. La sociedad es como un baile de máscaras: sonrientes por fuera, desesperados por dentro. La vida de algunos de tus compañeros se parece a ésta descripción.
Durante la semana se fatigan esperando la noche del sábado. O esperan terminar la jornada escolar para no saber qué hacer y vagar, caminar, conversar, jugar, sin tener un horizonte. Después de una noche de aturdimiento, al amanecer domingo se desploman como sacos vacíos sobre lechos de muerte. ¿En esto consiste la vida? (Livio Fanzaga, 2000, p. 17).
Lo cierto es que la gran tarea de un padre o madre de familia, de un educador, de un sacerdote o de alguien que ejerza cargo de responsabilidad en la sociedad debe dar ejemplo de haber comprendido qué es la vida y para qué estamos en este mundo. Esta es la primera gran pregunta que la existencia nos hace, luego vienen las que nosotros le hacemos a la existencia, pero estas son mis preguntas, que reflejan mis inquietudes, mis deseos, mis necesidades. Si no tenemos claro esto por favor cambiemos de profesión, de oficio. Es una gran irresponsabilidad no tener un norte y haber encontrado las pistas y pautas que me han hecho llegar hasta donde estoy y ser lo que soy y no contagiar la alegría de vivir, haber encontrado sentido a la existencia y no sucumbir en esa civilización de muerte o en esa sociedad de caretas falsas o “lightsificadas” (vocablo que me invento para señalar la vida superficial, sin contenido que viven muchas personas).
¿Cómo descubrir el sentido de la vida?
El primer grupo que revela y contagia el sentido de la vida es la FAMILIA, allí se viven los valores, allí se cocina con los mejores ingredientes la sopa de la vida que dará los nutrientes para crecer, gozar, amar, luchar y encontrar por qué seguir viviendo, por qué crear otra familia, para qué estudiar, prepararse y dejar un mundo mejor. Si hoy se habla tanto de crisis de valores, de falta de sentido a la vida, la primera reflexión es ¿qué pasa con las familias? ¿Qué tipo de familia quieres construir tú querido joven? Si tu familia no es perfecta, es porque NO LAS HAY. Lo que hay que pedir es familias auténticas donde no se viva con caretas ni caminen como muertos, donde se respete lo que son, donde se crea en la libertad, donde se fomente la confianza en cada uno y sus posibilidades.
El segundo gran grupo que puede ayudar a encontrar sentido a la vida y respuestas a las preguntas existenciales es la sociedad. Aquí nos perdemos, pero dentro de este grupo están en primera instancia los educadores, si un chico o chica encuentra un profesor amargado, triste por los problemas de la vida, eso es lo que enseñará a sus alumnos, sobre todo el día que esté dando clases de filosofía y hablando de la felicidad (eudaimonia) en Aristóteles o si da clases de Religión de las Bienaventuranzas de Jesús. Pero si un chico se encuentra con un maestro auténticamente feliz, ese es el mejor regalo que puede dar a sus alumnos y a su familia. Duele constatar que la gran mayoría de maestros con que me he entrevistado no desean que sus hijos sean maestros porque ganan poco, si bien eso es verdad y hay que luchar porque no sea, eso significa que la realidad aplasta a la vida y no es fácil encontrar el sentido, que no son felices en su profesión.
Dentro de la sociedad hay un grupo que tiene el peligro de imponerse por su atractivo a los jóvenes, y es el de los que se les llaman LOS EXITOSOS. Donde éxito es sinónimo de poder, fama, de riqueza, de aparecer en las pantallas, de tener mujeres si es hombre y hombres si es mujer. Muy pocos ven el éxito del ser humano al estilo de Jesús de Nazaret amar sin esperar recompensa, dar sin medida, entregarse hasta la muerte.
Del ambiente en que vivo se forjará mi manera de comprender la vida, pero si no soy crítico con mi ambiente y no lo sé trascender me ahogaré absolutizando unos valores que son relativos y dejando lo esencial para después, lo cual lo descubriré tarde o no lo haré. ¡Joven estás a tiempo, o vives como piensas o piensas como vives!
Por
Fabricio Alaña E.
Reflexionemos:
¿Cuáles son las preguntas que debo hacer para vivir bien?
Las existenciales, las que me ayudan a vivir con sentido
¿Qué es la vida?
Te comparto mi experiencia, tú debes reflexionar la tuya: La vida es una aventura
¿Cómo descubrir sentido a la vida?
Mediante la observación, reflexión de lo que ves y vives y descubriendo el gusto de lo que haces.