El presente artículo solo quiere dejar registrado unas cuantas reflexiones de varios encuentros con educadores para profundizar sobre nuestra misión de educar a la niñez y juventud para que sean hombres y mujeres que saben para qué están en el mundo y cómo vivir bien y en plenitud. En pleno mes de la Merced, La Virgen como mujer, madre y creyente es educadora ante todo, su misión no fue solo dar a luz a su Hijo Jesús y cuidarlo, sino engendrar en la fe, esperanza y amor a todos los creyentes para que sean tan humanos, tan humanos como su Hijo Jesús, quien solo hizo el bien y hablar de su Padre Dios. María ante todo nos enseña la sabiduría de la vida. Eso es educar.
Las charlas que daba a educadores comenzaban con un texto: “gracias a usted Maestro, cuando en sus clases me enseñaba a leer textos de grandes autores, tanto clásicos como modernos, me ayudaba a pensar en los valores de la vida. Cuando me esforzaba a hacer cosas útiles para embellecer la ciudad, la escuela me transmitía el valor de saber para qué hacer las cosas y no quedarme en teoría, pero ante todo me enseñó a ser libre y amar la libertad, la justicia y la verdad. Hoy gracias a usted soy lo que soy y ayudé a nuestros pueblos a conseguir la libertad”.
La dinámica consistía en saber quién escribía a quién, y de más de 200 educadores que recibieron las charlas nadie acertó. No se conocía las palabras que EL LIEBERTADOR SIMÓN BOLIVAR le escribía muchos años después a su maestro de juventud: Simón Rodríguez, uno de los grandes patrocinadores de la escuela nueva y de las metodologías interactivas. Pero, ante todo del sentido de la educación. Rodríguez le enseñó a Simón Bolívar que si no estudia para transformar la realidad no vale la pena estudiar, si no se aplica el saber para mejorar las condiciones de vida de un pueblo, es un saber inútil y burgués. Educar ante todo es saber qué hacer con lo aprendido. La relación alumno – profesor no es una relación vendedor – cliente, es un reflexionar juntos sobre el sentido de la vida y el saber que el conocimiento no nos haga tontos o vanidosos.
Hoy que los jóvenes tienen tanta información a su alcance que no nos caigan como profecía las palabras del poeta Elliot: “dónde está la vida que perdimos con el conocimiento. Dónde está la sabiduría que perdimos con la vida. Y dónde está el conocimiento que perdimos con la información”.
Un ejercicio que tenían que hacer los profesores al leer el texto citado, era analizar qué imagen de maestro reflejaba Rodríguez cuando daba clases a Bolívar y los demás alumnos. Allí decían cosas bellas: un maestro seguro, que estaba al día de corrientes pedagógicas modernas, que era convencido de lo que enseñaba, que sacaba lo mejor de sus alumnos, que les contagiaba los valores de la vida. Un maestro con gran imagen de sí mismo, positivo y optimista. En función de eso debían hacer su propio relato, contestando tres preguntas: Educador: ¿quién eres?, ¿qué imagen tienes de ti mismo y qué dificulta tener esa imagen?, ¿cómo te gustarían que te vean los demás?
La primera pregunta fue bien contestada: todos los educadores tenemos claro la misión que llevamos en manos, y somos educadores todos los que formamos la comunidad escolar. Educar más que transmitir conocimientos es enseñar para la vida. La segunda pregunta qué imagen tenemos, fue bien contestada: somos luz, somos sol, somos antorchas de los niños y jóvenes que vemos todos los días. Pero la segunda parte de esta pregunta: qué dificulta una verdadera imagen no quiso ser contestada: ¿qué pasó? Todos tenemos desconfianza en compartir nuestros sentimientos, creemos que usar el cerebro ya es un desafío y basta con reflexionar bien y no bajar al mundo de los sentimientos y emociones que dan coherencia a lo que somos. No somos comunidad de educadores, sino simples compañeros de trabajo. La tercera pregunta todos queremos ser la maravilla que necesitan nuestros chicos y sociedad y la mejor forma era explicitando los sentimientos: que nos vean alegres, optimista, trabajadores.
Los grandes desafíos hoy de la educación, descontento ante los logros de los chicos, desánimo ante una gran tarea, la digitalización de la sociedad que exige el uso de la tecnología para educar, pero más que eso de entender la nueva lógica de la juventud y su pensamiento complejo y la crisis axiológica (de valores) que hay no solo entre los educadores y alumnos, sino la sociedad en general, solo pueden ser enfrentado con VOLUNTAD (Deseos, ganas, anhelos) de enseñar y aprender y con las COMPETENCIAS ADECUADAS para ello, no solo el conocimiento sino la filosofía de vida el entender el para qué de las cosas y de la vida.
La relación identidad (saber quién soy) solo se equilibra con la comprensión de la misión (para qué hago lo que hago). ¿Educador, sabes quién eres?
Por
Fabricio Alaña E
Reflexionemos:
¿Quién es un educador hoy?
Todo adulto que vive en una comunidad debe ayudar a crecer a los jóvenes
¿Por qué tenemos dificultad de compartir los sentimientos?
Porque no pasamos del ser compañeros de trabajo a ser hermanos
¿Cómo superar los grandes desafíos de la educación hoy?
Con Voluntad de enseñar y aprender y con Las Competencias adecuadas