Segundo domingo de Adviento.
Cuando un joven piensa en Dios ¿tiene claro que es el Padre, el amigo y el ser que más se preocupa por su bienestar? O ¿se queda con los conceptos enseñados en el catecismo, es el Creador, el Todopoderoso y está en los cielos? ¡Qué importante es reflexionar sobre nuestra experiencia de Dios!
¿Quiénes son los principales transmisores/testigos de la fe a los jóvenes?: sus padres, su círculo más cercano. No los curas, no las Iglesias, no los docentes creyentes. Estos serán necesarios, pero no lo suficientemente importantes como los padres.
¿Qué anhela un joven hoy en una cultura tan plural, tan diversa, tan espontánea y a veces superficial o efímera? es difícil clasificar, como ejercicio intelectual sirve para aclarar y ponernos a pensar.
Hay Jóvenes muy superficiales, producto de una pésima formación del hogar. Motivos son muchos, pero lo cierto es que la relación con Dios en muchos hogares no se la vive, la vive solo la madre o se testimonia mal, y cuando a los hijos se los cría sin ponerles retos sin pedirles esfuerzos, tratando de darle y consentirlo en todo, tenemos los monstruos del futuro difícil de educar el carácter en un centro educativo. Hay los jóvenes que les ha tocado una realidad dura, todo lo contrario del anterior. La fe de muchos padres les da algo de fuerza para seguir esperando que se haga justicia a la realidad, que surja la bondad en la sociedad. Pero estos jóvenes carentes de mucho son presas fáciles de la delincuencia, la droga, la pornografía o las mafias organizadas que los usan y explotan.
Dios es solo una idea o es el ser del más allá. Hay los jóvenes que buscan, que pelean que entienden que la fe es un don y una tarea, han tenido buenos padres, buenos profesores, buenos amigos y un buen vecindario que se cuida, que se ayuda en su fe y en su vida. Dios es ante todo comunidad, por algo es Trinidad, comunidad de amor.
En ese sentido la etapa juvenil, dependiendo de su contexto, nos puede evidenciar que los deseos de los jóvenes no es solo conseguir la libertad a cualquier precio, entendida más como independencia. Que la compañía de los amigos es necesaria, pero no son el único punto de referencia. Que la mujer puede ser una compañera, no un mero símbolo sexual o un despertar hormonal. ¿Qué quieren o desean los jóvenes? Si tienen padres reflexivos y educadores oportunos de acompañar cuando deben hacerlo, muchos jóvenes revelarán sus valores, sus primeros deseos no será el libertinaje, el grupo de amigos, fiestas o deportes, tienen que ver con conseguir la alegría verdadera, la superación del miedo que produce la soledad y la violencia institucionalizada, y la posibilidad que todo sueño que contenga justicia, bondad y belleza se puede conseguir.
Las primeras palabras de Dios, entonces, pueden coincidir con los deseos de los jóvenes. El evangelio de Lucas nos lo testimonia claramente: ALÉGRATE – NO TENGAS MIEDO Y MIRA QUE PARA DIOS TODO ES POSIBLE (Lc 1: 26-28). Son las palabras iniciales del evangelio dirigida a una joven mujer, campesina y comprometida con su novio José: Dios la sorprende y le pide una misión más grande, los jóvenes han nacido para cosas grandes y Dios desea darnos alegría, superar nuestros miedos e invitarnos a la audacia de lo imposible.
Por
Fabricio Alaña E.
Reflexionemos:
¿Cuántos Jóvenes hay?
Los AUDACES, LOS MIEDOSOS Y LOS INCAPACES, no es justo pero cierto, depende de quién los eduque.
¿Quién es Dios para los Jóvenes?
El Padre Bueno o el Fantasma del padrastro malo o indiferente. El amigo cercano o el padre/madre ausente
¿Cuáles son los deseos de Dios para los Jóvenes?
Que sean felices, superen los miedos y sean audaces.